A la memoria de Alfonso Lacadena García-Gallo (1964-2018).
Tengo el agrado de presentarles el segundo y último número de este volumen especial del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino dedicado a la cultura maya. Tal como señalé en la edición anterior, se trata de la primera vez que una obra de este tipo se publica en Chile, y al igual que el primero, incluye las últimas investigaciones sobre el tema realizadas por reputados especialistas internacionales. En esta oportunidad, el conjunto de textos se orienta en torno a tópicos como el espacio, el tiempo, las manifestaciones artísticas y tecnológicas de esta cultura mesoamericana, abordados desde la arqueología, la etnohistoria y los sistemas calendáricos.
Mayas coloniales
Dos investigaciones nos aproximan a los mayas de época Colonial (1542-1821 dc) a través de un par de importantes libros, uno de ellos elaborado por los propios mayas y, el otro, por el fraile español Diego de Landa, quien compiló el “alfabeto” –como él lo llamó– de la escritura jeroglífica maya que sirvió varios siglos después para descifrarla.
En primer lugar, el doctor estadounidense John F. Chuchiak, profesor distinguido del Departamento de Historia de la Universidad Estatal de Missouri, especialista en historia latinoamericana colonial con énfasis en la investigación en la historia de México y etnohistoria maya, junto al doctor finlandés Harri Kettunen, profesor adjunto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Helsinki y presidente de la Asociación Europea de Mayistas, Wayeb, además de especialista en epigrafía maya y en estudios metodológicos sobre iconografía maya, presentan su trabajo dedicado a la cartografía temprana de “la Desconocida” península de Yucatán, a través del análisis de los dos mapas incluidos en el famoso manuscrito de fray Diego de Landa, la Relación de las cosas de Yucatán. En su artículo, ambos indagan sobre la identidad de los dos escribas que elaboraron las cartas geográficas confeccionadas entre 1550 y 1566, desde un enfoque paleográfico e histórico. Además, evidencian la importancia que tuvieron estos mapas tanto en la demarcación de las posesiones españolas del Nuevo Mundo, como en la producción de las historias generales oficiales escritas por los cronistas de Indias, y en la ampliación del conocimiento geográfico de la península de Yucatán en los círculos oficiales de la cartografía española del siglo xvi.
El segundo trabajo pertenece a la doctora Florencia Scándar, una joven investigadora argentina sobre el arte indígena americano, vinculada al Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Sus principales líneas de investigación son el arte indígena virreinal de la Península de Yucatán y los textos e imágenes mayas de esa época. Su artículo se enfoca en un análisis iconotextual –es decir, donde texto e imagen se complementan para construir, en conjunto, un significado– del fragmento de la quinta y sexta página del libro Chilam Balam de Kaua, manuscrito escrito en maya yucateco con caracteres latinos de la época virreinal. La autora se centra en la descripción de la primera imagen de estas páginas, para esclarecer algunos aspectos poco comprendidos de estas secciones a través del análisis iconográfico de la figura y de una inédita traducción y explicación del texto que la acompaña. Con ello ofrece una nueva interpretación que postula la identificación de un eclipse, leones y un cometa.
Palenque
Dos artículos de este número especial tienen como protagonista a la ciudad de Palenque o Lakamhaˀ, como se conocía en la antigüedad. El primero, analiza el sistema funerario palencano con el foco en los tipos de sepulturas y su ubicación durante fines de los períodos Clásico Temprano y Clásico Tardío (550-900 dc) del Grupo Residencial iv, una de las sedes más notables de la élite de esta ciudad. Un trabajo a cargo de los arqueólogos e investigadores doctor mexicano Luis Núñez Enríquez, especialista en las sepulturas de esta urbe, así como en prácticas mortuorias mesoamericanas y en el pensamiento complejo en la prehistoria, en conjunto con el doctor español Andrés Ciudad Ruiz, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid (ucm) y especialista en arqueología de Mesoamérica, en la cultura maya, en la estructura socio-política y los patrones de asentamiento en Tierras Altas de Guatemala. En su estudio, ambos realizan una comparación con los entierros de otros conjuntos habitacionales de la nobleza no real de la urbe, evidenciando algunas de las estrategias desarrolladas por estas clases privilegiadas, además de sus prácticas sociales en relación con la población que estuvo a su cargo. Concluyen que la alta nobleza no real maya que ocupó estos recintos intentó mantener y ampliar su posición de privilegio en la sociedad imitando a la realeza en sus actos, en su cultura y en sus comportamientos, incluidos los funerarios, probablemente en un intento por conseguir el mismo destino de sus gobernantes después de la muerte.
