Un signo silábico y el nombre del gobernante teotihuacano Búho-Lanzadardos en las inscripciones mayas

A Syllabic Sign and the Name of Teotihuacan Ruler Spearthrower-Owl in Maya Writing

Resumen

El análisis de los contextos de uso y sustitución de la escritura maya permite identificar el valor de lectura de un signo maya como la sílaba tz’o. Esta propuesta proporciona la transliteración del signo “mano con lanzadardos” como JATZ’OM. Además, nos facilita leer el nombre del séptimo gobernante de Yaxchilán como Jatz’oɂjoɂl, ‘El-Partecráneos’, y el nombre del gobernante de Teotihuacán, conocido entre los epigrafistas por su apodo Búho-Lanzadardos, como Jatz’oɂm-Kuuj, ‘El-Búho-Atacará’. Esta última interpretación implica, primero, que los mayas de la época Clásica traducían algunos nombres extranjeros a su lengua en vez de adaptarlos fonéticamente y, segundo, que incorporaban los signos de la escritura teotihuacana en sus textos como xenogramas. No obstante, se observan ciertos rasgos sintácticos de otra lengua en los nombres teotihuacanos traducidos, mientras que ocho deletreos silábicos registran fonéticamente fragmentos de la lengua de Teotihuacán.

Palabras clave: epigrafía maya, desciframiento, Tikal, Yaxchilán, Teotihuacán, escritura teotihuacana, lengua de Teotihuacán.

INTRODUCCIÓN

El desciframiento sensu stricto de una escritura olvidada significa comprobar valores de lectura de tal cantidad de signos que no deja lugar a dudas sobre el tipo de dicho sistema y la lengua subyacente de sus textos. Según esto, la escritura jeroglífica maya debe considerarse descifrada, porque se ha demostrado que es un sistema logosilábico y su idioma pertenece a la rama cholana de la familia lingüística mayense (Houston & Martin 2016). No obstante, la naturaleza de dicha escritura determina el hecho de que las transliteraciones de varios signos permanecen desconocidas. Además, las excavaciones y la redocumentación de monumentos previamente estudiados siguen proporcionando nuevos elementos. Esto se debe a tres factores: primero, ciertas sílabas y palabras son poco frecuentes en la lengua jeroglífica; segundo, recientes descubrimientos proporcionan contextos desconocidos; y tercero, la escritura maya favorece la alografía, de modo que, para escribir una sílaba o palabra, se utilizaban con frecuencia signos con el mismo valor de lectura, algunos de ellos muy escasos. Por lo tanto, las propuestas de transliteración para los signos siguen apareciendo y resultan en nuevas interpretaciones, tanto de índole epigráfica como histórica, antropológica y lingüística, contribuyendo al desarrollo de nuestro campo de estudios.

En este artículo se presenta el análisis de un signo cuyo valor de lectura se puede identificar como la sílaba tz’o. La propuesta original se distribuyó entre colegas epigrafistas y fue aceptada en el año 2001. Igualmente, se entregó en 2011 como parte del capítulo de un libro (Nielsen & Helmke 2008; Boot 2009), pero nunca ha sido publicada. Hasta la fecha, solo he encontrado dos novedosos ejemplos de este signo, sin embargo, ahora puedo perfeccionar los argumentos a favor de su lectura. Me parece adecuado presentarlos en esta publicación, porque los argumentos iniciales se necesitan para evaluar cualquier propuesta.

PREÁMBULO TÉCNICO

Antes de comenzar la exposición es necesario definir las convenciones que se utilizan. A lo largo del texto uso una versión práctica del alfabeto fonético americano. Los símbolos que difieren del alfabeto fonético internacional (ipa) son: b’=/ɓ/, x=/ʃ/, j=/x/, tz=/ʦ/, ch=/ʧ/, y=/j/. Cuando la vocal es larga, se dobla la letra correspondiente, ii=/iː/.

Los valores de lectura, es decir, de transliteración, se presentan en negritas, para logogramas en mayúsculas y para silabogramas en minúsculas. El guión “-” indica que dos signos se escriben juntos en ligadura, mientras que el espacio “…” marca fronteras entre bloques jeroglíficos. Los complementos fonéticos se señalan entre paréntesis “(…)”. Algunos signos poseen dos o más valores de lectura y, cuando es necesario, estos se separan por la barra oblicua “/”. En casos pertinentes, el valor logográfico de un signo-palabra se expresa con mayúsculas en superíndice. La pronunciación reconstruida de un deletreo, es decir, su transcripción, se muestra en cursivas. Entonces, los deletreos B’ALAMJAGUAR, B’ALAMJAGUAR-(ma) y b’alama se leen como b’ahlam, ‘jaguar’. Sin embargo, el mismo signo to/TOKNUBE proporciona dos valores de lectura diferentes en los deletreos yoto/TOKti, yotoot, ‘su casa’, y CHAKROJOto/TOK, chaktok, ‘de color rojo nebuloso’.

Es pertinente explicitar mis posturas metodológicas con respecto a la codificación de los grafemas mayas. Considero incorrecto utilizar códigos numéricos para los grafemas figurativos, porque el valor de lectura de un signo en las escrituras figurativas se asocia con un referente icónico y este es importante para reconocerlo. No obstante, un catálogo de signos es la única forma de codificar los grafemas cuya imagen hasta la fecha no ha sido entendida y, en particular, cuando se trata de un diseño abstracto, cuestión bastante frecuente en la escritura maya. Para referirme a este tipo de grafemas uso las fórmulas icónicas convencionales que son equivalentes verbales de la forma externa del signo (Davletshin 2017). Estas fórmulas aparecen entre comillas dobles “” y nos permiten realizar el análisis grafológico. Por ejemplo, yoto/TOKti, yotoot, ‘su casa’, se puede entender como “hoja”-“volutas de nube”-“pluma de zopilote”. Cuando la interpretación no parece segura, se puede indicar con un signo de interrogación en la fórmula icónica.

En lo que concierne a las reglas ortográficas de sinarmonía y dinarmonía, sigo la propuesta de Alfonso Lacadena y Søren Wichmann (2004). Según ella, los deletreos sinarmónicos del tipo CVC/CV₁-CV₁ (C = cualquier consonante; V₁ = i, e, a, o, u) representan vocales cortas V, los disarmónicos CVC/CV₁-CV₂ (V₁ = e, a, o, u; V₂ = i), CVC/CV₁-CV₂ (V₁ = i; V₂ = a) señalan vocales largas VV, y las vocales aspiradas Vh no se consignan. A diferencia de dichos autores, distingo las transliteraciones de vocales glotalizadas y rearticuladas VɂV (ver temu, teɂm, ‘banco’, ‘trono’ y haɂata, haɂat, ‘tú’).

Se supone que los valores de lectura no diferencian entre vocales cortas, largas, aspiradas y glotalizadas. Los signos de vocal inicial se dan con el cierre glotal al principio, porque dichos valores no son fonológicos, sino fonéticos.

