Construir para recordar: tipos de sepulturas y su ubicación en el Grupo Residencial IV y otros conjuntos de la nobleza de Palenque, Chiapas

Building to Remember: Types and Location of Burials in Residential Group IV and Other Complexes of the Nobility at Palenque, Chiapas

Resumen

La nobleza maya trazó una compleja red de diseños culturales para mantener y ampliar su posición de privilegio en el conjunto del tejido social de su tiempo, emulando, en la medida de lo posible, los comportamientos de la realeza, sus actos y su cultura. El análisis de los contenedores de cuerpos humanos depositados en el Grupo Residencial iv de Palenque, considerada una de las más conspicuas sedes de la élite de esta ciudad, y su comparación con los inhumados en otros conjuntos habitacionales de la nobleza no real, devela algunas de las estrategias desarrolladas por estos estamentos privilegiados. Además, permite cotejar las prácticas sociales de la alta sociedad palencana en relación con la población que estuvo a su cargo.

Palabras clave: arquitectura residencial maya, nobleza de Palenque, patrones de enterramiento, ámbito doméstico, variabilidad mortuoria.

INTRODUCCIÓN

La nobleza constituyó un factor de cambio y continuidad trascendente en el devenir del tejido social de Palenque a lo largo del período Clásico maya (250-900 dc). Como arquetipo y espejo en el que debían reflejarse las comunidades bajo su jurisdicción, se vio obligada a mantener de manera escrupulosa las tradiciones y los cánones culturales y rituales que correspondían a su posición de privilegio. El cumplimiento riguroso de sus conductas y de las formas lentamente decantadas en siglos pasados, proporcionaba a sus integrantes la justificación necesaria para conservar y profundizar en su estatus social diferenciado. Pero a la vez, la nobleza maya y, por supuesto, aquella establecida en Palenque, fue el motor de las transformaciones en una sociedad con una decidida vocación agrícola y con un sólido sentimiento de fidelidad a sus grupos de parentesco distribuidos durante centurias por un mismo territorio. Como motor de cambio alimentado por su participación en redes comerciales de carácter regional o internacional, en la guerra y en la construcción de complejos sistemas de alianzas y relaciones con otros estamentos de poder, estos grupos introdujeron en su desarrollo las innovaciones culturales necesarias para cimentar y afianzar su jerarquía y posición social.

Estos privilegios permitieron a la nobleza maya tener un espejo en el cual reflejarse: la familia real que dirigió los destinos de sus territorios políticos (Chase & Chase 1992; Inomata & Houston 2001). Era habitual que pretendieran imitar en sus espacios arquitectónicos y en los rasgos culturales en ellos inscritos los entornos habitacionales y de representación de la realeza. La búsqueda continua de emulación fue resuelta con diferente fortuna por las familias de la élite residentes en cada ciudad. Estas prácticas tenían resultados distintos según su particular tradición, posición económica y poder. La variabilidad en el tamaño y volumetría de sus grupos residenciales, de la ornamentación de sus edificios y de sus contextos y cultura material, son fácilmente observables en el estudio arqueológico. Sea como fuere, cada uno de ellos intentó acercarse, en la medida de sus posibilidades, a las formas y conductas propias de la clase gobernante.

En el presente trabajo nos centramos en el análisis de algunas parcelas del sistema funerario de la alta nobleza no real de Palenque durante el período Clásico Tardío (550-900 dc). Si bien la historia de la investigación arqueológica en esta ciudad ha sido muy dilatada desde inicios del siglo xix, el empeño por conocer las costumbres funerarias de la sociedad palencana no se ha abordado con la necesaria planificación y constancia, más allá de aquel que se ha centrado en los espacios arquitectónicos monumentales, tales como la Acrópolis Central, el Grupo de las Cruces, las acrópolis del Norte y del Sur y algunos otros edificios importantes. Para ser precisos, varios conjuntos residenciales adjudicados a la nobleza de esta ciudad fueron explorados y, en ocasiones, parcialmente excavados a partir del primer cuarto del siglo xix (Charnay 2013 [1883]; Maudslay 1889-1902; Blom 1991 [1923]), pero su análisis ha de ser reevaluado mediante un estudio más sistemático. La reciente excavación del Grupo Residencial iv aporta una atalaya ventajosa para conocer, entre otras facetas, el comportamiento de sus responsables respecto de la muerte y, a través de este lugar, su comparación con otros espacios asociados a la élite.

En este artículo se contempla solo la información disponible sobre los tipos de sepulturas y su ubicación en el Grupo iv, la que se compara con otros espacios arquitectónicos asignados a la clase más ilustre de Palenque. Cabe señalar que se omiten otras características relevantes de la funebria, tales como la disposición de los restos humanos, la de sus objetos asociados y los indicadores biológicos de los primeros, aspectos que están en fase de análisis.

LAS SEPULTURAS EN EL SECTOR CENTRAL DE PALENQUE

La información arqueológica y epigráfica más abundante y minuciosa de Palenque procede del sector central y de los conjuntos domésticos aledaños (fig. 1). En estos espacios, la investigación ha destacado la gran cantidad de contextos mortuorios que revelan una amplia variedad, tanto de tipos de contenedores como de los acomodos esqueléticos y artefactuales hallados en su interior.(1)

Figura 1. Plano de la ciudad de Palenque, Chiapas, con las áreas de concentración de estructuras con sepulturas (modificada desde Barnhart [2001: 8, mapa 2.1]). Figure 1. Map of the city of Palenque, Chiapas, showing concentrations of structures containing burials (modified from Barnhart [2001: 8, map 2.1]).

