El signo jeroglífico maya K’UH en los glifos emblema: una aproximación desde la cultura visual

The Maya K’UH Hieroglyphic Sign in Emblem Glyphs: A Visual Culture Approach

Resumen

Este artículo se centra en el estudio del logograma K’UH que aparece vinculado a los glifos emblema de los monumentos mayas del período Clásico (250-950 dc). Desde un enfoque interdisciplinar, se ha empleado la epigrafía, la paleografía, la iconografía y los estudios visuales para analizar este grafema, con el objetivo de conocer las variaciones de su diseño producidas regional y temporalmente durante la época que estuvo en uso, con tal de obtener información acerca de lo que representa su iconografía y comprender los conceptos de sangre y sustancia sagrada asociados a él. Asimismo, se utilizan los distintos diseños hallados del grafema K’UH para datar y contextualizar jeroglíficos sin fecha ni lugar de origen, entender qué diseños utilizó cada entidad política en sus textos, así como realizar una reconstrucción histórica del empleo del título k’uhul ajaw entre los soberanos mayas.

Palabras clave: escritura jeroglífica maya, epigrafía, diseño gráfico, paleografía, k’uhul ajaw, logograma K’UH.

INTRODUCCIÓN

La escritura jeroglífica maya es un sistema logosilábico que codifica un idioma denominado ch’olti’ano clásico, cholano clásico o maya clásico (Houston et al. 2000). Se caracteriza por su alto nivel de iconicidad, pues sus signos representan animales, deidades y partes del cuerpo humano, a la vez que objetos de la vida cotidiana, entre otros (Stuart 1995: 34; Velásquez 2015: 124). Esto permitió a los amanuenses mayas emplear los grafemas no solo para registrar un mensaje lingüístico, sino también como ornato de multitud de soportes. Así, los artesanos mayas de las distintas entidades políticas compitieron concibiendo y utilizando diferentes estrategias visuales, entre las que destacaba la creación de signos alógrafos.¹ Debido a esto, la escritura jeroglífica maya permaneció en continuo cambio durante los cerca de 2000 años que estuvo uso, llegando a ser tan importante el mensaje escrito como su propia visualidad. En tal sentido, del análisis visual de estos jeroglifos se puede extraer valiosísima información acerca de su cultura.

Entre las combinaciones de signos más comunes del corpus maya se encuentra el llamado glifo emblema, identificado por Heinrich Berlin (1958). Se trata de un bloque jeroglífico conformado por varios grafemas:² el jeroglifo K’UH, k’uh, ‘dios’, un signo o conjunto de ellos que hace referencia a un lugar de origen o dinastía, y el logograma AJAW, ajaw, ‘señor’, ‘gobernante’ (fig. 1). El grupo de signos de lo que hoy se conoce como glifo emblema constituyó uno de los títulos más comunes e importantes de los soberanos mayas durante el período Clásico (250-950 años dc). Se trata de k’uhulajaw, ‘señor sagrado de…’, apelativo que dotaba al mandatario de una cualidad divina, además de relacionarlo con una dinastía o localidad de proveniencia.

Figura 1. Partes en las que se divide un glifo emblema. Tablero Oeste, Templo xix, Palenque, México. En rojo K’UH, en verde AJAW y en celeste glifos del nombre de la dinastía o topónimo (todas las ilustraciones son del autor, excepto cuando se indica). Figure 1. Emblem glyph showing the parts it is composed. West Panel, Temple xix of Palenque. In red K’UH, in green AJAW, and in light blue glyphs of the name of the dynasty or toponym (all illustrations are by the author, except where indicated).

El propósito de este trabajo es estudiar el logograma K’UH, primer grafema que conforma el glifo emblema. Dicho signo será analizado en los monumentos pétreos de toda el área maya, elaborados durante el período Clásico. Corresponden a soportes que en la mayoría de los casos han sido datados, no habiéndose registrado ejemplares de épocas previas o posteriores. Por lo demás, se requiere conocer con precisión la cronología de cada texto asociado a este signo para establecer la secuencia lineal de su diseño.

En esta investigación se aplica un enfoque interdisciplinario que combina la epigrafía, los estudios visuales y la paleografía. Se utiliza el método paleográfico de Alfonso Lacadena (1995), adaptado de las escrituras clásicas, para comparar visualmente los elementos que componen cada uno de los logogramas K’UH vinculados con los glifos emblema. De dicha comparación resultan ejemplos de ese signo con variaciones temporales y locales de sus diseños gráficos, lo cual ayuda a comprender en qué consistió cada uno, cuándo y dónde se produjo, y durante cuánto tiempo se empleó sin sufrir alteraciones. Asimismo, se realiza un análisis visual de los elementos que conforman los diseños gráficos del jeroglífico K’UH. El objetivo es determinar qué diseño del jeroglífico fue aplicado en cada entidad política y en qué época estuvo vigente, lo que facilitará dataciones y localizaciones de jeroglíficos descontextualizados donde este signo está presente, así como una reconstrucción histórica del uso de un título tan importante entre las élites mayas como era el de k’uhul ajaw.

CARACTERÍSTICAS FORMALES DEL LOGOGRAMA K’UH

El logograma K’UH, k’uh, es una parte fundamental del glifo emblema. Se le conoce también por las diversas nomenclaturas –T32, T33, T35, T36, T37, T38, T39, T40, T41 y T1016– que le otorgó Eric Thompson (1962) en su catálogo de jeroglifos, debido a la gran cantidad de signos alógrafos que posee. Thomas Barthel (1952: 94) relacionó el vocablo k’u con los términos ‘dios’ y ‘divinidad’, mientras que los investigadores William Ringle (1988), John Carlson y David Stuart fueron, de manera independiente, los primeros en descifrarlo en los textos mayas (Prager 2018: 548).