EL SIGNO DE DISEÑO ABSTRACTO

El signo en discusión (fig. 1a-c) es de diseño abstracto y fue catalogado por Eric Thompson (1962) con el número T674. Su contorno tiene forma de pera y lleva dos volutas adicionales encima. En su versión tardía posee un círculo rayado con puntitos abajo dentro de la parte superior de contorno, idéntico al del signo HAɂ, ‘agua’. Los mismos caracteres al interior del contorno se encuentran en ba, tu, tze, ma y en un silabograma de valor desconocido, que también incluyen trazos verticales característicos en la parte inferior (fig. 1d-e). En algunos ejemplos, las volutas externas se asimilan a los atributos superiores de ma, de tal manera que este se parece al silabograma tze (fig. 1e) (Stuart 2002). Sin embargo, estas volutas nunca son idénticas a las de los signos KINICH, LAM, ma, no/TINAM, pa?, tza, tze, tzo y tze que semejan pequeñas manos (fig. 1e-g). Entonces, el rasgo distintivo más importante es su contorno periforme.

Figura 1. El signo de diseño abstracto: a-c) sus variantes; d-g) los signos con elementos gráficos parecidos (todas las ilustraciones son del autor, excepto cuando se indica; d-f de Alexandre Tokovinine; g de Sergei Vepretskii). Figure 1. The abstract sign: a-c) its variants; d-g) signs with similar graphic elements (all illustrations by the author, except as otherwise noted; d-f by Alexandre Tokovinine; g by Sergei Vepretskii).

El signo se reconoce en varios contextos. Utilizo la letra “X” para indicarlo (fig. 2).

  • Contexto 1. Forma parte del deletreo jaXma que sustituye al signo “mano con lanzadardos” en el nombre de Búho-Lanzadardos (años de reinado >374-439 dc) (Martin & Grube 2002: 31).
  • Contexto 2. Destaca en el nombre del séptimo rey de Yaxchilán como jaXJOL (años de reinado >454-467 dc) (Martin & Grube 2002: 119).
  • Contexto 3. Se observa en una secuencia introductoria BOLONɂET? Xno, que parece fungir como un título de cautivos en seis paneles del juego de pelota en Toniná (Graham & Mathews 1996: 97, 102).
  • Contexto 4. Está atestiguado en un topónimo, Xbono? witzi, en Naranjo (Graham 1978: 78).
  • Contexto 5. Se distingue en Palenque, en el nombre de un cautivo, niSAK?-boX (Maudslay 1889-1902: iv, lám. 29)
  • Contexto 6. Se combina con el silabograma ko en la vasija K6020 del período Clásico (250-900 dc) como Xko (Kerr s.f.).¹
  • Contexto 7. Se aprecia en el deletreo Xna-?, donde precede al nombre de la cancha de pelota 7CHIT-?-waKANNAL, en Toniná (Monumento 141, D3).
  • Contexto 8. En el Codex Dresdensis se une con otro signo de lectura desconocida, ?-X, antes de los bloques tiɂAK, ti ɂahk’, ‘en humedad’, y CHAKHAɂla, chak haɂal, ‘lluvia torrencial’, ‘aguacero’ (Codex Dresdensis s.f.: 42 [D42b]).

Figura 2. Contextos del signo de diseño abstracto: a) E3 del Marcador, Tikal y Estela 5, El Zapote; b) Dintel 49, C5 y Dintel 21, D8, Yaxchilán (Graham & von Euw 1977: 49; Graham 1979: 107); c) Monumentos 31, 52, 65, 72, 149 y 196, Toniná; d) F-G17 de la Estela 29, Naranjo; e) Casa C del Palacio, Palenque (Maudslay 1889-1902: lám. 29); f) K6020 (Kerr s.f); g) Monumento 83, Toniná; h) Codex Dresdensis (s.f.: 42 [D42b]) (ilustraciones: a de Sergei Vepretskii; c, d y g de © Guido Krempel cnpcinah). Figure 2. Contexts of the abstract sign: a) Tikal Marker, E3, and El Zapote Stela 5; b) Yaxchilan, Lintel 49, C5, and Lintel 21, D8 (Graham & von Euw 1977: 49; Graham 1979: 107); c) Tonina, Monuments 31, 52, 65, 72, 149, and 196; d) Naranjo, Stela 29, F-G17; e) Palenque, Palace House C (Maudslay 1889-1902: plate 29); f) K6020 (Kerr s.f.); g) Tonina, Monument 83; h) Codex Dresdensis (n.d.: 42 [D42b]) (illustrations: a by Sergei Vepretskii; c, d and g by © Guido Krempel cnpcinah).

La escritura jeroglífica maya es un sistema logosilábico, es decir, posee tres clases funcionales de signos: 1) fonéticos o silabogramas, que representan secuencias fonéticas abstractas de la estructura “consonante-vocal” CV; 2) logogramas o palabras que aluden a morfemas léxicos, vale decir, que transmiten significados léxicos y secuencias de sonidos CVC y CVCVC que corresponden a estos significados; y 3) de notación, que refieren a conceptos técnicos de ciertas áreas del conocimiento, por ejemplo, numerogramas. Su comportamiento en textos, o sea, su distribución, nos permite identificar la clase funcional de cada uno de ellos, al menos cuando están registrados en varios contextos, porque los signos palabra se comportan como morfemas léxicos, mientras que los silabogramas como sílabas abiertas.

Los contextos recopilados sugieren que el signo de diseño abstracto es un silabograma del tipo “una consonante más la vocal o”. En primer lugar, cualquier palabra factible de escribirse con un logograma se puede expresar por medio de silabogramas que reproducen su valor fonético, y arriba vemos que un logograma se sustituye por tres signos silábicos (contexto 1).

En segundo lugar, cuando un signo aparece frecuentemente en combinación con otros de tipo silábico, intuimos que es también silábico (Stuart 1995: 47-48). Esto se debe al hecho de que, en el maya, la estructura canónica mínima de un morfema léxico es “consonante-vocal-consonante”, en otros términos, un solo silabograma no basta para escribir una palabra (contextos 2-7).

En tercer lugar, los silabogramas de la misma vocal suelen combinarse unos con otros (Knorozov 1965: 174-175; Stuart 1995: 48). Esto se debe a la regla de que las vocales cortas en la última sílaba se representan por medio de dos silabogramas de la misma vocal: witzi, witz, ‘cerro’; leɂe, leɂ, ‘lazo’, etcétera. Además, muchos sufijos mayas contienen la vocal sinarmónica, por lo tanto, una idéntica a la raíz. Es importante tener en cuenta que los silabogramas con las vocales e y o siempre siguen los signos silábicos con la vocal idéntica, porque no participan en los deletreos disarmónicos, como ya lo hemos mencionado (contextos 2-6).

Cabe señalar que entre los silabogramas mayas existen varios grafemas de diseños abstractos análogos (fig. 1d-g), que sugieren que las modificaciones gráficas del tipo diacrítico servían como un recurso para crear nuevos signos silábicos (Lacadena 2010).