Ya en los primeros trabajos comparativos sobre sepulturas realizados en el área maya, sobresalen aquellos de Palenque, los cuales muestran características bien pautadas, como, por ejemplo, una predilección por la posición extendida en decúbito dorsal de los cuerpos humanos y la orientación de sus cráneos hacia al norte. Por el contrario, en otros sitios contemporáneos al de esta ciudad existe una mayor variedad de posiciones y orientaciones de los inhumados, lo que sugiere ideas y acciones bien definidas en torno a los enterramientos practicados (Ricketson 1925; Ruz 1965, 1968). Si bien dichas generalidades se basaron en la información obtenida en las primeras descripciones de la ciudad, pronto se hizo evidente que las prácticas mortuorias palencanas denotaban importantes diferencias con sus coetáneas de otros sitios de las Tierras Bajas mayas (Welsh 1988: 41-55, 111; Scherer 2015). Los trabajos arqueológicos en Palenque se han intensificado a partir de la década de 1990, suministrando una cuantiosa colección de sepulturas que confirman las observaciones de los primeros investigadores, lo que ha permitido detectar una mayor diversidad de tipos de entierros y de manipulaciones de sus contenidos y de los espacios destinados a su depósito (González 1993, 1994; Liendo 2016; Liendo et al. 2020).

El área central de la antigua Lakamhaˀ ‒nombre original de Palenque‒ ocupa una planicie modificada para alojar plazas de diferente tamaño delimitadas por grupos de templos y edificios aislados que, mayoritariamente, tuvieron una función funeraria. En general, estos templos están formados por una estructura piramidal con varios sectores, rematada con un aposento abovedado con tres accesos divididos con pilastras en su fachada principal. En su interior contienen una cripta a la que se ingresa por una escalinata superior, tal como en el Templo de las Inscripciones donde descansa K’inich Janaab’ Pakal ii, o en el Templo xiii, sepulcro de su consorte depositada como él en un espléndido sarcófago, o la cripta del Templo xii, todas obras que también cuentan con una entrada frontal disimulada con la escalinata céntrica y que se encuentran en la Acrópolis Central. Situación semejante ocurre con las criptas bajo los templos xiii-A y xx, en la Acrópolis Sur (fig. 1) ‒más antiguas que las primeras‒ en las que se dispusieron los cuerpos humanos sobre el piso de las respectivas cámaras (Ruz 1962; González 2011; González & Balcells 2015).

El Grupo de las Cruces, principal foco ceremonial de la vida cortesana de Palenque, fue asimismo objeto de intensa actividad funeraria. Del interior de las plataformas que sustentan los templos se han recuperado 17 sepulturas, la mayor parte, cistas. Al noroeste de esta plaza se ubica el Templo xv (fig. 2), cuya cripta principal fue saqueada a inicios del siglo xix (Thompson 1896: 4-5; Blom 1991 [1923]: 180). Sin embargo, contamos con información arqueológica útil sobre 25 entierros, algunos de ellos colocados bajo el piso de la cripta, otros en los espacios abiertos al norte del edificio principal en tres cistas enterradas sobre una plataforma muy baja, y 10 inhumaciones en fosa con diferentes formas, además de restos humanos en variadas posiciones, tratamientos y cantidades, ubicados en una pequeña plaza algunos metros al norte (González 1993). En los edificios de la Acrópolis Norte, al filo del acantilado que delimita el centro de la antigua urbe, se han registrado sendas cistas, y varias estructuras del sector noreste, donde se encuentra el principal acceso al área central, también contienen sepulturas.

Figura 2. Distribución de las sepulturas en el grupo del Templo xv de Palenque (modificada desde Barnhart [2001: 12, mapa 2.3]). Figure 2. Distribution of burials in Palenque’s Temple xv Group (modified from Barnhart [2001: 12, map 2.3]).

En definitiva, se conocen 87 sepulturas de diferentes tipos en el área central de Palenque (el 40% de los entierros reportados), las cuales muestran las maneras en que la realeza caracterizó los lugares sagrados de culto como espacios para incorporar a los muertos. Los palencanos construyeron imponentes templos para las parejas gobernantes, acompañadas por individuos sacrificados en su honor (tabla 1). Tras la dedicación de estos edificios al culto de un personaje fallecido se agregaron otros entierros en las inmediaciones, creando una especie de comunidad de muertos. Su variabilidad permite suponer que cada tipo de sepultura añadida representaba un significado específico y que las combinaciones de formas de inhumación conferían un sentido particular a esa comunidad en torno al sepulcro principal. Estas conformaciones de grupos de sepulturas dentro y alrededor de los templos se han observado también en las estructuras menores distribuidas en las plazas del sector central, así como en algunos conjuntos domésticos de la élite no real, cuyo análisis es nuestro objetivo principal.

Tabla 1. Número de sepulturas organizadas por grupos arquitectónicos en Palenque y por su función dentro de los conjuntos. Table 1. Burials recovered at Palenque, by architectural group and function.