Este logograma se compone visualmente de dos elementos gráficos: la cabeza de un “mono” y una hilera de cuentas frente a su rostro (Baron 2016: 47) (fig. 2a). Ahora bien, en los contextos en los que fue registrado junto al glifo emblema, la representación de sus elementos podía variar. En la mayoría de los casos se expone solo la hilera de cuentas, quedando la cabeza del mono oculta por los signos que constituyen el topónimo en cuestión y el logograma ‘señor’ (fig. 2b y c). Sin embargo, debido a la necesidad de los escultores mayas de aprovechar el máximo espacio disponible de los soportes, existen casos en que los signos integrantes del glifo emblema se separan en dos bloques: en el primer cartucho jeroglífico se expresa el signo K’UH completo y en el siguiente el locativo junto con el grafema AJAW (fig. 2d). Asimismo, el logograma ‘dios’ también podía aparecer acompañado por el silabograma –lu, fungiendo como signo sufijo para conformar la palabra k’uhul, ‘sagrado’ o ‘divino’ (Houston & Stuart 1996: 295).

Figura 2. Ejemplos del logograma K’UH y de las configuraciones que aparecen con los glifos emblema: a) diseño completo; b) Estela 20, Naranjo; c) Estela 1, Aguateca; d) Escalón, Escalera Jeroglífica, Ceibal. Figure 2. Examples of the K’UH logogram and different configurations in which it appears with emblem glyphs: a) complete design; b) Naranjo Stele 20; c) Aguateca Stele 1; d) Ceibal Step of the Hieroglyphic Stairway.

Más de 1200 soportes plásticos mayas con dataciones han sido analizados a nivel paleográfico, lo que revela la secuencia del logograma K’UH en los contextos ligados a los glifos emblema. Es necesario destacar que Christian Prager (2018: 549-550) había identificado con anterioridad 32 tipologías alógrafas de este logograma en todos los contextos donde fue reconocido. No obstante, en este trabajo se estudia paleográficamente solo el elemento gráfico, compuesto por la hilera de cuentas situada frente a la cabeza del mono, dado que, como ya se afirmó, en la mayoría de los casos el rostro del primate queda oculto tras el resto de signos jeroglíficos que conforman el glifo emblema. De esta manera, se han podido diferenciar hasta seis diseños gráficos del jeroglifo, que pueden ser numerados del 1 al 6, según su cronología.

EVOLUCIÓN PALEOGRÁFICA DEL LOGOGRAMA K’UH

El monumento más temprano en el que el grafema K’UH forma parte de un glifo emblema es el Hombre de Tikal, datado de principios del siglo v dc. Se trata del primer monumento del área maya en el que un gobernante asume el apelativo de ‘señor sagrado…’ o ‘señor divino…’. Este ejemplo se corresponde con el llamado aquí Diseño Gráfico 1 (fig. 3a y b), donde se muestra al signo K’UH como una hilera de puntos en su interior, un semicírculo con líneas punteadas también en su interior y, en algunos casos, tres cuentas a su alrededor. El diseño temprano del logograma en estudio fue abandonado paulatinamente hacia fines del siglo vi dc, lo cual no significa que haya desaparecido completamente, puesto que otras entidades políticas lo siguieron usando durante algún tiempo, como se aprecia en la Estela 9 de Lamanai, en Belice, datada en el año 625 dc, correspondiente a la cuenta larga 9.9.12.0.0.

El primer cambio destacado que sufre el glifo K’UH, asignado al Diseño Gráfico 2 (fig. 3c y d), consiste en una línea punteada semicircular en el exterior y en una o dos líneas semicirculares en su interior, tal y como se observa en la Estela 1 de Caracol, ubicada en la actual Belice, fechada en el año 593 dc (9.8.0.0.0). Precisamente, es en Caracol donde más se emplea esta variante de K’UH, aunque también se presenta en los monumentos de Naranjo, en Guatemala, y en otros sitios más alejados, como Bonampak y Palenque, en México. En esta última ciudad se han hallado los ejemplos más tardíos del Diseño Gráfico 2, tallados en el Templo xxi, atribuible a la cuenta larga 9.15.5.0.0 (736 dc).

Figura 3. Ejemplos de glifos emblema con distintos diseños gráficos del signo K’UH. Diseño Gráfico 1: a) Estela 31, Tikal; b) Estela 9, Lamanai. Diseño Gráfico 2: c) Estela 3, Naranjo; d) borde de la plataforma labrada del Templo xxi, Palenque. Figure 3. Examples of emblem glyphs showing the K’UH logogram with different graphic designs. Graphic Design 1: a) Tikal Stele 31; b) Lamanai Stele 9. Graphic Design 2: c) Naranjo Stele 3; d) edge of the carved platform of Temple xxi, Palenque.

En la primera mitad del siglo vii dc, el grafema en cuestión adquiere la forma que predominó a lo largo del siglo en la mayoría de los sitios. Se trata del Diseño Gráfico 3 (fig. 4a-d), en el cual se sustituye la línea punteada externa por una curvada de cuentas, mientras que en el interior se distinguen dos variaciones: una segunda línea curvada de cuentas o bien una simple línea continua. El primer monumento que exhibe esta innovación gráfica es el Panel 4 de Bonampak, fechado en el año 614 dc (9.9.1.7.1), que se visualiza en el glifo emblema de Yaxchilán. El uso de esta nueva variante del jeroglífico K’UH se extendió hasta el año 889 dc (10.3.0.0.0), ilustrado por última vez en la Estela 2 de Jimbal.