Basados en estas observaciones podemos identificar el valor de lectura del signo Co como “consonante desconocida-vocal o”, el cual no se sustituye por otros y por esa razón debe referir a una sílaba todavía no reconocida (Davletshin 2017: 69-70). Desgraciadamente, entre los contextos 1-7 se hallan solamente nombres personales, un topónimo, un deletreo incompleto y dos palabras oscuras, mientras que la interpretación del contexto 8 se dificulta por el hecho de que se desconoce el valor del signo vecino. Sin embargo, el nombre del séptimo rey de Yaxchilán nos autoriza proponer una lectura provisional tzo?: jatzo?-JOL, jatz’joɂl, ‘El-Partecráneos’, donde jatz’– es una raíz verbal transitiva, ‘azotar’, ‘pegar’; joɂl, ‘cráneo’; y –– un morfema que en lengua chol se usa para formar sustantivos complejos con significado instrumental, ver luchoɂjaɂ, ‘cucharón’; luch-, ‘sacar’; y jaɂ, ‘agua’² (Warkentin & Scott 1980: 22).³ El signo tzo en jatzo?-JOL puede denotar el sufijo de sustantivos agentivos –oɂm con la última consonante abreviada. Sin embargo, llama la atención el hecho de que la consonante m está ausente en ambos ejemplos del nombre.

La propuesta tzo? resulta en otras dos lecturas verosímiles: jatz’oɂm, ‘azotará/azotador’, y tz’ob’on witz, ‘El-Cerro-de-la-Flor-de-San-José’ (contextos 1 y 3). La palabra tz’ob’an está atestiguada en las lenguas tzotzil y tzeltal, mientras que la asimilación de la última vocal según la primera se puede observar en otras etimologías cholanas. Puede verse el protomaya *sib’aq, el protocholano *sib’ik, y el protoyucatecano *sab’ak, ‘tizne’. Surge la tentación de relacionar la secuencia B’OLONɂET? tzono con las palabras *tz’oon, ‘cerbatana,’ y *tz’on-, ‘tirar con cerbatana’. Sin embargo, estas implican un tipo de arma específico que parece hacer poco sentido en el contexto. Otro vocablo sugerente es *tz’on, ‘enfermo’, ‘flaco’, ‘desnutrido’, que podemos comparar en las inscripciones con el término básico para ‘cautivo’ maya, el cual proviene de la palabra *b’aak, ‘flaco’, ‘delgado’, ‘huesudo’. La propuesta resulta en la lectura b’olon-ɂeht? tz’on, ‘el cautivo de mucho premio’ o ‘el cautivo de muchas insignias’. La interpretación de y-eht? como ‘su recompensa’, ‘premio’ funciona en otras situaciones: primero, entre los nombres de los cautivos y sus captores en varias inscripciones (Stephen Houston, comunicación personal 1991, en Stuart 1998: 382-383; Martin 2004: 114; Velásquez 2004: 80) (fig. 3a-h); segundo, entre los nombres de la banda real y el rey (fig. 3h); y tercero, al final de la narración de las acciones míticas realizadas por el dios G1 en Palenque (Stuart 2005: 77) (fig. 3i). Además, la forma verbal derivada yeɂET?-najiya se encuentra en el Dintel 2 del Templo iv de Tikal, A15.

Figura 3. El signo del “colgante de madera”: a) C2 de Cabeza de la Muerte, Palenque; b) G2 de Tableritos, Palenque; c) Q17 de la Lápida del Palacio, Palenque; d) I4 del Tablero del Templo xvii, Palenque; e) A5 del Dintel 35, Yaxchilán; f) C1 del Dintel 37, Yaxchilán; g) A3 del Monumento 154, Toniná; h) C8 del Escalón 1 de la Escalera Jeroglífica 3, Yaxchilán; i) G1 del Templo xix, Palenque; j) W3 del Templo xiv, Palenque (a-h Simon Martin [2004: 114]; i y j David Stuart [2005: 77]). Figure 3. Sign of the “wooden pendant”: a) Palenque, Death’s Head Monument, C2; b) Palenque, Tableritos, G2; c) Palenque, Palace Tablet, Q17; d) Palenque, Temple xvii Panel, I4; e) Yaxchilan, Lintel 35, A5; f) Yaxchilan, Lintel 37, C1; g) Tonina, Monument 154, A3; h) Yaxchilan, Hieroglyphic Stairway 3, Step 1, C8; i) Palenque, Temple xix Panel, G1; j) Palenque, Temple xix Panel (a-h Simon Martin [2004: 114]; i and j David Stuart [2005: 77]).

Hay que decir que la lectura ɂET? es problemática. El signo representa un “objeto de madera”, como se ve gracias a las marcas icónicas, y su referente podría ser un “colgante de madera” (fig. 3e). En Palenque sustituye al logograma TEɂΑRBOL en el nombre de Yajaw-Teɂ-K’ihnich (Stuart 2005: 120) (fig. 3j). Su forma posesiva se escribe con ye- como prefijo, mientras que yeɂET? se sustituye por las secuencias yeTEɂ, yeTEɂje y yeheTEɂ, donde TEɂ parece privado de su valor léxico ΑRBOL, indicando una secuencia fonética (fig. 3a-d, f-h). La lectura del signo “colgante” puede estar relacionada con la raíz *ɂeht-, ‘1. insignia, seña; 2. recompensa, premio; 3. semejanza, compañero’ (ver material suplementario), mientras que su diseño gráfico podría representar una insignia (cfr. Bernal 2015; Tokovinine 2019: 83-86). También es posible comparar el término con el vocablo chol ɂeɂtel, ‘trabajo’, que proviene de *ɂab’te-, ‘trabajar’, aunque este parece estar ligado con la raíz *ɂeht– mencionada arriba.

El título de los cautivos en los escalones de Dzibanché se escribe como ya– “colgante”, ya-“colgan-te”-ɂAJ y ya-“colgante”-je, implicando una forma vernácula con la vocal a (fig. 4a). Otra forma dialectal yatali, y-ataal, ‘ella es su premio de tal-y-tal dios’, está atestiguada en las páginas 13 y 14 de Codex Dresdensis cuando se describen las bodas de los dioses (fig. 4b).

Figura 4. Formas vernáculas de la palabra “premio”: a) A3 del Monumento 13, Dzibanché; b) Codex Dresdensis (s.f.: 13 [D13c1]) (ilustración a de Simon Martin). Figure 4. Vernacular forms of the word ‘award’: a) Dzibanché, Monument 13, A3; b) Codex Dresdensis (n.d.: 13 [D13c1]) (illustration a by Simon Martin).

Evaluemos la interpretación de la secuencia B’OLONɂET? tzono. Los cognados de la palabra *tz’on, ‘enfermo’, ‘flaco’, se encuentran solamente en las lenguas qanjobalanas y ello implica una glosa vernácula (cfr. Lacadena & Wichmann 2005). No podemos considerar la interpretación como segura, porque la lengua jeroglífica pertenece a la rama cholana (Campbell 1984; Houston et al. 2000). No obstante, la lectura ‘el cautivo de mucho premio’ creemos que es la más acertada de todas.

Podemos inferir el contexto 7 (fig. 2g) como una forma pasiva tzonaja?, tz’ohn-aj, ‘fue disparada de cerbatana (la cancha de pelota)’ o ‘fue golpeada (con pelotas)’. La primera solución tiene poco sentido en el texto, mientras que la segunda está en desacuerdo con las acepciones del verbo tz’on– en las lenguas mayas. Este ejemplo apoyaría la propuesta de David Stuart (comunicación personal 2001), de que el signo “mano con una piedra” es el silabograma tzo, porque se presenta con las sílabas na y ja antes del nombre de la cancha de pelota (cfr. Zender 2004: 7). Sin embargo, llama la atención el hecho de que dos signos no se sustituyen entre sí en otros contextos, por lo que se necesitan más casos para comprobar su lectura.