El segundo artículo ha sido dirigido por Ángela Ejarque Gallardo, doctora española en historia del arte de la unam, en asociación con un equipo mexicano compuesto por la doctora Martha Cuevas García, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), la doctora Nora Pérez Castellanos, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam, y el doctor José Luis Ruvalcaba Sil, jefe del Departamento de Física Experimental y coordinador del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (lancic) del Instituto de Física de la misma universidad. El equipo presenta un trabajo centrado en una de las producciones más icónicas de la ciudad de Palenque: los incensarios-efigie de cerámica. Se trata de obras materiales que estuvieron presentes en la vida ritual de la urbe durante el período Clásico (250-900 dc), lo que evidencia la continuidad de su uso vinculado al culto a los ancestros y a las deidades tutelares GI, GII y GIII de los templos del Grupo de las Cruces. El simbolismo de estas imágenes sagradas se plasmaba mediante el modelado en arcilla con motivos y diseños alusivos a la cosmovisión palencana, pintados con una rica paleta pictórica a través de diversas técnicas de manufactura y decoración que variaron en el tiempo, transformaciones que según los investigadores se manifestarían en distintas etapas. El texto expone un estudio diacrónico desde la ciencia del patrimonio, aplicando una metodología interdisciplinaria que busca identificar las técnicas de confección y policromía de estos objetos, las que, de acuerdo con las autoras y el autor, estuvieron relacionadas con el desarrollo histórico y político que caracterizaron la vida en dicha ciudad.
Vasijas, figurillas e instrumentos
Tres contribuciones abordan el análisis iconográfico de vasijas polícromas, figurillas e instrumentos de la cultura maya. La primera es obra de la doctora estadounidense Rosemary A. Joyce, quien oficia como profesora distinguida del Departamento de Antropología de la Universidad de California, en Berkeley, y se especializa en áreas como la antropología, el patrimonio cultural, el género, la arqueología, y el feminismo en América Latina, sobre todo en Centroamérica. Ella nos presenta una propuesta orientada a la forma en que nos aproximamos a la interpretación y comprensión de las obras de arte de las sociedades que no dejaron textos. Su trabajo se enfoca particularmente en el análisis de vasijas polícromas de la población del valle de Ulúa, actual Honduras, una sociedad del área fronteriza maya que estuvo en contacto con esta cultura durante gran parte del período Clásico (250-900 dc). Por esta misma razón, se la ha concebido como una variante de la tradición cerámica maya. No obstante, pese a algunas similitudes que presentan ambas expresiones alfareras, la autora expone un enfoque alternativo en el que plantea que la iconografía de las vasijas de estilo Ulúa solo pueden entenderse en relación con su propia cultura visual, su estética y su historia indígena hondureña, para lo cual el análisis semiótico del arte y de la indexicalidad visual y material son de gran ayuda.
La siguiente contribución nos conduce a la zona de Veracruz, México. Mediante un estudio comparativo entre las culturas mesoamericanas olmeca, zapoteca y maya, identifica a un complejo de seres humanos vinculados a ofidios representados en diversas figurillas e instrumentos musicales de cerámica moldeada de las culturas del Centro de Veracruz del período Clásico Tardío (650-900 años dc). El trabajo fue elaborado por una especialista en iconografía de figurillas y esculturas de la Costa del Golfo, la doctora francesa Chantal Huckert, curadora del acervo Culturas del Centro del Museo de Antropología de Xalapa (max), perteneciente a la Universidad Veracruzana. Su investigación se basa en el análisis de fragmentos y piezas completas de la colección del max, desde donde realiza la identificación de elementos fitomórficos, de seres humanos y de ofidios barbados asociados con la entidad del Viento, con el Dios del Maíz, y con sacrificios y rituales agrícolas.