TIPOLOGÍA DE LAS SEPULTURAS DE LA NOBLEZA DE PALENQUE

Uno de los resultados de este estudio muestra que la mayoría de las inhumaciones de Palenque se practicaron en el interior de una estructura, por lo general concebida y construida para contener y proteger cuerpos, restos óseos secundarios y ofrendas. De estos edificios con un claro componente mortuorio destacan, en primer lugar, los aludidos templos funerarios del área central, referente de los usos y costumbres mortuorias de la realeza (Ruz 1973; Fitzsimmons 2009).

Los mausoleos constituyen otro tipo de edificación con la misma finalidad y se distribuyen en las diferentes plazas de la zona monumental del sitio y en algunos conjuntos domésticos cercanos a esta. Los hemos denominado mausoleos por ser obras de menor tamaño y, en apariencia, por carecer de habitación o adoratorio en la parte superior, aunque su fisonomía sugiere que fueron reconocidos como tales por quienes circulaban por estos espacios. Al igual que los templos funerarios, estos lugares fueron concebidos para albergar una o más inhumaciones iniciales, con la posibilidad de ir agregando otras, e incluso hacer manipulaciones en sus contenidos. Otra particularidad de los mausoleos es que, conforme se iban rellenando los cajones durante su fabricación, los constructores colocaban concentraciones de cerámica fragmentada, restos de fauna procesados como alimentos, semillas y carbón, productos que se quemaban in situ, y que podrían corresponder a restos de comidas preparadas para celebraciones de reconocimiento, sustentación y petición de favores a los antepasados (Johnson 2018a, 2018b; Ciudad & Varela 2021).

Los mausoleos de Palenque presentan importantes distinciones, tanto en su forma como en el tipo y disposición de las sepulturas que contienen, pero a grandes rasgos muestran dos variantes: 1) estructuras piramidales con relleno sólido de piedra y tierra, levantadas sobre un entierro fundador encima del cual se fueron colocando otras sepulturas con posterioridad, en particular, cistas y cajones, hasta ubicarse bajo el piso de la cima o de los peldaños de la escalinata central;(2) 2) estructuras de diversas formas y dimensiones que contienen una cripta, bien en su interior (subestructura) o debajo del suelo cavada en la roca madre (subterránea). Estos casos son más numerosos y las inhumaciones se encuentran tanto en el interior de la cripta ‒sobre el piso, en una banqueta o dentro de un sarcófago‒ como bajo los pisos de las cámaras, antecámaras y pasillos de acceso, estas últimas, dentro de cistas.

El otro grupo importante de sepulturas considerado en este trabajo incluye aquellas realizadas en espacios abiertos, particularmente en los patios centrales y en los pasillos entre los mausoleos, que son los ámbitos que concentran la mayor variedad de contenedores de restos humanos. Al igual que en los templos y mausoleos, prevalece el uso de cistas, pero también son frecuentes las fosas, tanto en su formato recubierto como de forma simple.

La investigación ha evidenciado diversos grupos residenciales domésticos cuya localización, volumetría, arquitectura, escultura y contexto cultural permiten considerarlos como espacios ocupados por las élites intermedias, quienes organizaron amplios conjuntos del cuerpo social de la ciudad. En concreto, se estima que los grupos i/ii, B, C y iv son lugares donde habitaba la alta nobleza, y su estudio ha aportado datos de interés para conocer el sistema funerario de estos segmentos sociales, el que está representado por 113 sepulturas o contextos mortuorios que constituyen también objeto de nuestro análisis.

Sepulturas elaboradas con piedra para contener, proteger y mantener accesibles los restos óseos y los objetos

Los principales tipos de entierros documentados en los cuatro conjuntos seleccionados corresponden a los siguientes.

Cista: los restos humanos y los artefactos asociados están dentro de una construcción alargada de piedra que los mantiene en un espacio vacío y separados del contacto con la tierra. En general, lleva muros laterales de burdas piedras grandes o de bloques de mampostería bien cortados, paneles o placas de caliza. Su forma es variable, siendo más frecuente la rectangular y la elíptica, aunque también las hay de contorno trapezoidal. Por regla, se cubre con lajas largas y angostas apoyadas sobre los muros laterales, o con paneles o placas rectangulares de caliza, que pueden ser monolíticas o de dos a cuatro piezas (fig. 3a).

Sarcófago: al igual que la cista, es un contenedor de restos humanos con cubierta y muros laterales que se dispone sobre el piso en el interior de las criptas. En Palenque existen de varios tipos, siendo los más conocidos los monolíticos, como el de K’inich Janaab’ Pakal, o el de la Reina Roja, aunque son más habituales aquellos con muros y cubierta elaborados de paneles de caliza. Otra variedad utiliza mampostería como muros laterales, y comúnmente emplea tapas de lajas alargadas acomodadas en sentido vertical (fig. 3b).(3)

Piso de cámara: el cuerpo humano y los objetos asociados están dispuestos sobre el piso de la cripta, que se encuentra con frecuencia estucado o enlajado, como ocurre en las cámaras de los templos xviii-A y xx (fig. 3c).

Caja: se trata de una construcción rectangular de pie-dras con una cubierta más pequeña que la cista. No permite disponer un cadáver intacto, sino solo de restos óseos secundarios depositados como bultos o fardos y, de manera ocasional, con objetos asociados (fig. 3d).