Volviendo al signo de diseño abstracto, se puede concluir que este representa una sílaba con la vocal o y una consonante cuya identidad es cuestionable. Sin embargo, otro argumento entra en juego. En el año 2001, cuando sugerí la lectura, todavía se desconocían los signos po, so, tzo, tzo y to. Ninguno de estos, salvo tzo, proporcionaba traducciones prometedoras. Actualmente, se conocen propuestas confiables para so, to y tzo (Stuart 2008; Polyukhovych 2009; Tokovinine et al. 2011; Vepretskii & Davletshin 2022). Por lo tanto, las posibilidades se restringen a dos valores, po y tzo. La lectura po se puede descartar porque la consonante *p’ está prohibida en las raíces con consonantes labiales y glotalizadas (Wichmann 2006), mientras que los contextos 4 y 5 evidencian el silabograma tzo en el contacto justamente con una labial y glotalizada b‘.

EL NOMBRE DEL CUARTO GOBERNADOR TEOTIHUACANO

Basándose en el análisis estructural de las inscripciones de Tikal y las comparaciones estilísticas, Tatiana Proskouriakoff (1993: 4) planteó que la gran metrópolis de Teotihuacán, situada en el Altiplano Central de México, jugó un papel clave en la historia de las Tierras Bajas mayas (Coggins 1975: 140-144). Asimismo, la autora reconoció un evento que denominó la “entrada de los extranjeros” y lo comparó con la invasión de un ejército militar. Sus ideas fueron desarrolladas y confirmadas por numerosos trabajos epigráficos (Schele & Freidel 1990; Schele & Grube 1995; Stuart 2000a, 2004; Stuart & Houston 2018, entre otros). En la actualidad, dicho episodio de la historia maya se conoce bastante bien (Martin & Grube 2002: 29-31). El gobernante teotihuacano de un señorío lejano, nombrado entre los mayistas por el apodo Búho-Lanzadardos, envió a Tikal a un noble llamado Siyaj-K’ahk’. Al llegar, el 31 de enero del año 378 dc, murió el rey de Tikal Chaktok-ɂIhch’aak i y subió al trono Nuɂ-Yax-ɂAhiin, el hijo recién nacido de Búho-Lanzadardos y una princesa de Tikal, ɂIx-ɂUnen-K’awiil (Beliaev et al. 2013: 47). La historia posterior de las Tierras Bajas se puede considerar como una lucha por la herencia ideológica de Teotihuacán por parte de las soberanías mayas más poderosas, aun cuando la gran urbe ya había caído.

Conocemos muchos ejemplos del nombre Búho-Lanzadardos (fig. 5). En el Marcador de Tikal (E4-F4) se menciona como kaloɂmteɂ, ‘gobernante’, de un país llamado 5TINAM-(ma)-WITZ, Hoɂ-Tinam-Witz, ‘Cinco-Cerros-de-Algodón’. Por lo visto, estos refieren a las montañas cubiertas de nieve situadas en el centro de México (Stuart & Houston 2018). Entonces, el topónimo no alude a la ciudad de Teotihuacán, sino a un territorio más amplio.

Figura 5. El nombre de Búho-Lanzadardos en la escritura maya: a) orejera de jadeíta (Grube et al. 1995: fig. 6); b) C3 del Marcador, Tikal; c) E3-F3 del Marcador, Tikal; d) vasija K7528 (Kerr s.f.); e) N3 de la Estela 31, Tikal (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); f) E9-F9, Marcador, Tikal; g) Z5 de la Estela 1, Tikal (ilustración de Sergei Vepretskii); h) lado B del Disco del Marcador, Tikal. Los colores indican correspondencias entre los signos (ilustraciones: b, c y f-h basadas en fotografías cortesía del proyecto Atlas Epigráfico de Petén, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural de Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala). Figure 5. Name of Spearthrower-Owl in Maya writing: a) jadeite ear ornament (Grube et al. 1995: fig. 6); b) Tikal Marker, C3; c) Tikal Marker, E3-F3; d) Vessel K7528 (Kerr n.d.); e) Tikal Stela 31, N3 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); f) Tikal Marker, E9-F9; g) Tikal Stela 1, Z5 (illustration by Sergei Vepretskii); h) side B of the Tikal Marker Disc. The colours indicate correspondences between signs (illustrations: b, c and f-h based on photographs courtesy of the project Atlas Epigráfico de Petén, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural de Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala).

Su nombre se escribe con los signos “mano con lanzadardos emplumado”, “escudo” y “búho”. Las secuencias glíficas similares se conocen en la escritura teotihuacana, aunque no todas ellas parecen aludir al mismo personaje (fig. 6). Es notorio que dichas secuencias se combinan con el signo “tocado con borlas grandes”, el cual se comporta como un título (Millon 1973; Taube 2000; Helmke & Nielsen 2021). Lo podemos identificar como un equivalente del título asociado con los teotihuacanos en los textos mayas kaloɂmteɂ, ‘gobernante’ (Davletshin 2003a). El elemento “mano con lanzadardos emplumado” también se distingue en los nombres de otros dos personajes teotihuacanos (fig. 7). Lo debemos considerar como un xenograma, es decir, tratarlo como un préstamo de otro sistema de escritura, en este caso, de la teotihuacana (Davletshin 2003b: 70). Sin embargo, se puede demostrar que este se lee en lengua maya en los textos de Tikal.

Figura 6. El nombre de Búho-Lanzadardos en la escritura teotihuacana: a) fragmento de cerámica en el Museo de Etnología de Berlín, iv Ca 38620b; b) vasija de cerámica (Caso 1966: fig. 39b); c) Estela 31, Tikal. Los colores indican correspondencias entre los signos (ilustraciones basadas en fotografías cortesía del proyecto Atlas Epigráfico de Petén, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala). Figure 6. Name of Spearthrower-Owl in Teotihuacan script: a) pottery sherd in the Museum of Ethnology, Berlin, iv Ca 38620b; b) ceramic vessel (Caso 1966: fig. 39b); c) Tikal, Stela 31. The colours indicate correspondences between signs (illustrations based on photographs courtesy of the Atlas Epigráfico de Petén project, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala).

Figura 7. El signo “mano con lanzadardos” en nombres teotihuacanos del Marcador de Tikal: a) E9-F9; b) H8; c) H9 (fotografías cortesía del proyecto Atlas Epigráfico de Petén, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala). Figure 7. The “Hand Holding a Spearthrower” sign in Teotihuacan names on the Tikal Marker: a) E9-F9; b) H8; c) H9 (photos courtesy of the Atlas Epigráfico de Petén project, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala).

Antes de examinar la lectura del signo hay que apuntar que el componente “escudo” puede ausentarse en la escritura maya, pero no en la teotihuacana (fig. 5). Además, el motivo “mano con lanzadardos” se ubica encima del “escudo” en todos los ejemplos conocidos, sugiriendo que la forma completa del signo maya es “mano con lanzadardos encima del escudo”. Hasta donde sé, en la escritura de Teotihuacán el nombre de Búho-Lanzadardos siempre se escribe con el signo del “escudo con dardos” (figs. 5a y 6) y la variante “mano con lanzadardos” figura solamente en la escritura maya. Al mismo tiempo, la “mano” dentro del “escudo” es parte del diseño gráfico obligatorio del signo teotihuacano (fig. 6b y c), aunque puede ausentarse en ligaduras (fig. 6a).