Figura 4. Ejemplos de glifos emblema con el signo K’UH en su Diseño Gráfico 3: a) Panel 4, Bonampak; b) Estela 5, Tikal; c) Elemento 5, Escalera Jeroglífica 2, La Corona; d) Estela 2, Jimbal. Figure 4. Examples of emblem glyphs with Graphic Design 3 of the K’UH sign: a) Bonampak Panel 4; b) Tikal Stele 5; c) Element 5, Hieroglyphic Stairway 2, La Corona; d) Jimbal Stele 2.

Durante el siglo vii dc surgieron y se emplearon diversas formas. La primera de ellas fue el Diseño Gráfico 4 expuesto en la Estela 3 de Caracol, fechada en el año 637 dc (9.10.4.7.0) (fig. 5a-d). Consiste en dos líneas semicirculares paralelas entre las que existe una línea punteada y, en ocasiones, otra entre el glifo K’UH y el resto del glifo emblema. Este diseño fue utilizado hasta el año 713 dc (9.14.1.2.9), documentado en la Estela 2 de Naranjo. También fue registrado en monumentos de Caracol, Naranjo, Pusilhá, Dos Pilas y, con mayor profusión, en Palenque.

Figura 5. Ejemplos de glifos emblema con el Diseño Gráfico 4 del grafema K’UH: a) Estela 3, Caracol; b) Estela H, Pusilhá; c) Templo de la Cruz, Tablero de la Cruz, Palenque; d) Estela 24, Naranjo. Figure 5. Examples of emblem glyphs with Graphic Design 4 of the K’UH grapheme: a) Caracol Stele 3; b) Pusilhá Stele H; c) Temple of the Cross, Panel of the Cross, Palenque; d) Naranjo Stele 24.

Otra de las versiones que emergieron en el siglo vii dc es el Diseño Gráfico 5, relacionado con el reino de B’aakuˀl (fig. 6a-d). Si bien el glifo estuvo asentado principalmente en Palenque, también se encuentra en Tortuguero, Tabasco. En el Monumento 6 de esta última ciudad, del año 669 dc (9.11.16.8.18), se tallaron tres ejemplos de glifo emblema en los que el signo K’UH parece estar formado por tres lóbulos –el superior generalmente oculto– con puntos y cuentas en su interior. Esta misma variación gráfica se da con mayor asiduidad en Palenque, lugar en que fue usada hasta el año 695 dc, representándose por última vez en el Tablero de los Guerreros del Templo xvii. Por tanto, el Diseño Gráfico 5 estaría vinculado exclusivamente a Palenque y su esfera política, debido al contacto directo entre sus ciudades.

Figura 6. Glifos emblema con el Diseño Gráfico 5 del signo K’UH: a) Monumento 6, Tortuguero; b) Tablero de la Cruz Foliada, Templo de la Cruz Foliada, Palenque; c) Tablero del Sol del Templo del Sol, Palenque; d) Tablero de los Guerreros del Templo xvii, Palenque. Figure 6. Emblem glyphs with Graphic Design 5 of the K’UH sign: a) Tortuguero Monument 6; b) Panel of the Foliated Cross, Temple of the Foliated Cross, Palenque; c) Panel of the Sun, Temple of the Sun, Palenque; d) Panel of the Warriors, Temple xvii, Palenque.

El estadio final del logograma K’UH en los glifos emblema del período Clásico corresponde al Diseño Gráfico 6, consistente en un signo con forma de U invertida o virada, cuyo interior está ornamentado con una masa de puntos, guardando cierta similitud con el glifo K’UH primigenio (fig. 7a-d). Esta fórmula se halla en la Estela 10 de Caracol, fechada en el año 859 dc (10.1.10.0.0) (fig. 7a), aunque no es descartable que sea algo más temprana, dado que el Panel 2 de Ichmul de Morley, en Campeche, del año 830 dc, podría estar ya representándolo (fig. 7b y c). Esto es algo que no se puede confirmar debido al deterioro de dicho monumento, pues solo se distingue la silueta de este grafema.

El último ejemplo de un glifo emblema en un soporte datado se halla en Chichén Itzá, concretamente en el Dintel 1 del Templo del Dintel, correspondiente al año 918 dc (10.4.10.0.0) (fig. 7d) y, por tanto, es también la última ocasión en que a un gobernante se le denomina “señor sagrado”. Esto indicaría que el apelativo k’uhul desaparece del título de los soberanos, quienes pierden su estatus divino a lo largo del siglo x dc, posiblemente como consecuencia de los importantes cambios políticos y sociales ocurridos durante ese momento histórico.

Figura 7. Ejemplos de glifos emblema con el Diseño Gráfico 6 del signo K’UH: a) Estela 10, Caracol; b) Dintel 5 de Las Monjas, Chichén Itzá; c) Panel 2, Ichmul de Morley, Campeche; d) Dintel 1 del Templo del Dintel, Chichén Itzá. Figure 7. Examples of emblem glyphs with Graphic Design 6 of the K’UH sign: a) Caracol Stele 10; b) Las Monjas Lintel 5, Chichén Itzá; c) Ichmul de Morley Panel 2, Campeche; d) Lintel 1, Temple of the Lintel, Chichén Itzá,

Después de realizar el análisis paleográfico, se puede establecer que el jeroglífico K’UH se asocia con los glifos emblema al menos desde el año 445 dc, extendiéndose su uso hasta el año 918 dc, aproximadamente. Durante los casi 500 años del período Clásico en los que estuvo vinculado con los glifos emblema, el logograma K’UH presentó seis diseños gráficos diferentes, cada uno de ellos con una distribución espacial y temporal dispar (fig. 8).