Cubierta de sepultura: el difunto se dispone en posición extendida sobre la tapa de otro entierro. Idealmente, es un último depósito funerario colocado arriba de varios sarcófagos al interior de las criptas. También se han documentado cadáveres extendidos cubiertos con tierra sobre tapas de cistas ubicadas en espacios abiertos, como son los patios (fig. 3e).

Banqueta en cámara: la sepultura incluye al interior de la cripta una banqueta con base de mampostería y lecho de paneles de caliza. Esta clase solo se ha detectado en el Grupo B, donde además de banqueta, se utiliza el piso para colocar restos humanos y objetos de ofrenda (fig. 3f).

Urna: comprende una vasija o caja de cerámica destinada a guardar restos humanos. En Palenque, estos contenedores tienen inhumaciones de infantes, a diferencia de otros sitios mayas posclásicos de las Tierras Altas, en que se usan, por lo general, para depositar restos cremados o incinerados de adultos (Iglesias 2005).

Cajón: consiste de una placa o panel de caliza instalada en forma paralela al muro del interior de una antecámara, sin cubierta, formando un espacio entre ambos límites alojando cuerpos humanos completos o restos secundarios. Un ejemplo es el cajón con el entierro colectivo hallado en la antecámara del Templo de las Inscripciones.

Sepulturas con inhumaciones y objetos asociados dispuestos directamente en la tierra

Fosa: entierro de uno o más cuerpos humanos en un pozo excavado en la tierra (fig. 3g).

Fosa irregular delimitada: el pozo puede tener una laja o piedra delimitando alguno de sus lados, e incluso, como cubierta. La inhumación es de tipo directa, es decir, cubierta por completo con tierra y, por consiguiente, con un mínimo espacio en el interior. En ocasiones, puede contener piedras encima del cuerpo humano, a manera de tapa (fig. 3h).

Fosa alargada delimitada: esta sepultura tiene muros laterales de piedra, pero carece de cubierta. El contenido se rellena al momento del depósito, manteniendo el cuerpo humano en contacto directo con la matriz de tierra (fig. 3i).

Sobre el piso: el cuerpo humano va dispuesto sobre el piso de tierra y cubierto con relleno durante una nueva etapa constructiva (fig. 3j).

Relleno: similar al tipo anterior, pero en este caso el cuerpo va directamente depositado en el relleno de la fosa. Ambas formas de entierro se diferencian por el momento constructivo en que se realizaron las sepulturas (fig. 3k).

Figura 3. Esquemas de los principales tipos de sepultura en Palenque: a) cista; b) sarcófago; c) piso de cámara; d) caja; e) cubierta de sepultura; f) banqueta en cámara; g) fosa; h) fosa irregular delimitada; i) fosa alargada delimitada; j) sobre el piso; k) relleno (ilustraciones de los autores). Figure 3. Diagrams of the main types of burials found at Palenque: a) cist; b) sarcophagus; c) floor of a chamber; d) box; e) grave cover; f) bench in a chamber; g) pit; h) irregularly delimited pit; i) elongated delimited pit; j) on the floor; k) filling material (illustrations by the authors).

EXCAVACIONES EN EL GRUPO RESIDENCIAL IV, LA CASA DE CHAK SUUTZ’

El Grupo iv fue incluido por primera vez en un plano de Palenque por Frans Blom en el año 1923 (1991 [1923]), quien lo denominó como Grupo J, aunque la descripción inicial que nos ha llegado de él se debe a Heinrich Berlin (1991: 379). Más tarde, Alberto Ruz (1952a, 1952c: 34-38, figs. 10-11, láms. xxiixxv) exploró este lugar en 1950 y dio con el Tablero de los Esclavos ‒actualmente la estructura J1‒ y confeccionó un nuevo levantamiento topográfico del mismo. Barbara y Robert Rands (1961) abrieron pozos estratigráficos en el patio del Grupo iv en 1959, con el objetivo de establecer una cronología relativa de este sector y apoyar la reconstrucción temporal de la ciudad, una intervención que, además, informó sobre varios entierros en el lado oriental de este sitio. Décadas más tarde, el Proyecto Arqueológico Palenque (pap), dirigido por Arnoldo González (1993), centró su interés en las estructuras J1, J2, J6 y J7, localizando cuatro nuevas sepulturas que contenían nueve individuos (López 1995).

En el levantamiento topográfico de Palenque que elaboró Edwin Barnhart (2001), se insiste en la inserción del Grupo iv en el Grupo J. En este se identifica aparentemente un barrio o sector de la ciudad, que incluye 24 patios y 98 estructuras subordinadas social, productiva, económica, política y ritualmente al Grupo iv. El sitio, localizado a unos 400 m al oeste de la Plaza Principal, se organiza en 15 edificios dispuestos alrededor de un patio central de 860 m2 (fig. 4), limitado al oeste y sur por dos estructuras de función habitacional y administrativa (J1 y J2), y al noreste y este, por otras dos de uso ritual y funerario (J6 y J7). Es posible que J4, aún sin explorar, cumpliera también esas mismas funciones. Por otro lado, los edificios J13, J14 y J15 descansan sobre una plataforma común al noreste del patio, son de tamaño más reducido y no han sido excavados aún. La esquina suroeste de este lugar está circunscrita por una terraza de 1 m de alto que une a J1 con J2. A ella se accede por una escalinata en cuyo extremo oeste se aloja J3, una casa sin bóveda, en cuya espalda se localizó un basurero que ha aportado interesantes datos acerca de los modos de vida de sus ocupantes (Ciudad et al. 2020; Varela 2020) y un depósito ritual relacionado con ceremonias de remodelación de este recinto (Ciudad & Varela 2021). La superficie del patio está inclinada de oeste a este, condición que facilitó la disposición de una gran cantidad de entierros, los cuales constituyen nuestro principal objetivo de estudio.

