Editorial

BENJAMÍN BALLESTER RIESCO

En la editorial anterior del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino (volumen 26, número dos, año 2021) José Berenguer se despidió del cargo de Editor Jefe, el que ejerció durante 35 años, desde la fundación de la revista el año 1985. Al final de la presentación, Berenguer tuvo la gentileza de introducirme como el nuevo Editor del Boletín, labor que desempeño desde enero de 2022 con un Equipo Editorial extraordinario, integrado por Marcelo Alarcón (Editor 1), Alessandra Caputo (Editora 2), Alexander San Francisco (Editor 2), Víctor Jaque (Editor Gráfico) e Isabel Spoerer (Editora de Estilo). Además, contamos con la colaboración externa de Joan Donaghey y Martha Seelenberger en las traducciones al inglés, y de José Alarcón en la marcación de DOI y SciELO. Es verdaderamente un honor poder trabajar en una revista con el alcance internacional, la calidad de contenido, el prestigio académico y el equipo humano como el del Boletín.

Los logros obtenidos por la revista en sus décadas de vida son extensos y la editorial de Berenguer es elocuente al respecto. Pensar en desafíos futuros es, en consecuencia, un tanto difícil, considerando su historia y la actual posición que ocupa en el campo de estudio del arte precolombino. Como Equipo Editorial nos hemos propuesto, sin embargo, varios proyectos relativos a la revista que esperamos poder concretar en el corto y mediano plazo. Proyectos surgidos de una retrospectiva a la trayectoria del Boletín y de una evaluación de su presente en relación con otras publicaciones de este mismo ámbito disciplinario. Uno de los desafíos más importantes es consolidar la senda del arte precolombino como eje principal de los artículos que divulgamos, con la intención de poner el arte –en tanto manifestación simbólica, materialización social, expresión cultural y testimonio histórico de la humanidad– en el centro del debate, sea cual sea la disciplina en cuestión. La tentativa es enfocar la atención en el arte para todo lo que se publique en la revista, con el fin de encauzarnos más que diversificarnos, concentrarnos más que ampliarnos.

Esta senda temática nos exige evitar, en la medida de lo posible, las fugas hacia otros campos ajenos al arte propiamente tal, en aras de consolidar la identidad que hace único y distintivo al Boletín en el escenario académico nacional e internacional. Proteger y potenciar esta línea de expresión propia es nuestro principal capital en la espesa jungla de revistas que hoy colma el ambiente del conocimiento científico y humanista, lo que sin duda alguna nos convierte en un atractivo destino de publicación entre quienes se especializan, trabajan o se interesan en este particular campo del saber. La idea es que el Boletín devenga, aún con más fuerza que en la actualidad, en un referente mundial en la discusión sobre el arte precolombino y sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, no solo en Chile y el Cono Sur, sino también en el resto del planeta y entre distintas disciplinas afines a las humanidades, la cultura visual y las ciencias sociales. Es un proyecto ambicioso, no cabe duda, pues, por un lado, precisa un diálogo transdisciplinario que haga convivir conceptos, metodologías y herramientas de diversas disciplinas y escuelas de pensamiento, y por otro, nos exige ser capaces de seleccionar muy bien los textos que se editan y publican, en función de la línea temática que buscamos resguardar, privilegiando la calidad, la pertinencia y la vanguardia, ante la cantidad.

Otro de los aspectos que esperamos fomentar es la internacionalización de la revista, dado que hasta ahora, si bien constituye un espacio en el que colaboran personas de varios países, lo cierto es que se restringe principalmente al Cono Sur americano, en específico a Chile y Argentina. Nuestro proyecto pretende convocar a especialistas del resto del continente y de otras latitudes, para enriquecer así su labor, equilibrando la balanza territorial hacia otros pueblos, expresiones y culturas. Se trata de una apertura fundamental si queremos exponer el arte precolombino del continente sin considerar las fronteras que en la actualidad lo dividen, como lo fue el arte panamericano que sirvió de estímulo y guía a Sergio Larrain García-Moreno para fundar, hace cuatro décadas, el Museo Chileno de Arte Precolombino. Un proyecto de expansión así, implica tomar ciertas decisiones editoriales, entre estas, hacer crecer y diversificar nuestros Comité y Consejo Editoriales, tanto en la cantidad de personas que los componen como en su procedencia, raíces, escuelas y disciplinas que representan. También exige seguir abriéndonos a recibir contribuciones escritas íntegramente en otros idiomas, comenzando con el inglés, seguido en el corto y mediano plazo por otras lenguas. Todos estos esfuerzos tienen como finalidad última expandir la escena y la red en la que se desenvuelve el Boletín.