Figura 8. Distribución temporal de los diferentes diseños gráficos del grafema K’UH en los glifos emblema. Figure 8. Temporal distribution of K’UH grapheme graphic designs in emblem glyphs.

ORIGEN, EXPANSIÓN Y OCASO DEL GLIFO EMBLEMA

A partir del análisis paleográfico y visual del signo K’UH en los glifos emblema y considerando los monumentos descubiertos hasta hoy, Tikal, en la actual Guatemala, sería el primer centro político donde se sacralizó la figura del gobernante maya, pues el Hombre de Tikal, fechado a principios del siglo v dc, es la obra monumental más temprana con este glifo emblema. No obstante, poco después, los soberanos del reino Kaanuˀl también fueron divinizados a través de sus títulos, como se aprecia en el Monumento 18 de Dzibanché, en México. Por tanto, los mandatarios de las dos grandes superpotencias del área maya ya ostentaban el título de k’uhul ajaw. Los monumentos de ese siglo indicarían que Tikal y Dzibanché fueron los dos únicos centros políticos donde sus gobernantes exhibieron el nombre de “señor sagrado”. Futuros análisis de objetos portátiles podrían confirmar que estas fueron las más antiguas ciudades cuyos líderes emplearon este calificativo o, por el contrario, añadir nuevas entidades políticas a esta breve lista.³

En el siglo vi dc, a las dos urbes señaladas se unieron otras como Yaxchilán y Toniná, ambas en el actual México, Copán en el norte de Honduras, Tamarindito en Guatemala, y Caracol en Belice, cuyos gobernantes también utilizaron entre sus epítetos la denominación “señor sagrado”. A partir del siglo vii, el uso del jeroglífico K’UH ligado con el glifo emblema se extendió hacia nuevos sitios, como Naranjo, Dos Pilas, El Chorro y Piedras Negras en Guatemala, Bonampak, Uxul, Palenque y Calakmul en México, Lamanai y Pusilhá en Bélice, y Copán en Honduras. Este último no muestra un nuevo glifo emblema, sino el expuesto anteriormente en Dzibanché y que llegó a Calakmul tras la secesión de la dinastía Kaanuˀl (Velásquez 2004; Helmke & Awe 2016a, 2016b; Martin & Velásquez 2016).

En el siglo viii dc, el título k’uhul ajaw floreció por gran parte del área maya, siendo el período que registra el mayor número de sitios con glifos emblema propios. A los lugares ya mencionados se suman Aguateca, Ceibal, La Florida, Cancuén, Machaquilá, Quiriguá, Motul de San José y Yaxhá en Guatemala, Nim Li Punit y Sacul en Belice, además de Pomoná, Ek’ Balam y Oxpemul en México.

Es necesario agregar que hay muchísimas más localidades donde se han hallado monumentos con glifos emblema esculpidos, pero estos no refieren a sus propias ciudades, sino a aquellas de las que eran dependientes. Además, aunque en el siglo ix dc existen obras con nuevos glifos emblema en lugares de esta misma región, como Itzán, Ichmul de Morley, Ucanal y Chichén Itzá, lo cierto es que el número de soportes con este apelativo se reduce, vaticinando lo que sucederá en el siglo x dc, cuando se genera su ocaso. Chichén Itzá posee el único ejemplo con una datación aproximada al año 918 dc –ubicado en el Dintel 1 del Templo del Dintel– donde un soberano ostenta el apelativo de k’uhul ajaw. Desde ese momento, el título “señor sagrado” desaparecería de la esfera política, seguramente a consecuencia de los importantes cambios políticos y sociales que desembocarán en el período Posclásico (1000-1500 dc).

ELEMENTOS GRÁFICOS ORNAMENTALES DEL LOGOGRAMA K’UH

El análisis visual y paleográfico también pone de manifiesto que, a partir del año 614 dc, el signo K’UH muestra en muchos ejemplos un elemento ornamental en su parte superior. Dicha adición consiste en la superposición sobre el logograma K’UH del signo K’AN, k’an, ‘amarillo’, ‘maduro’, ‘precioso’, o de una concha Spondylus seccionada. Ambos atributos son los más utilizados con el grafema K’UH a lo largo del área maya (fig. 9a-d).

Figura 9. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH ornamentado con la cruz K’AN: a) Estela 22, Tikal; b) Columna San Luis, Bonampak. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH ornamentado con la concha Spondylus seccionada: c) Panel 1, Pomoná; d) Panel Principal del Templo xiv, Palenque. Figure 9. Examples of emblem glyphs with the K’UH logogram decorated with the K’AN cross: a) Tikal Stele 22; b) San Luis Column, Bonampak. Examples of emblem glyphs with the K’UH logogram decorated with pieces of a Spondylus shell: c) Pomoná Panel 1; d) Main Panel of Temple xiv, Palenque.

Además de los dos casos señalados, se pueden distinguir otros diseños presentes solo en lugares muy determinados. Así, en Dos Pilas se han registrado dos ejemplos –la Escalera Jeroglífica 2, del año 684 dc, y el Panel 7, del año 686 dc– en los que se introdujo sobre el glifo K’UH un signo de brillo, cuya propuesta de lectura es LEM?, lem?, ‘brillo’ (Stuart 2010: 291) (fig. 10a y b). La incorporación del mismo elemento, así como la proximidad de las dos fechas, sugiere que ambos monumentos fueron realizados por un único artesano o, al menos, por la misma escuela de escribas.