Figura 4. Plano del Grupo Residencial iv de Palenque con la ubicación y cronología relativa de las sepulturas: en color rosa, primer nivel, última etapa de ocupación (721-850 años dc); en color verde, segundo nivel, actividades constructivas (670-710 años dc); en color celeste, tercer nivel, ocupación más temprana (576-651 años dc). La letra J indica los edificios del Grupo J, hoy Grupo iv; la numeración de las sepulturas la encabezan las letras B (burial), E (entierro), S (sepultura) y T (tumba), según los diferentes proyectos de investigación (modificada desde Barnhart [2001: 26, mapa 2.9]). Figure 4. Plan of Residential Group iv structures showing location and relative chronology of burials: in rose colour, first level, last stage of occupation (ad 721-850 years); in light blue colour, second level, construction activities (ad 670-710 years); in green colour, third level, earliest occupation (ad 576-651 years). The letter J indicates the buildings of Group J, today Group iv; the numbering of graves is headed by the letters B (burial), E (entierro), S (sepultura) and T (tumba), according to the different research projects (modified from Barnhart [2001: 26, map 2.9]).

Desde el año 2016, un equipo dirigido por Rodrigo Liendo (2019) desarrolla el Proyecto Regional Palenque, el cual se ha visto reforzado por los trabajos de Lisa Johnson (2018a, 2018b) de la Universidad de California, Berkeley, quien se ha ocupado de las estructuras J7 y J6 y los patios subsidiarios al oeste del Grupo iv. Además, una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, realizada entre los años 2017 y 2020, ha aportado mayores datos acerca de esta casa noble del Grupo iv (Ciudad et al. 2018).

El estudio de Johnson (véase también Liendo y Romero [2020]) concluyó que entre los años 576 y 651 dc, los ocupantes del Grupo iv excavaron la roca madre del límite oriental del patio y construyeron una cista con sendos nichos laterales en la que inhumaron a un varón de 25 a 35 años, acompañado de una ofrenda. El análisis micromorfológico indica que esta tumba fue el foco central de un ritual hasta que, unos 60 años más tarde, fuera cubierta por un altar cuadrado en el que se mantuvo el ceremonial, que incluyó la ingesta de alimentos y la combustión de sustancias en incensarios de cerámica que nutrieron al antepasado y a la divinidad. Transcurrido un corto período de tiempo, quizás otros 60 años, este altar fue tapado con un edificio piramidal, convirtiendo dicho lugar en un mausoleo. Con la construcción, el Grupo iv adquirió una planificación en la que una estructura ubicada al lado oriental concentró el ceremonial dedicado a la veneración de los antepasados, dentro y en torno al cual se fueron depositando por generaciones los entierros de sus residentes.

Damien Marken y Arnoldo González (2007: 138-142) sostienen que el primer nivel de J1 se construyó al mismo tiempo que el citado altar. Más tarde, en tiempos de K’inich Ahkal Moˀ Nab iii (721-ca. 736 años dc), se levantó un segundo piso de habitaciones. Durante ese período el edificio pasó a ser el más importante, según delata su volumetría y la presencia del Tablero de los Esclavos en la galería superior, además de sendos porta-incensarios de piedra encontrados en su nivel inferior. Con respecto a J2, también abovedada, de función residencial y de representación, se edificó en tiempos de K’inich Kan B’ahlam ii, entre los años 670 y 710 dc, definiendo el espacio habitacional por el oeste y complementando la dedicación ritual y funeraria de las estructuras J6 y J7.

Según Johnson (2018b), J6 se construyó a media-dos del siglo vii como un mausoleo de función similar a J7. En su interior fue sepultado un varón de entre 42 y 64 años cubierto de cinabrio y con una lujosa ofrenda sobre el piso de una cámara abovedada a la que conducía un pasillo abierto en su fachada sur desde la plaza, lugar en el que depositaron algunos objetos y un entierro secundario ante una entrada sellada. Después de estos actos de inhumación de un ancestro fundador (J7) y de un miembro muy relevante para este grupo social (J6), la comunidad del Grupo iv decidió continuar sepultándose durante generaciones en torno a estas dos personas tan importantes para su historia colectiva. Con estos edificios, el Grupo iv adquiría una conformación que seguía las normas de la ordenación urbana definida por Marshall Becker (2003) en Tikal como Plano de Plaza 2 (pp2), determinado por un patio que por su lado oriente presenta un santuario con una concentración de sepulturas, iniciada por la del fundador del grupo y ancestro de la comunidad que se organizaba contiguo a él. Esta forma de ordenamiento espacial era común en las Tierras Bajas meridionales del área maya del período Clásico Tardío (Becker 2003), pero también se encuentra en lugares tan alejados como Chunchucmil, en el norte de la península de Yucatán (Hutson 2016).