En una ocasión (fig. 5c), el signo “búho” se sustituye por una “cabeza de búho que está devorando a un pájaro desafortunado”, con las patas que se observan saliendo del pico del ave rapaz y con su cola sobre la cabeza del búho. En su parte inferior derecha está inscrito el signo “piedra” ku/TUNPIEDRA. El signo “búho” se sustituye una vez (fig. 5d) por una “piedra personificada” con apariencia de “un cerro con hojas y flores brotando de su cumbre”, y varias veces se encuentra inscrito adentro del “escudo”, de tal manera que este tiene aspecto de un “escudo de piedra” (fig. 5e, g).

Estas sustituciones nos permiten concluir que la segunda parte del nombre se lee kuuj, ‘búho’. Entonces, los signos de “búho” y “cabeza de búho” son dos versiones del mismo logograma KUJBUHO, mientras que el silabograma ku reproduce su valor de lectura con la consonante final abreviada y funciona como complemento fonético para el logograma (ku)-KUJ, kuuj, ‘búho’, ‘lechuza’ (fig. 5c).¹⁰ El valor KUJ es tentativo, debido a que la consonante final nunca se indica fonéticamente, mientras que en las lenguas cholanas las palabras onomatopéyicas similares *kuj, *kuy, *kux y *kuxkux refieren a las lechuzas. Interesa notar que en la escritura maya están atestiguados varios deletreos para la palabra ‘búho’: “cabeza de búho”-ji, “cabeza de búho”, kuyu y ku (fig. 8). El signo “cabeza de búho” no se sustituye por el deletreo kuyu ni en el período Clásico ni en el Codex Dresdensis y, por lo visto, también tiene el valor de lectura KUJ (cfr. Grube & Schele 1994).

Figura 8. La palabra ‘búho’ en la escritura maya: a) E1-F1 del Monumento 180, Toniná; b) vasija de Cuychen (Helmke 2019: 147); c) Codex Dresdensis (s.f.: 10 [D10a]); d) Codex Dresdensis (s.f.: 13 [D13a]) (ilustraciones: a de © Guido Krempel cncpcinah; b de Christophe Helmke). Figure 8. The word ‘owl’ in Maya writing: a) Tonina, Monument 180, E1-F1; b) Cuychen vessel (Helmke 2019: 147); c) Codex Dresdensis (n.d.:10 [D10a]); d) Codex Dresdensis (n.d.: 13 [D13a]) (illustrations: a by © Guido Krempel cncpcinah; b by Christophe Helmke).

En el diseño del signo se reconocen las características orejitas del búho cornudo (Bubo virginianus), pero estas casi siempre están ausentes en la escritura teotihuacana, también en el área maya (fig. 6c). Es posible que los mayas relacionaran un ave de rapiña desconocida con una especie local.

Volvamos al signo “mano con lanzadardos” y los contextos de su uso.

  • Contexto 1. Forma parte del nombre de la madre de Waxaklajuɂn-ɂUb’aah-Chan, evidentemente una mujer teotihuacana, escrito como ti-“mano con lanzadardos”-“nariguera de mariposa teotihuacana” (fig. 7b).
  • Contexto 2. Figura en el nombre de un personaje teotihuacano como “mano con lanzadardos”-“cara teotihuacana” (fig. 7c).
  • Contexto 3. Es uno de los signos principales en el nombre “mano con lanzadardos”-“búho” (figs. 5, 7a).
  • Contexto 4. El mismo nombre luce escrito como ja-“mano con lanzadardos”-“búho” (fig. 5g).
  • Contexto 5. Otra variante del nombre Búho-Lanzadardos se escribe como “mano con lanzadardos”-ma-“búho” (fig. 5f).

Identificamos el signo “mano con lanzadardos” como un logograma. Primero, es independiente de los signos de su entorno, es decir, es posible que tenga su propio significado léxico en los nombres de tres personajes teotihuacanos (contextos 1-3). Segundo, se sustituye por los deletreos ja-“mano con lanzadardos”, “mano con lanzadardos”-ma y jatzoma (fig. 5). Los tres deletreos nos permiten reconocer los silabogramas ja– y –ma como complementos fonéticos y llegar a la lectura del signo “mano con lanzadardos” como JATZ’OM.

Se puede pensar que JATZ‘? corresponde a la raíz verbal plana jatz’-, ‘rajar’, pero esto implicaría la abreviatura del sufijo en todos salvo dos ejemplos conocidos del nombre. Aunque la mayoría de los logogramas mayas indican raíces léxicas del tipo CVC, algunos representan palabras derivadas o compuestas: CHAJOM, ch’aj-oɂm, ‘el de copal (un título)’, BALAM, b’ahl-am, ‘jaguar, literalmente, el animal que esconde’, WINAKHAB‘, winak-haab’, ‘veintena de años’, etcétera. El sufijo –oɂm tiene dos acepciones: 1) marca sustantivos agentivos derivados de raíces verbales y nominales, ‘azotador’ y ‘el de copal’; y 2) el futuro profético en el verbo, ‘azotará (de modo inevitable)’ (Lacadena & Davletshin 2013: 26, 51-52). Los cognados del último se conocen solamente en el yucateco colonial (Bricker 2019: 73), así que podemos sugerir que en el maya jeroglífico –oɂm expresan el futuro no marcado, porque se ignoran otros morfemas de futuro.

Los nombres personales mayas propenden a tener al principio un predicado, idealmente un verbo, aunque un sustantivo puede estar también en dicha posición. Por esa razón, prefiero la traducción de Jatz’oɂm-Kuuj no como ‘El-Búho-Azotador’, sino ‘El-Búho-Azotará’.

Entre los pocos nombres que contienen el sufijo, tres tienen que ver con los teotihuacanos (fig. 9): 1) Kupoɂm-Yoɂl-ɂAhiin; 2) ‘El-Cocodrilo-Extirpará-Corazones’ (Beliaev et al. 2017; Beliaev & Houston 2020: fig. 8); y 3) Tahom-ɂUk’ab’-Tuun, ‘La-Mano-De-Piedra-Lo-Alcanzará’ (T1-V1 del Dintel 2 de Piedras Negras y Caja de Álvaro Obregón, pL1-pK2, pU1-pT2) (Anaya et al. 2003; Beliaev 2003). La vocal o corta en Tahom-ɂUk’ab’-Tuun podría reflejar el intento del escriba de desambiguar la lectura del sufijo –oɂm como la marca del futuro. Además, el nombre ‘La-Mano-De-Piedra-Lo-Alcanzará’ parece tener más sentido que ‘La-Mano-De-Piedra-Es-Alcanzadora’.