En Palenque, el signo que corresponde a ‘dios’ se ornamenta en ciertas ocasiones con la sílaba la, como se aprecia en algunos ejemplos grabados en los tableros del Grupo de la Cruz, fechados entre los años 690 y 692 dc. Este fonograma se reprodujo también sobre el grafema K’UH en el Dintel 3 del Templo iv de Tikal, del año 747 dc (fig. 10c), en el Panel 1 de Cancuén, datado en el año 773 dc (fig. 10d), y en la Estela C de Quiriguá, del año 775 dc.

Figura 10. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH ornamentado con el grafema LEM?: a) Escalera Jeroglífica 2, Dos Pilas; b) Panel 7, Dos Pilas. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH ornamentado con el silabograma la: c) Dintel 3 del Templo iv, Tikal; d) Panel 1, Cancuén. Figure 10. Examples of emblem glyphs with the K’UH logogram decorated with the LEM? Grapheme: a) Dos Pilas Hieroglyphic Ladder 2; b) Dos Pilas Panel 7. Examples of emblem glyphs with the K’UH logogram decorated with the -la syllabogram; c) Lintel 3 of Temple iv, Tikal; d) Cancuén Panel 1.

Otro de los diseños gráficos consiste en la inclusión del signo YAX, yax, ‘verde’, ‘azul’, ‘primero’, ‘limpio’, que se exhibió durante la segunda mitad del siglo viii dc en algunos monumentos relacionados con la entidad política de Yaxchilán, fuera en el propio sitio o en lugares dependientes de él, como es el caso de La Pasadita (fig. 11a-c). Por lo que un objeto descontextualizado con semejante motivo ornamental en el signo K’UH sería originario, muy probablemente, de la esfera política de Yaxchilán. De los ejemplos de La Pasadita y Yaxchilán, así como de los anteriormente citados de Tortuguero y Palenque, se infiere que el dominio de una entidad política sobre otra en ocasiones también se extiende al ámbito cultural, concretamente en diversos aspectos de la escritura. El uso de los mismos diseños en ciudades con una esfera política semejante se debe al contacto directo entre dichos centros, que pudo haber generado intercambios y préstamos de escribas (Lacadena 1995: 265-266; Houston 2016a; Zender et al. 2016: 46-47), e incluso entrega de amanuenses como tributo por parte de las ciudades subordinadas (Houston 2016b). En otras palabras, ciertas variantes que se dan en las inscripciones de lugares muy concretos también suelen ser ejecutadas en los textos jeroglíficos de sus sitios subsidiarios.

Un caso único es el que fue pintado en el Mural de los 96 Glifos de Ek’ Balam, del año 790 dc, en donde el signo K’UH luce en su sección superior el rostro del mono característico, con las formas completas de este logograma (fig. 11d). Con ello se puede constatar el virtuosismo que poseía el autor de dicha inscripción.

Figura 11. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH y diferentes ornamentaciones: a) logograma K’UH y el signo YAX en su parte superior, Estela 11, Yaxchilán; b) logograma K’UH y el signo YAX en su parte inferior, Dintel 2, Yaxchilán; c) logograma K’UH y el signo YAX en su parte superior, Dintel 3, La Pasadita; d) logograma K’UH y la cabeza del “mono” en la parte superior del Mural de los 96 Glifos de Ek’ Balam (Lacadena 2003: 50, fig. 18b). Figure 11. Examples of emblem glyphs with the K’UH logogram and different decorations: a) K’UH logogram and the YAX sign on its upper part, Yaxchilán Stele 11; b) K’UH logogram and the YAX sign on its lower part, Yaxchilán Lintel 2; c) K’UH logogram and the YAX sign on its upper part, La Pasadita Lintel 3; d) K’UH logogram and the head of the “monkey” in the upper part, Mural of the 96 Glyphs, Ek’ Balam (Lacadena 2003: 50, fig. 18b).

En algunos textos de Toniná y Yaxchilán, del siglo viii dc, se observa el logograma invertido, es decir, con uno de estos motivos ornamentales bajo el elemento de puntos del signo K’UH, cuando lo normal es que se dispongan sobre él (fig. 12a-d).

Figura 12. Ejemplos de glifos emblema con el logograma K’UH invertido: a y b) Monumento 171, Toniná; c) Dintel 3, Yaxchilán; d) Dintel 53, Yaxchilán. Figure 12. Examples of emblem glyphs with the inverted K’UH logogram: a and b) Toniná Monument 171; c) Yaxchilán Lintel 3; d) Yaxchilán Lintel 53.

Existe una multitud de casos de glifos emblema donde el signo K’UH no está adornado por ninguno de los motivos anteriores. Por lo general, cuando los topónimos o nombres dinásticos se escriben con silabogramas o poseen complementos fonéticos prefijados, suelen mostrar solo la parte del jeroglífico K’UH formada por las cuentas, sin más detalles. Esta podría ser una estrategia visual desarrollada por los escribas mayas con el objetivo de que este grafema se distinga bien y se eviten confusiones al leerlo. Ejemplos de ello son los logogramas de Calakmul y Piedras Negras (fig. 13a y b). Esto también sucede en las pocas ocasiones donde aparece la sílaba –lu acompañando al signo K’UH para formar la palabra k’uh[u]l, ‘sagrado’, ‘divino’ (fig. 13c).

Figura 13. Ejemplos de glifos emblema: a) Elemento 5 de la Escalera Jeroglífica 2, La Corona; b) Panel 3, Piedras Negras; c) Estela 1, Copán. Figure 13. Examples of emblem glyphs: a) Element 5 of Hieroglyphic Stairway 2, La Corona; b) Piedras Negras Panel 3; c) Copan Stele 1.