La localización, volumetría y calidad arquitectónica del Grupo iv, así como la cultura material asociada y la evidencia funeraria, sugieren que se trata de la residencia de individuos de la nobleza, perspectiva corroborada por la información epigráfica e iconográfica. Alberto Ruz (1952b: 35) encontró en la galería este del nivel superior de la estructura J1 un bello tablero que ocupaba la pared interior de la habitación central, enfrentado a una puerta orientada hacia el patio principal, y asociado a una banca o trono destrozado. Esta talla, dividida en tres secciones, fue designada como Tablero de los Esclavos debido a que presenta a un individuo sentado sobre la espalda de dos cautivos arrodillados. Durante las excavaciones realizadas en 1993, se hallaron en la habitación más al sur del nivel inferior de J1 dos porta-incensarios de piedra, cuyo análisis iconográfico y epigráfico complementa el conocimiento de la historia política y social de sus ocupantes, y confirma la posición relevante del linaje de este individuo. Esta historia ha sido meticulosamente trazada por Mark Zender (2004), Guillermo Bernal (2020) y Linda Schele (1991), y nos es útil para organizar la información que a continuación comentamos.

El porta-incensario 2 muestra a un personaje con una máscara de quetzal en la cabeza, que sugiere que su nombre incluye el término k’uk, ‘quetzal’, en referencia quizás a K’uk B’ahlam ii, rey de la segunda mitad del siglo viii dc. Pero, el tocado incorpora también un signo k’in dentro de un cartucho de ancestro, que podría aludir al fundador de la dinastía de Palenque que tenía el mismo nombre (Stuart & Stuart 2008: 111-113, fig. 32).

En el porta-incensario 1 está representado Aj Sul. El texto recoge la designación por parte de K’inich Janaab’ Pakal i de B’aas Uchih Aj Sik’ab’ al cargo sacerdotal de Tiˀ sakhuˀn, el 20 de mayo del año 608 dc, acto que sitúa a este individuo, probablemente el entonces dirigente del Grupo iv, en la élite no real de la ciudad (Zender 2004: 281-309; Bernal 2020). Esta fecha concuerda con el período en que fue inhumado el antepasado fundador del linaje que ocupó el Grupo iv, y es cercana a la construcción de la estructura J1 (vid supra). Más adelante, se señala que el 25 de diciembre del año 610 dc, K’inich Janaab’ Pakal i otorgó a Aj Sul el cargo de Yajaw k’ahk’, ‘señor del fuego’, el título militar y sacerdotal de mayor relevancia, y menciona que este personaje era “el sajal de B’aas Uchih Aj Sik’ab’”. Tal nombramiento coincide con el ataque a Palenque de una coalición de ciudades vecinas instigadas por la dinastía Kanuˀl de Dzibanché, en la que participaba Santa Elena y, quizás, también Pomoná y Piedras Negras. Por último, el texto recoge que el 28 de diciembre del año 610 dc se produjo la “entrada” (la victoria militar) de Aj Hitzil ‘Suutz-Kab’ a Santa Elena (Wak’aab'[h]aˀ). Años más tarde, el 8 de enero del año 655 dc, K’inich Janaab’ Pakal i mandó labrar el porta-incensario 1 y se lo entregó a Aj Chuweˀen Aj Sik’ab’, el entonces dirigente del Grupo iv. Con ello agradeció los servicios prestados en la defensa de Lakamhaˀ, y elevó la categoría de su linaje a uno de los más relevantes de la ciudad.

Este grupo familiar mantuvo su importancia hasta mediados del siglo vii dc. Una inscripción en el palacio refiere que el 9 de junio del año 654 dc finalizó la construcción del recinto May Tuunaˀ Naah en Los Subterráneos, y comenta que un aj k’uhuˀn llamado Aj Sul participó en el diseño de la edificación (Zender 2004). Seguramente este Aj Sul no es el mismo que aquel designado Yajaw k’ahk’ en el año 610 dc, sino más bien un descendiente suyo, sin duda, originario del linaje del Grupo iv.

La importancia del Grupo iv se reforzó en el siglo viii dc, cuando K’inich Ahkal Moˀ Nab’ iii encargó tallar el Tablero de los Esclavos, que le muestra en el año 721 dc recibiendo de su padre, Tiwol Chan Mat, la corona real koˀhaw, y de su madre, Ix Kinuw Mat, el pedernal y el escudo. La inscripción relata eventos relevantes de la vida y la aportación al señorío de un noble, Chak Suutz’ (Schele 1991), que en un primer momento ostentó el título de B’aah Ajaw, ‘Primer Ajaw’, identificando al líder de los dirigentes de los segmentos sociales del sitio. El texto señala que el 15 de junio del año 723 dc fue nombrado Yajaw K’ahk’, en coincidencia con un ciclo exitoso de conquistas del señorío de Palenque, en que este noble fue uno de sus protagonistas. Menciona, asimismo, un ataque dirigido por él contra K’in-[h]aˀ, una localidad no ubicada aún y aliada de Piedras Negras, el 3 de mayo del año 725 dc. Y, más tarde, se le asigna el título de Sajal el 18 de septiembre del año 729 dc, quizás en respuesta de su ataque a dos asentamientos sin identificar. La última cláusula del Tablero señala que Chak Suutz’ cumplió tres k’atunes de edad (60 años) el 13 de marzo del año 730 dc, y concluye con la dedicación del edificio en esta misma fecha (Martin & Grube 2002: 173).