Lograr este propósito es para nosotros prioritario y requiere potenciar y formalizar el Acceso Abierto de la revista. En esta línea, y tras un arduo trabajo, hemos logrado ingresar desde este año al Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino en el DOAJ (Directory of Open Access Journals), el directorio de revistas de acceso abierto más importante del mundo. Nuestro objetivo es que el Boletín devenga, aún con más fuerza y protagonismo, en un aparato y en un capital público del conocimiento sobre el arte precolombino, abierto a quien lo desee, sin límites ni fronteras, pero también, y casi tan importante como lo anterior, sin fines de lucro ni intereses políticos cruzados, que perturben su compromiso con los pueblos, los procesos actuales, las identidades y la historia del mundo americano.

La mayor parte de estos proyectos no se han materializado de manera íntegra al publicar el presente número. Se trata de un volumen de transición, incluso podría decirse que de herencia o legado, pues la mayor parte de los artículos que contiene llegaron e ingresaron al proceso de publicación en el anterior ciclo editorial, presidido aún por José Berenguer. Por eso, aunque haya renunciado hace algunos meses, este número sigue teniendo su impronta y es resultado del enorme trabajo que realizó por décadas y hasta el último minuto en que ocupó el cargo en la revista. De ahí, nuestro más sincero reconocimiento a su labor y esfuerzo, del cual somos herederos. Esperamos que, con otros aires y desafíos en mente, con proyectos vivos y calientes, sepamos guiar las transformaciones futuras de la revista en el marco de los nuevos tiempos que vivimos, los que, poca duda cabe, se mueven al ritmo de otras utopías y se estremecen sedientos de nuevas miradas.

Sin más preámbulos, dejamos a ustedes ocho artículos que hemos preparado para dar cuerpo a este primer número del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino del año 2022. Todos tienen en común el arte en tanto campo disciplinar, aunque cada cual lo aborda desde su propio estilo, tradición autoral y escuela de investigación. Algunos, como el de Vivian Scheinsohn y colaboradores/as, tienen una aproximación más bien metodológica. Otros se caracterizan por ser analíticos y descriptivos en torno a sus respectivos objetos de estudio, tal como ocurre en los textos de Salvador Arano y colabroradores/as, de Liliana Manzi y su equipo o el de Flavia Ottalagano y Daniel Loponte. Ciertos textos se distinguen por su acercamiento al campo del arte a través de la conjugación de distintas materialidades o expresiones. Es el caso de las contribuciones de Ángelo Alé y sus colegas, así como la del grupo liderado por Gisela Sario. Finalmente, presentamos también un par de publicaciones de carácter más interpretativo, como el que suscriben María Victoria Isasmendi y Sara López, o el escrito íntegramente en inglés por Zoltán Paulinyi. En conjunto, se trata de textos que, en su gran mayoría, refieren a realidades y casos de estudio de Argentina, además de algunos exponentes de Bolivia, Chile y México. El arte rupestre es protagonista, aunque destacan igualmente manifestaciones en cerámica, murales, metales y arquitectura.

Nuestro más sincero reconocimiento a las autoras y a los autores del presente número por su trabajo, confianza, tiempo y paciencia. También a aquellos y aquellas que por distintas razones no pudieron avanzar en el proceso editorial de la revista, a quienes instamos a continuar trabajando en sus propuestas, pues el Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, que nos pertenece a todos y todas, seguirá disponible para recibir nuevas versiones de sus textos en el futuro, con el objetivo de contribuir en el debate transdisciplinario sobre el arte precolombino en su larga duración y en toda la extensión del continente americano, considerando sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, entre tantas otras facetas de un campo fascinante y difícil de encasillar.