LA SANGRE, SUSTANCIA SAGRADA PARA LOS MAYAS

Tal como se ha observado, la escritura jeroglífica maya es altamente icónica. Esta característica ofrece información extralingüística que aporta información sobre diversas nociones del pensamiento maya clásico, sobre todo acerca del objeto o idea abstracta expresada en los signos escriturarios. Los artesanos empleaban determinados signos jeroglíficos no por su valor fonético, sino por el semántico, integrándolos en la iconografía para indicar las propiedades materiales de un elemento representado (Stone & Zender 2011: 13-15; Ruiz 2023: 270). De esta manera ocurre en los logogramas YAX, K’AN, LEM? y de la concha Spondylus, entre otros. Aunque la mayoría de ellos son grafemas con un valor de lectura propio, carecen de uno fonético cuando aparecen ilustrados formando parte del logograma K’UH en los glifos emblema. Así, los signos YAX, K’AN y la valva de Spondylus podrían funcionar como marcas de color amarillo, verde y nácar, respectivamente (Stone & Zender 2011: 69; Baron 2016: 47).

En cuanto al logograma T24 o LEM?, probablemente señale que se trata de una superficie brillante, pues este signo se emplea a nivel visual para representar objetos con esta característica, como el jade o el cuerpo de las deidades (Schele & Miller 1992 [1986]: 43; Stone & Zender 2011: 13). Por lo tanto, es factible que YAX, K’AN y LEM? sean indicadores de la materialidad de la sustancia que figura la parte granulada del grafema K’UH, es decir, algún tipo de objeto brillante o alhaja de gran valor para los mayas. En el caso del fonograma la, al desconocerse su origen, no es posible saber por ahora a qué hace referencia, pero es plausible que aluda a algo relacionado con una joya, de acuerdo con lo que sugieren los otros logogramas que pueden ser parte del signo K’UH.

Asimismo, como apunta Joanne Baron (2016: 47-48), en la plástica maya existen expresiones iconográficas de esta sustancia ornamentada con los glifos YAX, K’AN, LEM, la, siendo esparcida por los soberanos. En los textos y en la iconografía del período Clásico, la unión de algunos de estos grafemas es usa-da de manera simultánea por su valor semántico, como es el caso de los signos YAX y K’AN cuando figuran juntos. La unión de ambos grafemas supone lo que se denomina difrasismo, es decir, la asociación de dos términos que dan lugar a un tercero independiente de su significado metafórico (Lacadena 2010: 64). De esta forma, los términos de los textos prehispánicos yax k’an han sido traducidos como ‘glorioso’, ‘abundante’, ‘precioso’ (Hull 2012: 103). Además, la vinculación de dichos vocablos se atestigua en textos jeroglíficos de diferentes lenguas mayas reconocidas en documentos coloniales mediante la expresión k’anal yaxal, para sustituir el adjetivo español ‘precioso’, ‘glorioso’ (Law 2012: 275; Tokovinine 2012: 294). En algunas escenas mayas, como en la Estela 1 de Yaxchilán, el interior del reguero de cuentas está ornamentado con los signos YAX y K’AN (Stuart 2005: 275; Hull 2012: 103; Tokovinine 2012: 294; Baron 2016: 47; Velásquez 2023: 289-290), los cuales parecen combinarse en la unión difrasística comentada, para referirse seguramente a dicha sustancia punteada como un elemento ‘precioso’ o ‘glorioso’ (fig. 14).

Figura 14. Detalle de una escena donde se observa al gobernante derramando sangre por sus manos, representada como una vírgula de gotas ornamentada en su interior con los signos YAX y K’AN. Cara frontal de la Estela 1, Yaxchilán. Figure 14 . Detail of a scene in which the ruler is observed with blood spilling from his hands, represented as a line of drops decorated with YAX and K’AN signs in its interior. Front face Yaxchilán Stele 1.

En todo caso, es indudable que el diseño expuesto frente al rostro del mono que completa el signo K’UH evoca una sustancia o esencia divina. De hecho, esta también puede ser identificada en la iconografía del período Clásico, donde flotan determinadas deidades envueltas por vírgulas punteadas semejantes al grafema K’UH. Este es el caso de las escenas figurativas de ciertos monumentos tardíos, como la Estela 4 de Ucanal, las estelas 1 y 2 de Ixlú, la Estela 11 de Tikal o la Estela 1 de Jimbal, entre otras (Stuart 1988: 183-184) (fig. 15). En dichos contextos no se ve ninguno de los signos anteriormente citados, YAX, K’AN, LEM o la, pero las sinuosas formas punteadas podrían aludir a la misma sustancia sacra que forma parte del logograma K’UH.

Figura 15. Representación del Dios Espina de Mantarraya flotando y rodeado de una vírgula de gotas. Detalle de la cara frontal de la Estela 2, Ixlú. Figure 15. Representation of the Stingray Stinger God floating and surrounded by a line of drops. Detail of from face Ixlú Stele 2.

Respecto de la naturaleza del elemento al que hace referencia este fluido hay opiniones dispares: incienso, sangre, agua o semillas de maíz (Stone & Zender 2011: 69). Para David Stuart (2005: 275-276), el gobernante transfiere en estas escenas su esencia divina a través del autosacrificio de sangre, a la vez que recrea el ciclo de crecimiento del maíz. De igual modo, en el caso de las figuraciones de deidades flotando envueltas en las vírgulas punteadas, estas últimas podrían corresponder a la sangre del propio soberano, quien conjura a ancestros y deidades al realizarse sangrados ceremoniales (Stuart 1988: 189).