Robert Wald (1997) y Kaylee Spencer (2007) destacan la singularidad que introduce la exhibición de la coronación de un rey en un edificio del Grupo iv. Este hecho constituye una anomalía en la práctica de la exposición del acceso al poder de los gobernantes de Palenque, quienes centralizaron en la iconografía del Tablero Oval y en el Tablero de Palacio la entronización de K’inich Janaab’ Pakal ii y K’inich K’an Joy Chitam ii. Esta evidencia revela posiblemente que la llegada al poder de K’inich Ahkal Moˀ Nab’ iii se produjo tras la derrota de Palenque y la captura de su K’uhul Ajaw, ‘señor divino’, por las fuerzas de Toniná. Quizás por ello este gobernante en vez de estar sentado sobre un trono de jaguares, como aparece en estos monumentos, figura encima de dos nobles capturados en batalla, enfatizando la importancia de los éxitos militares en la consolidación de su mandato. El Tablero de los Esclavos sugiere que los nobles desempeñaron un rol político trascendente en la administración del Estado maya en el siglo viii dc.

A partir de este momento, el silencio epigráfico se instala en el Grupo iv. Cabe la posibilidad de que el porta-incensario 2 muestre a K’uk B’ahlam ii, el último gobernante conocido entronizado en el año 764 dc y que reinó hasta el año 784 dc. El Vaso Murciélagos incluye una cláusula datada el 17 de noviembre del año 799 dc, con el nombre de 1 Muerte Janaab’ Pakal, pero ignoramos su posición política y social. La evidencia material corrobora una ocupación Balunté (770-850 años dc) en el Grupo iv, momento en el que se inicia el desalojo del centro político que quedó completamente vacío en la fase Huipalé (900 años dc).

El sistema funerario en el Grupo Residencial iv

Las excavaciones realizadas por Bárbara y Robert Rands (1961) en 1959 al pie de la escalinata de la estructura J6, posibilitaron el hallazgo de 13 sepulturas ubicadas en tres distintos niveles ocupacionales del patio, orientadas de sur a norte y acomodadas en dos secciones: las del norte, junto a los primeros peldaños, y las otras, inmediatamente al sur. La alta concentración de entierros en un espacio tan pequeño llevó a estos investigadores a proponer que se trataba de otro cementerio, similar a los que había descrito Blom (1991 [1923]) para los grupos A, B y C, en el sector nororiental de Palenque. Asimismo, sugirieron que las dos estructuras que cierran la esquina noreste del patio eran mausoleos (Rands & Rands 1961: 87).

El primer conjunto de entierros (cistas 3, 4 y 5) se alojaba al pie de la escalinata, orientado de sur a norte; debajo de este, casi a ras del piso de estuco del subsecuente nivel del patio, se halló la cista 7, seguida por otro conjunto de tres inhumaciones (1, 2 y 6) en la sección sur. Las sepulturas restantes (8, 9, 10, 11 y 13) ocupaban el estrato más profundo y antiguo del conjunto arquitectónico, y son las que presentan mayor variabilidad constructiva: dos cistas, una fosa delimitada con piedras, y dos acumulaciones de rocas de diversas formas y tamaños, depositadas sobre los restos humanos (Rands & Rands 1961: 94-100). El proyecto pap (González 1993) aportó el hallazgo de otras cuatro cistas, muy cercanas a las anteriores. Dos localizadas una al lado de otra, al pie de la alfarda este de la escalinata excavada por los Rands; otra, al pie de la escalinata del mausoleo J7, y la última, a un par de metros frente a esta estructura, en dirección oeste. La tercera intervención en el patio del Grupo iv del Proyecto Crecimiento Urbano de Palenque (pcu) (López et al. 2003; López 2004), agregó una cista más delante de J4 que, seguramente, corresponde a otro mausoleo. En definitiva, hasta antes de nuestra intervención en el sitio, se contaba con una colección de 18 sepulturas, la mayor parte cistas (N=15) y tres fosas irregulares recubiertas (tabla 2).

Tabla 2. Ubicación y tipos de sepulturas de la colección histórica de Grupo Residencial iv (Ruz 1953 [Rands & Rands 1961]; pap 1993 [González 1993]; pcu 2004 [López et al. 2003; López 2004]) (fig. 4). Table 2. Location and types of burials in the Residential Group iv historical collection (Ruz 1953 [Rands & Rands 1961]; pap 1993 [González 1993]; pcu 2004 [López et al. 2003; López 2004]) (fig. 4).

La muestra recuperada en nuestras investigaciones entre los años 2016 y 2018, se compone de 41 sepulturas concentradas en el sector noreste del patio (Liendo 2016; de Tomassi 2021), en el mismo lugar en que los anteriores proyectos habían liberado 18 entierros (Rands & Rands 1961; González 1993). Si bien en temporadas previas se habían registrado solo dos tipos de inhumaciones, cistas y fosas irregulares recubiertas, nuestro estudio constata un predominio de la cista, pero incorpora una mayor variabilidad en ellas. La distribución de los entierros muestra un patrón circunscrito en torno a los tres mausoleos (con la posibilidad de que J4 comparta esta función funeraria). La mayor densidad se dio en el patio frente a J6 y J7, y parece continuar en dirección oeste. Como excepción, dos cistas se ubicaron en el pasillo que separa J4 y J6, aunque se pueden considerar parte del conjunto mayor.