El tercer artículo de este tópico nos regresa nuevamente a los mayas. Un trabajo liderado por la doctora chilena Francisca Zalaquett, del Centro de Estudios Mayas perteneciente al Instituto de Investigaciones Filológicas de la unam, junto al doctor francés Philippe Nondédéo, encargado de investigación en el Centro Nacional para la Investigación Científica (cnrs) y director del Proyecto Naachtun (2010-2022), así como la doctora de esta misma nacionalidad Julie Patrois, profesora en la Escuela del Louvre, y el licenciado en historia con posgrado en estudios mesoamericanos de la unam, el investigador mexicano Ricardo Gómez. El trabajo expone las evidencias de actividades sonoras halladas en excavaciones arqueológicas de varios contextos de la ciudad maya de Naachtun, en el Petén, actual territorio guatemalteco. Esto se realiza a través del análisis de ocarinas de cerámica, flautas, vasijas con soporte, un silbato y una sonaja trompeta o corno de concha, así como de sus representaciones iconográficas. El estudio aborda las características organológicas de estos instrumentos, sus técnicas de manufactura y los sonidos que emiten, los que pueden ser escuchados por lectoras y lectores gracias a los audios dispuestos en el mismo artículo. El análisis incluye los contextos arqueológicos de estos artefactos, comparaciones con otros instrumentos hallados en el área maya, y los posibles usos, simbolismos y rituales en los que fueron utilizados estos dispositivos sonoros.
Tiempo
Como complemento, un artículo de este número especial profundiza en torno a la percepción del tiempo, así como en los rituales y dioses vinculados con los fines de período, conocidos como hoˀtuun, específicamente en la ciudad de Quiriguá, actualmente en Guatemala. El texto tiene como autora a la doctora mexicana María Eugenia Gutiérrez González, docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (enah) y miembro fundadora del Centro de Estudios Interdisciplinarios de las Culturas Mesoamericanas a.c. (ceicum), también es especialista en calendarios, epigrafía, iconografía y deidades mayas. Tal como lo describe la investigadora, la mitad de los eventos hallados en los monumentos de Quiriguá se asocian con el paso del tiempo. En efecto, durante el gobierno de K'ahk' Tiliw Chan Yopaat se registraron todos los fines de período hoˀtuun entre los años 725-785 dc. El texto analiza las fechas e identifica la existencia de un patrón ritual direccional basado en la orientación este-oeste de las inscripciones del gobernante en la Plaza Central de la ciudad, en las estelas F, D, E, C, A y en el Zoomorfo B. La disposición de sus jeroglíficos se corresponde con información calendárica vinculada con los dioses G9 (este) y G7 (oeste) como protagonistas, lo que permite proponer que el momento, el lugar y la orientación con que colocaron estos monumentos se relaciona con los movimientos del Sol y de la Luna, así como con una práctica ritual de culto a las deidades patronas de las veintenas, G9 y G7, y con la Diosa Lunar en un complejo sistema de observación celeste. Estas veneraciones podrían estar conectadas con ciclos agrícolas, con el Dios del Maíz y con rituales para conjurar las tormentas.
Es mi mayor deseo que los lectores del Boletín comprendan mejor el mundo maya, disfruten este número especial y, a su vez, se motiven a seguir profundizando en estos temas. A nuestros lectores y lectoras especializadas, les invito a contribuir con sus valiosos trabajos e investigaciones en esta revista, que estará siempre abierta a recibir propuestas que aporten a una mejor comprensión del arte y el simbolismo americano.
Agradecimientos Quiero expresar mi gratitud a todos los autores y autoras, notables investigadores y, algunos de ellos/as, queridos/as amigos/as, por contribuir con sus valiosos trabajos, gracias a los cuales hemos concluido exitosamente esta gran iniciativa. Asimismo, agradezco sinceramente a los y las evaluadoras anónimas por el enorme esfuerzo realizado y por sus preciados comentarios y aportes que, sin lugar a dudas, beneficiaron a todos los artículos presentados. De igual forma, manifiesto mi gratitud al Editor del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Benjamín Ballester Riesco, por invitarme a participar como editora de este número especial, por su compromiso en esta labor y su contagioso entusiasmo, así como al Equipo Editorial de la revista, en particular a Marcelo Alarcón Álvarez, Carole Sinclaire Aguirre, Víctor Jaque Faúndez, Alexander San Francisco Araya y Paula Martínez Sagredo, por su constante apoyo y esfuerzos por concluir de la mejor manera este proyecto. Este número especial fue realizado gracias a la colaboración del Proyecto fondecyt de Posdoctorado 2021-3210794 de la Subdirección de Proyectos de Investigación de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (anid), y al apoyo del investigador patrocinante de este proyecto, doctor José Berenguer Rodríguez.
Macarena Soledad López Oliva*
* Macarena Soledad López Oliva, Sociedad Chilena de Arqueología, Santiago, Chile.
orcid: 0000-0001-5859-4970.
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