Christian Prager (2018: 551, 561) sigue la misma línea, al considerar que la hilera de cuentas del jeroglifo K’UH sería un chorro de sangre formado por gotas donde se representaron los suntuosos elementos anteriormente citados –YAX, K’AN, la concha Spondylus, entre otros– para indicar el gran valor de la sangre del soberano, “thus guaranteeing the fertility and continuity of the cosmos” (Prager 2018: 561). Por su parte, Erik Velásquez (2023: 290) va un poco más allá de esta hipótesis, al plantear que este tipo de regueros, compuestos por cuentas que los gobernantes esparcen en las ceremonias de final de período, sería una combinación de sangre e incienso. La ya citada Estela 1 de Yaxchilán presenta al mandatario de pie con un cuchillo de obsidiana atravesando su pene o sus testículos, que a través de sus manos, derraman un chorro de cuentas hasta un cesto (Alexandre Tokovinine, comunicación personal 2022), lo que confirmaría que dicho elemento es sangre obtenida del autosacrificio ritual del soberano.

Por todo ello, es bastante probable que la parte frontal de logograma K’UH, integrada por una línea de cuentas, esté haciendo alusión a un torrente de sangre compuesto por gotas y algunos objetos preciosos. Ahora bien, quizá lo que los mayas prehispánicos intentaron expresar fue la sustancia sagrada que contenía la sangre del gobernante. Una especie de fuerza, al estilo del maná de las culturas de Oceanía, gracias a la cual los mandatarios mayas eran capaces de invocar a sus propios ancestros, e incluso a los dioses, además de asegurar la fertilidad del sustento de su pueblo. Es decir, iconográficamente, el elemento de gotas del grafema K’UH estaría señalando tanto el flujo de sangre –mediante la hilera de gotas– como la propia sustancia divina que esta contiene –a través de signos relacionados con materiales preciosos–. De ahí que sea necesario su derramamiento en ceremonias de autosacrificio para contactar con el anecúmeno.

CUANDO LOS GOBERNANTES ERAN DESPOJADOS DE SU SACRALIDAD

Mucho se ha hablado acerca de cómo los gobernantes adquirían un estatus divino. Supuestamente, tras la muerte de uno de ellos, el heredero realizaba uno o más rituales de acceso al poder: chumlaj ta ajawlel, ‘se sentó en el señorío’; uch’amaˀw K’awiil, ‘tomó el K’awiil’; k’ahlaj huˀn, ‘la banda fue atada’; joyaj ti ajawlel, ‘debutó en el señorío’ o ‘rodeó el señorío’ (Grube 2001: 151; Sheseña 2015: 12; Ruiz 2018: 24). Mediante estas ceremonias, el heredero adquiría un “nombre de entronización”, generalmente compuesto por el término K’ihnich, haciendo así referencia a la denominación del Sol que sustituía el propio recibido al nacer (Eberl & Graña-Behrens 2004: 102). O, también, asumía el apelativo de alguna deidad, como Itzam Kokaaj o K’awiil, concediendo un estatus divino al nuevo mandatario (Houston & Stuart 1996: 295; Eberl & Graña-Behrens 2004: 116). Dicho estatus era identificado por los propios mayas con el nombre k’uhul, ‘divino’, distinguiendo al ajaw del resto de los personajes que componían la alta nobleza de este pueblo (Houston & Stuart 1996: 295; Eberl & Graña-Behrens 2004: 105, 116).

Apenas existen referencias acerca de si los ajawtaak mayas podían perder en vida su divinidad. Solo el Monumento 122 de Toniná y, quizá, el Dintel 45 de Yaxchilán, hacen alusión a este suceso. En el primero se representó a un cautivo atado y despojado de su atavío, con excepción de una diadema de placas circulares de jade con el rostro de Sak Huˀn, que fungía a modo de “corona” entre los gobernantes mayas (Ruiz 2018). En su pierna se talló una inscripción en la que se lee K’an Joy Chitam B’aakuˀl ajaw, es decir, el glifo emblema carece del logograma K’UH (fig. 16a). Ya que en algunos monumentos de Palenque queda patente que este gobernante ostentaba el título k’uhul B’aakuˀl ajaw, mientras que en este soporte es mencionado solo como B’aakuˀl ajaw, se deduce que tras ser capturado por el ejército del soberano de Toniná, K’ihnich Chuwaaj K’ahk’, fue despojado de su vestimenta, sus joyas, y también de su carácter divino.

De este ejemplo se infiere que, cuando un mandatario era derrotado y capturado por el enemigo en batalla, podía ser privado de su divinidad con el objetivo de suprimir el componente sagrado que le permitía otorgar fertilidad a su pueblo y contactar con deidades y ancestros. En este sentido, vale la pena recordar ciertas inscripciones de carácter bélico en las que se alude a la pérdida de esta condición mediante la expresión maˀ ch’ahb’, maˀ ak’b’aal, ‘no hay poder de creación’. En efecto, el difrasismo ch’ahb’ ak’b’aal, literalmente ‘penitencia’, ‘oscuridad’, referiría al poder de creación y renovación que poseían los soberanos mayas (Houston et al. 2006: 130; Lacadena 2010: 64-65), y según muestran algunos textos, como la Estela 18 de Yaxchilán, este era susceptible de ser arrebatado por el enemigo. Por lo tanto, es muy factible que el gobernante palencano K’an Joy Chitam fuera despojado de su “poder de creación” tras su captura por el ejército de Toniná y por ello se le haya arrebatado la categoría de k’uhul.

Ahora bien, esto no ocurría siempre, ya que también existieron contextos beligerantes donde el título de k’uhul ajaw se mantuvo, como en el Dintel 3 del Templo i de Tikal, la Estela J de Quiriguá o los altares 21 y 23 de Caracol. El primero de ellos expone la victoria de Jasaw Chan K’awiil sobre el ejército de Yuhknoˀm Yihch’aak K’ahk’, gobernante de Kaanuˀl (Martin & Grube 2002: 44). Parte de dicho texto señala: jub’uuy utok’ upakal Yihch’aak K’ahk’ k’uhul Kaanuˀl ajaw, ‘se abatió el pedernal y el escudo de Yihch’aak K’ahk’, señor sagrado de Kaanuˀl’. En este caso, el nombre del soberano del reino de la Cabeza de Serpiente sí va acompañado del glifo emblema completo, k’uhul Kaanuˀl ajaw (fig. 16b).