Figura 9. Nombres de personajes teotihuacanos en la escritura maya: a) hueso labrado, Texto Misceláneo 336 (MT-336), Tikal (ilustración de Sergei Vepretskii); b) vasija de cerámica con número de inventario idaeh 1.2.75.390, del Museo Vical de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, Antigua Guatemala (ilustración de Philipp Galeev); c) Panel 2, Piedras Negras (Stuart 2000a: 499); d) D8 del Marcador, Tikal. Figure 9. Names of Teotihuacans in Maya writing: a) Tikal carved bone, Miscellaneous Text 336 (MT-336) (illustration by Sergei Vepretskii); b) ceramic vessel idaeh 1.2.75.390 from the Museo Vical de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, Antigua Guatemala (illustration by Philipp Galeev); c) Piedras Negras, Panel 2 (Stuart 2000a: 499); d) Tikal Marker, D8.

Otros nombres reales con el sufijo –oɂm pertenecen a la dinastía de Kanuɂl, cuyos miembros llevaban el título de origen teotihuacano kaloɂmteɂ: Yuknoɂm-Ch’eɂn, ‘Él-Sacudirá-Ciudades’, Yuknoɂm-Yihch’aak-K’ahk’, ‘La-Garra-de-Fuego-Los-Sacudirá’, y Tahoɂm-ɂUk’ab’-K’ahk’, ‘La-Mano-De-Fuego-Lo-Alcanzará’ (Martin & Grube 2002: 102, 105, 108). Es posible que estos reflejen el uso consciente del modelo onomástico teotihuacano por parte de los reyes de Kanuɂl.

Los apelativos de otros personajes vinculados con el evento de la entrada se entienden igualmente en el maya: Siyaj-K’ahk’, ‘El-Fuego-Nació’; Nuɂ-Yax-ɂAhiin, ‘El-Cocodrilo-Verde-Habla-Indeciso’; y Waxaklajuɂn-ɂUb’aah-Chan, ‘Las-Cabezas-de-La-Serpiente-Son-Dieciocho’ (figs. 10, 11 y 12d).¹¹ Los topónimos teotihuacanos también se traducen: Hoɂ-Tinam-Witz, ‘Cinco-Cerros-De-Algodón’; Wiin-Teɂ-Naah, ‘(el lugar de) Las-Casas-De-…-De-Madera’; y Nichteɂ-Witz, ‘La-Montaña-De-Las-Flores-Nichteɂ’ (fig. 12). Karl Taube (2004: 91) asoció este último con la Pirámide de Quetzalcóatl en Teotihuacán. Aunque Wiin-Teɂ-Naah ha sido interpretado como la denominación de un edificio dentro de la gran metrópolis (Stuart 2000a: 491-493), coincido con Dmitri Beliaev (comunicación personal 2021) en que se trata del nombre mismo de Teotihuacán. La lectura fonética del signo WIN fue establecida gracias a las sustituciones (Estrada-Belli & Tokovinine 2016), pero su valor léxico se desconoce.

Figura 10. Nombre de Siyaj-K’ahk’ en Tikal: a) A8 del Marcador; b) B11 de la Estela 18 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 26); c) E14 de la Estela 31 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); d) H4 del Marcador; e) A7 de la Estela 4 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 5). Figure 10. Name of Siyaj-K’ahk’ in Tikal: a) Marker, A8 ; b) Stela 18, B11 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 26); c) Stela 31, E14 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); d) Marker, H4; e) Stela 4, A7 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 5).

Figura 11. Nombre de Nuɂ-Yax-ɂAhiin en Tikal: a) F11 de la Estela 31; b) E6 de la Estela 31; c) hueso labrado, Texto Misceláneo 35 (MT35) (Moholy-Nagy 2008: fig. 205a) (ilustraciones a y b modificadas desde Jones y Satterthwaite [1982: fig. 52]). Figure 11. Name of Nuɂ-Yax-ɂAhiin in Tikal: a) Stela 31, F11; b) Stela 31, E6; c) carved bone, Miscellaneous Text 35 (MT-35) (Moholy-Nagy 2008: fig. 205a) (illustrations a and b modified from Jones and Satterthwaite [1982: fig. 52]).

Figura 12. Topónimos teotihuacanos en la escritura maya: a) E15 de la Estela 31, Tikal (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); b) Estela J, Copán (Schele s.f.); c y d) E4 y G6 del Marcador, Tikal; e y f) huesos labrados de la Tumba 116, Tikal, Texto Misceláneo 36 (MT-36) y Texto Misceláneo 33 (MT-33) (Taube 2004: fig. 17d). Figure 12. Teotihuacan place names in Maya writing: a) Tikal, Stela 31, E15 (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 52); b) Copán, Stela J (Schele n.d); c and d) Tikal Marker, E4 and G6; e and f) Tikal carved bones from Tomb 116, Miscellaneous Text 36 (MT-36) and Miscellaneous Text 33 (MT-33) (Taube 2004: fig. 17d).

Debemos concluir que los mayas de Tikal no adaptaban los nombres personales teotihuacanos fonéticamente, sino que los traducían. Aunque este comportamiento lingüístico puede ser más inverosímil a los portadores de la cultura occidental, el fenómeno de adecuar los antropónimos, topónimos y teónimos extranjeros traduciéndolos es habitual en diferentes regiones del mundo, entre otras, en Mesoamérica. Esto se puede ver en numerosos documentos en náhuatl, por ejemplo, en el Códice Mendocino (Berdan & Anawalt 1992; Whittaker 1993). Es posible que los habitantes de Teotihuacán usaran sus nombres traducidos como un recurso del discurso político, presentándose frente de los mayas no como “los ajenos”, sino como “los suyos”.

Una de las implicaciones de la lectura JATZOM, ‘azotará’, es que en la escritura teotihuacana no se representaban los afijos, por lo menos, de manera sistemática: el logograma codifica la raíz de un verbo de acción, pero se utiliza para escribir sus formas flexivas y derivaciones. Dicho recurso de lecturas morfofonéticas se puede apreciar incluso en las propias inscripciones de esta cultura, así como en la escritura náhuatl y en muchas otras (Davletshin 2021: 66). Además, llama la atención que los diseños gráficos de los signos JATZOM y KUJ muestran diferencias sistemáticas en comparación con sus equivalentes teotihuacanos. Es factible que no sean xenogramas sensu stricto, sino seudoxenogramas, es decir, signos inventados para aludir a realidades de otra escritura (cfr. Boot 2009).

RASGOS SINTÁCTICOS DE LA LENGUA TEOTIHUACANA

Si bien los mayas de Tikal referían a los foráneos traduciendo sus nombres personales, en ellos podemos intuir algunos rasgos de la lengua de Teotihuacán. Los apelativos ligados con “el arribo de los extranjeros” se escriben de maneras tan diferentes que nos hacen pensar en una sintaxis distinta de la lengua maya que es del orden “verbo-objeto-sujeto” y “su poseído-poseedor” (Law & Stuart 2017: 134-136, 144).

Dos deletreos tempranos del nombre Siyaj-K’ahk’ indican que el signo KAK‘ situado a la izquierda en los bloques jeroglíficos se lee primero (fig. 10a y b). Dicho orden contradice la sintaxis estándar de las denominaciones mayas que expresan oraciones completas (cfr. Grube 2001; Colas 2004). En otros ejemplos, el “fuego” luce en la parte inferior o a la derecha, lo que corresponde a la lectura esperada (fig. 10c). Se debe mencionar que el signo KAK‘ tiene una forma completa “las llamas de fuego sobre una carga de leña” y, debido a ello, permite su uso en ligaduras donde las “llamas” están arriba de otros signos, no importando si se lee antes o después. Por esa razón, desconocemos la secuencia de lectura implicada en los ejemplos en que el signo está escrito encima de otros (fig. 10d y e).