Figura 16. Cláusulas jeroglíficas donde fue registrado el glifo emblema: a) Monumento 122, Toniná; b) Dintel 3 del Templo 1, Tikal. Figure 16. Hieroglyphic clauses in which the emblem glyph was recorded: a) Toniná Monument 122; b) Lintel 3 of Temple 1, Tikal.

La pregunta que surge a partir de estos dos ejemplos es ¿por qué en algunas situaciones se despojaba de su divinidad al gobernante derrotado y en otras no? Quizá la respuesta esté en la voluntad de los vencedores: unos prefirieron humillarlo, eliminando su sacralidad, mientras que otros optaron por mantenerla para dar mayor prestigio a su victoria. Una respuesta que no excluye a la anterior, podría depender de si el soberano derrotado era apresado y se le dejaba vivir como señor dependiente del reino victorioso, o si, por el contrario, era sacrificado, como posiblemente ocurrió con los gobernantes de Palenque y Calakmul, respectivamente.

CONCLUSIONES

El estudio visual del signo K’UH ligado a los glifos emblema ha facilitado determinar la temporalidad del uso del nombre k’uhul ajaw entre los gobernantes mayas del período Clásico. Así, los soberanos fueron considerados divinos al menos durante cinco centurias, desde el siglo v hasta el siglo x dc, cuando dejaron de usar tal distinción. Durante el tiempo que estuvo relacionado con los glifos emblema, dicho jeroglífico presentó seis diseños gráficos diferentes, cada uno de ellos con una dispar distribución espacial y temporal. De esta manera, el estudio paleográfico ha posibilitado definir que el glifo emblema más longevo fue el de Tikal, con un uso de al menos 444 años. El título k’uhul Mutuˀl ajaw, es el más temprano de los hallados hasta el momento –registrado en el Hombre de Tikal de principios del siglo v dc– y uno de los últimos en figurarse, como es el caso de la Estela 2 de Jimbal, del año 889 dc, el monumento más tardío que lo atestigua.

Como se aprecia a lo largo de este trabajo, la paleografía del signo K’UH ha contribuido a establecer las relaciones temporales y geográficas del apelativo k’uhul ajaw. Solo los gobernantes de los reinos de Mutuˀl y de Kaanuˀl usaron esta denominación en el siglo v dc. Desde los siglos vi y vii dc, aumentó el número de entidades políticas que sacralizaron a sus mandatarios, aunque no fue sino hasta los siglos viii y ix dc cuando se produjo la mayor expansión territorial del epíteto “señor sagrado”. El ocaso del título k’uhul ajaw se dio en el siglo x dc, momento en que los gobernantes perdieron su sacralidad.

El estudio visual de la hilera de cuentas que forma parte del grafema K’UH confirma la propuesta de que este elemento alude a un reguero de sangre, así como a la sustancia sagrada que esta contenía y mediante la cual los gobernantes entraban en contacto con el mundo sobrenatural que concedía el funcionamiento del cosmos. A partir del análisis del logograma en los glifos emblema, se han identificado algunos contextos bélicos en que los gobernantes sometidos perdían su sacralidad, despojándolos del “poder de creación” que aseguraba la existencia de la realidad. No obstante, este suceso es bastante atípico, pues en la mayoría de las ocasiones los mandatarios seguían siendo tratados como k’uhul ajaw, a pesar de ser derrotados por sus enemigos.

En síntesis, la investigación interdisciplinar del logograma K’UH en los glifos emblema pone de manifiesto estos importantes aspectos de la cultura maya, así como los cambios políticos y sociales que tuvieron lugar durante el período Clásico.

Agradecimientos A mis colegas Elena San José Ortigosa, Albert Davletshin y Macarena López Oliva por sus comentarios, que ayudaron a enriquecer este texto. Asimismo, quisiera agradecer a María Elena Vega Villalobos por la invitación al Proyecto papiit ia400119, El gobernante maya: un estudio histórico y epigráfico, desde el cual se trabajó la presente investigación. Una versión preliminar de este manuscrito fue presentada en el xi Congreso Internacional de Mayistas en Chetumal, México, el año 2019, bajo el título “El logograma K’UH asociado al título de los gobernantes mayas: una revisión paleográfica”.

REFERENCIAS

Baron, J. 2016. Patron Gods and Patron Lords. The Semiotics of Classic Maya Community Cults. Boulder: University Press of Colorado.

Barthel, T. 1952. Der Morgensternkult in den Darstellungen der Dresdener Mayahandschrift. Ethnos 17: 73-112.

Berlin, H. 1958. El glifo “emblema” en las inscripciones mayas. Journal de la Société des Américanistes 47: 111-119.

Davletshin, A. 2017. Allographs, Graphic Variants and Iconic Formulae in the Kohau Rongorongo Script of Rapa Nui (Easter Island). The Journal of the Polynesian Society 126: 61-92.

Eberl, M. & D. Graña-Behrens 2004. Proper Names and Throne Names: On the Naming Practice of Classic Maya. En Continuity and Change. Maya Religious Practices in Temporal Perspective, D. Graña-Behrens, N. Grube, C. Prager, F. Sachse, S. Teufel & E. Wagner, eds., pp. 101-120. Markt Schwaben: Verlag Anton Saurwein.