De la misma manera, el nombre jeroglífico del hijo de Búho-Lanzadardos nos proporciona dos lecturas diferentes: nuYAXɂAHIN y YAXnuɂAHIN (fig. 11). La más esperada es Nuɂ-Yax-ɂAhiin, que se puede traducir como ‘El-Cocodrilo-Verde-Es-Mudo’, basado en el yucateco colonial <nun>, ‘que no sabe hablar la lengua de la tierra’, ‘balbuciente’, ‘tartamudo’. Otro nombre similar siempre sigue el mismo orden: nuJOL CHAK, nuna JOL CHAKki, nuɂuJOLCHAK, nuɂu nuJOLCHAK, Nuɂn-(ɂU)joɂl-Chaahk, ‘La-Calavera-del-Dios-de-Trueno-Habla-Indeciso’ (Lacadena & Davletshin 2013: 8).¹² Estos deletreos nos autorizan establecer la última consonante de la palabra y reconstruir el cierre glotal que le precede, de acuerdo con las reglas de disarmonía. En las lenguas mesoamericanas, así como en muchas otras del mundo, se consideran como mudos a los extranjeros incapaces de hablar clara e inteligiblemente. Tomando en cuenta el lugar donde nació el personaje, las traducciones más acertadas podrían ser ‘El-Cocodrilo-Verde-Es-Extranjero’ y ‘La-Calavera-del-Dios-de-Trueno-Habla-Lengua-Extranjera’.

El nombre se escribe solamente con un silabograma nu y este siempre es el signo de “corte de tela anudado”, salvo un ejemplo en el Texto Misceláneo 35 (MT-35) de Tikal (Moholy-Nagy 2008: fig. 205a). Su valor silábico se confirma con el deletreo (ɂa)-ɂAN-(nu), ɂaɂn, en Tikal (Estela 9: B2) y (nu)-NUN, NUN, NUN-(ni), nuun, en el título real de Río Azul donde se encuentran diferentes silabogramas nu (Houston 1986: 6; Zender 1999: 76). Los sustantivos compuestos sakuWINAK, sakuwinaak, ‘el hermano mayor (un título)’ y ɂitz’iWINAK, ɂihtz’iiwinaak, ‘el hermano menor (un título)’, demuestran la elisión de la nasal n antes de la aproximante labial w, ver ɂusakuna, sakuɂn, ‘su hermano mayor (de un varón)’ y yitz’ina, yihtz’iin, ‘su hermano menor (de un varón)’ (Dmitri Beliaev, comunicación personal 2011). Es probable que la nasal n se pierda antes de la aproximante palatal y también porque tanto w como y pertenecen a la misma clase de consonantes y comparten propiedades fonéticas (cfr. Law & Stuart 2017: 142).

Propongo que en los casos en discusión se trata de interferencia lingüística y de adaptación de nombres ex-tranjeros a una lengua de reglas sintácticas diferentes. Se puede señalar otro comportamiento sintáctico imprevisto relacionado con los teotihuacanos (Davletshin 2003a). Alfonso Lacadena (2000) observó que los apelativos personales y títulos en las inscripciones mayas revelan rígidas reglas, aunque estas se violan en los casos de interferencia dialectal. Así, el título ‘gobernante’ siempre sigue al de ‘rey sagrado de tal-y-cual lugar’, que a su vez sigue la designación personal. Esta secuencia se viola en varios casos en el período Clásico Temprano (250-600 dc) cuando se trata de teotihuacanos. He aquí algunos ejemplos: en el Hombre de Tikal (E5-F5) se lee kaloɂmteɂ Siyaj-“dardo mexicano”, ‘el gobernante, Siyaj-…’, en vez de ‘Siyaj-…, el gobernante’; en la Estela 31 de Tikal (H20-G21) se observa kaloɂmteɂ Jatz’oɂm-Kuuj, ‘el gobernante Jatz’oɂm-Kuuj’, y no ‘Jatz’oɂm-Kuuj, el gobernante’. También, en el Marcador de Tikal se distingue y-iit Jatz’oɂm-Kuuj nojk’ab’ tz’ehk’ab’ Siyaj-K’ahk’, ‘su compañero(?) de Jatz’oɂm-Kuuj, la mano derecha, la mano izquierda (el asesor), Siyaj-K’ahk’’, en vez de ‘Siyaj-K’ahk’’, su compañero de Jatz’oɂm-Kuuj, su asesor de Jatz’oɂm-Kuuj‘ (bloques D3-D4), y huley(?)TIKAL, Hoɂ-Tinam-Witz, ‘llegó a Tikal (de) Hoɂ-Tinam-Witz’, a diferencia de ‘salió de Hoɂ-Tinam-Witz y llegó a Tikal’ (bloques G5-G6).

Desgraciadamente, los rasgos sintácticos mues-tran poca variación entre las lenguas y se prestan fácilmente. Por eso es imposible identificar la de los teotihuacanos comparando su sintaxis con la de otras mesoamericanas.

RASGOS FONÉTICOS DE LA LENGUA TEOTIHUACANA

En los costados de la Estela 31 de Tikal están representados dos personajes con atuendos teotihuacanos y encima de ellos se ven los textos (fig. 13). Propongo una transliteración para facilitar el análisis que se debe a muchos años de discusiones y revisiones con Dmitri Beliaev. La interpretación resultante cuestiona la identificación ampliamente aceptada de que estos personajes corresponden a Nuɂ-Yax-ɂAhiin (Stuart 2000a). Hay que agregar que en la iconografía maya se desconocen otros ejemplos donde el mismo personaje esté figurado en dos lados de una estela.

Figura 13. Texto situado a los costados de la Estela 31, Tikal. Los colores indican glosas teotihuacanas (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 51). Figure 13. Tikal, text on the sides of Stela 31. The colours indicate Teotihuacan glosses (Jones & Satterthwaite 1982: fig. 51).

Transliteración:

(I1) ɂuBAH (J1) MAM/ɂUMAM (I2) WINAKHAB‘ (J2) ɂAJAWwa (I3) nuYAX (J3) ɂAHIN (I4) TIKAL-laɂAJAW (J4) chata (K1) WAYnaɂa (L1) yaɂAJAWwa (K2) tochawaki (L2) kosakachi-“trono de petate” (K3) kache?-ki (L3) KALmaTEɂ (K4) ɂuKAK‘-HIJOna (L4) JATZ’OMku

(M1) ɂuBAH (N1) ɂuMAM (M2) TAYCHANK’INICH (N2) nuYAXɂAHIN (M3) yune (N3) JATZOMku (O1) tzalapu (P1) ɂiwina (O2) tochawaki (P2) ɂuyaɂAJAWTEɂ (O3) KALmaTEɂ (P3) “piedra preciosa”-TIKALlaɂAJAW

A continuación, comento algunos bloques:

  • J1 y N2: la lectura para el “anciano mechudo” fue reconocida como MAM, ‘abuelo’, ‘ancestro’, por David Stuart (2000b). Los reflejos de *maam tienen dos acepciones en las lenguas mayas: ‘el padre de la madre’ y ‘el hijo o la hija de la hija del hombre’. Hasta la fecha, solamente ‘el nieto por parte de la hija’ ha sido localizado en textos y esta podría ser la traducción más acertada en el contexto (Beliaev 2019).
  • N2: el silabograma ɂu está inscrito dentro del “mechón del anciano”.
  • J1: el silabograma ɂu no está escrito, lo que es característico de las expresiones ‘el nieto de’. Esto implica que el signo “anciano mechudo” tiene dos valores de lectura, MAM/ɂUMAM.
  • K2, O2: el primer signo del deletreo (T174) se asimila al atributo gráfico superior de una familia de signos que tienen lecturas diferentes, dependiendo del elemento soporte que llevan. Entre ellos hay dos silabogramas, el “diseño T174 sobre la concha” to (Tokovinine et al. 2011) y el “diseño T174 sobre los pechos” ko (Stuart 2020). El silabograma ko siempre incluye “pechos” como parte de su diseño gráfico, mientras que el silabograma to a veces está sin “concha” (ver B2 en el Marcador de Cancuén). Una secuencia semejante de signos silábicos tochawani integra el nombre póstumo del rey de Tikal Jasaw-Chan-K’awiil en los huesos labrados y vasijas de la Tumba 116 (Moholy-Nagy 2008). Dicho rey recreaba los motivos teotihuacanos y se representaba conju-rando a Waxaklajuɂn-ɂUb’aah-Chan en un lejano país de biznagas (Ferocactus wislizenii), tule (variedad de Typha) y flores de obsidiana (Dintel 2 del Templo i de Tikal, Stuart [2002a: 490]). Los bloques K2 y O2 difieren respecto del orden de lectura, pero su comparación con el nombre póstumo tochawani nos faculta entender que el silabograma ki se lee al final. Además, este se expresa como un sufijo en los bloques K2, K3 y O2.
  • L2: el signo “trono de petate” es idéntico al de la escritura náhuatl que se lee TLAɂTOANI, ‘gobernante’ (Davletshin 2023). Probablemente es un xenograma en la escritura maya con el valor logográfico semejante.
  • K3: che? es un signo que muestra elementos gráficos peculiares y por eso su lectura es problemática. Tal vez sea más correcto describirlo como un “bulto” e interpretarlo como otro xenograma.
  • M2: TayalChanK’ihnich, ‘El-Sol-Luce-en-el-Cielo’, es parte del nombre real completo de Nuɂ-Yax-ɂAhiin. El signo “mano sostiene una antorcha” se lee TAY como lo demuestran las sustituciones silábicas tayele en el apelativo Tayel-Chan-K’ihnich (Tokovinine & Zender 2012: 42, fig. 2.5). Posiblemente, las formas tayal y tayel son participios del verbo *tah-, ‘brillar’, ‘lucir’.
  • O1: para la identificación del signo la, ver bloque P3.
  • P1: el deletreo ɂiwina figura entre dos nombres en el contexto idéntico al deletreo yaɂAJAWwa del bloque L1, sugiriendo la interpretación “su vasallo”.
  • P3: el signo de “piedra preciosa” se observa en las inscripciones de Naranjo (Alexandre Tokovinine, comunicación personal 2011). Es un logograma de lectura desconocida, pero su uso en el glifo emblema sugiere que es un sinónimo de k’uhul, ‘sagrado’, ‘divino’.

Propongo la siguiente traducción:

‘(I1) Esto es (J1-I4) el nieto del rey de veinte años Nuɂ-Yax-ɂAhiin (quien era) el rey de Tikal, (J4-K1) ch’ata WAYnaɂa, (L1) el vasallo de (K2) tochawaki (L2) (quien era) el rey(?) de ko-sa-ka-chi-…(K3) ka-che?-k’i, (L3) el gobernante (K4-L4) (y) el hijo de Jatz’oɂm-Kuuj’.

‘(M1) Esto es (N1-3) el nieto de Tayal-Chan-K’ihnich Nuɂ-Yax-ɂAhiin (quien era) el hijo de Jatz’oɂm-Kuuj, (O1-O2) tzalapu ɂiwina tochawaki (P2-3), el señor de la lanza (un título militar) del gobernante y del rey divino (?) de Tikal’.

Esta traducción indica que el rey de Tikal Nuɂ-Yax-ɂAhiin mandaba a sus hijas a Teotihuacán con el propósito de establecer relaciones matrimoniales entre dos linajes dinásticos.

Llama la atención que ocho bloques (J4, K1, K2-L3, O1-O2) están escritos con signos silábicos, salvo el logograma WAY y dos posibles xenogramas (fig. 14). Es raro ver deletreos silábicos tan largos en textos mayas, y menos en el caso de nombres personales. Ello nos faculta reconocerlos como glosas teotihuacanas, es decir, los apelativos y títulos en esta lengua registrados por medio de los silabogramas mayas. En estas glosas se pueden intuir ciertos rasgos fonológicos sobre la lengua teotihuacana: 1) se observan oclusivas y africadas glotalizadas t’, ch’, tz’ y k‘; 2) la aproximante labiovelar w es distinta de la oclusiva labial p; y 3) se contrastan dos africadas tz’ y ch’.¹³

Figura 14. Glosas teotihuacanas en la Estela 31 de Tikal (fotografías cortesía del proyecto Atlas Epigráfico de Petén, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala). Figure 14. Teotihuacan glosses on Tikal Stela 31 (photos courtesy of the Atlas Epigráfico de Petén project, cemyk, Dirección de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala).

Es interesante notar que Siyaj-Chan-K’awiil presenta a los primos con sus nombres extranjeros como teotihuacanos, mientras que, anteriormente, los teotihuacanos se presentan como mayas, al traducir sus denominaciones.

CONCLUSIONES

Iniciamos este artículo con el análisis distributivo de un signo que resultó en una propuesta sobre su lectura como la sílaba tzo. Esto nos facilitó revisar algunas sugerencias anteriores, determinar lecturas de los logogramas JATZOM y KUJ, e interpretar los nombres de dos personajes históricos. Las nuevas lecturas nos hicieron plantear ciertas cuestiones de amplias implicaciones, como los modelos de adaptación de nombres extranjeros por los mayas del período Clásico y la afiliación lingüística de la lengua de Teotihuacán.

Considero que el trabajo realizado demuestra la importancia de prestar atención a los mínimos detalles en el análisis epigráfico y la necesidad constante de revisar y cuestionar los valores de lectura aceptados.

Agradecimientos a mis colegas por las pláticas, dudas y sugerencias respecto al tema: Alexandre Tokovinine, Ángel Adrián Sánchez Gamboa, Christian Prager, Dmitri Beliaev, Erik Velásquez García, Guido Krempel, Maria Gaida, María Elena Vega Villalobos, Sergei Vepretskii, Søren Wichmann y Yuriy Polyukhovych. En particular agradezco la cortesía del proyecto de conservación y documentación del Museo de Sitio de Toniná (cncpcinah).

MATERIAL SUPLEMENTARIO

SUPPLEMENTARY MATERIAL

REFERENCIAS

Ajpacaja, P., M. Chox, F. Tepaz & D. Guarchaj 1996. Diccionario del idioma k’iche’. Antigua Guatemala: Proyecto Lingüístico Francisco Marroquín.

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