En el Grupo iv se han identificado 10 tipos de sepultura, siendo las cistas casi la mitad de la muestra. Los entierros se distribuyen de manera homogénea por toda el área del patio excavado, formando agrupaciones de tres o cuatro y alternando con alguna inhumación de otro tipo. La mayor cantidad de casos distintos a las cistas se sitúa frente a J7, que es el mausoleo más antiguo del grupo (tablas 3 y 4). Estas estructuras funerarias también presentan tipos distintos: J6 es de la clase con cripta, mientras que J7 es un mausoleo con relleno sólido. En el interior de J7 se recuperaron cinco inhumaciones: cuatro en cistas, dos de ellas debajo de las escalinatas en la fachada este, y otras dos en el nivel más profundo del patio, encima de las cuales se construyó la versión más antigua del mausoleo (Johnson 2018a: 68, fig. 6). Al lado de una de esas cistas se identificó el quinto entierro dentro del relleno de la subestructura, correspondiente a un esqueleto humano extendido y orientado al norte.

Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de los tipos de sepultura en el Grupo Residencial iv, temporadas de investigación 2016-2018 (Liendo 2016; de Tomassi 2021). Table 3. Frequency and percentage of burial types in Residential Group iv, 2016-2018 research seasons (Liendo 2016; de Tomassi 2021).

Tabla 4. Ubicación y tipos de sepulturas en el Grupo Residencial iv, temporadas de investigación 2016-2018 (Liendo 2016; de Tomassi 2021) (fig. 4). Table 4. Location and burial types in Residential Group iv, 2016-2018 research seasons (Liendo 2016; de Tomassi 2021) (fig. 4).

Distribución temporal de las sepulturas del Grupo Residencial iv

La muestra recuperada incluye el mayor número de sepulturas de Palenque (N=59), practicadas en tres épocas diferentes, desde finales del siglo vi dc hasta mediados del ix dc. La actividad mortuoria más temprana se concentra en torno a la subestructura de J7, bajo la cual se encontraron, en el relleno, dos cistas y una inhumación simple. Otra cista y tres fosas irregulares delimitadas se edificaron al noroeste del pequeño mausoleo y una más al norte de aquella ubicada muy por debajo de la alfarda este de J7; estas cuatro antece-den a dicho edificio. Por último, se excavó una sepultura en fosa localizada a un par de metros frente a J7.(4)

El siguiente momento en que se desarrolló un proyecto constructivo data de mediados del siglo viii dc con la renivelación del patio, momento en que se edificó una superestructura para el pequeño mausoleo de J7 y se levantó uno nuevo, J6. En esta etapa se registró la actividad mortuoria más intensa y de mayor variedad tipológica: tal como hemos dicho, sobre la primera versión de J7 se montó otra estructura, acto seguido de un evento funerario consistente en la instalación de dos cistas bajo los peldaños de la escalinata del nuevo edificio. En esta misma época se erigió J6, un mausoleo con cripta que contenía sobre el piso interior de la cámara un esqueleto orientado de sur a norte. Además, al fondo de la antecámara fue colocado, dentro de un cajón, un depósito secundario con los restos parciales de otros dos individuos. En el centro de esta porción oriental del patio, frente a las fachadas de ambos mausoleos, se recuperaron 10 sepulturas, ocho cistas, una fosa y una fosa irregular delimitada. Cerca de la esquina noroeste de J6 se encontraron cuatro entierros: dos en cajas, otro en una urna (la única reportada en el conjunto) y el cuarto, en una cista. Al otro extremo, en el espacio abierto que forman las fachadas norte y sureste de J7 y J6, aparecieron tres cistas más. Las dos últimas sepulturas de este sector se emplazaron cercanas a la fachada sur de J7, una directamente en el relleno del patio y una cista. También a esta etapa corresponden los dos únicos ejemplares ubicados fuera del patio, los cuales se asocian al depósito ritual detrás de J3; el primero colocado sobre el piso y posteriormente cubierto con relleno y el segundo, en una fosa.

El tercer y último nivel de ocupación del sector este del patio ocurrió a inicios del siglo ix dc, etapa de la que no se tienen evidencias de modificaciones arquitectóni-cas en los mausoleos, aunque podría ser el momento en que se erigió J4 (fig. 4). De este último suceso, solo queda testimonio de otra renivelación del patio que cubrió el primer peldaño de las escalinatas de J6 y de J7. De hecho, se reutilizaron esos primeros escalones como muros laterales de las cistas más próximas, las tumbas 3, 4 y 5 de Rands y Rands (1961), y las cuatro registradas por González (1993). En este último nivel ‒correspondiente al nivel primero en la figura 4‒ también se detectó una intensa actividad mortuoria, identificándose nueve tipos de sepulturas, donde predominan las cistas con 15 ejemplares, seguidas por dos fosas y dos depósitos más sobre el piso del nivel anterior y cubiertas por el relleno constructivo de la tercera nivelación. En las sepulturas restantes de este estrato de ocupación, se presentaron tipos singulares: una fosa alargada delimitada, una caja, una fosa irregular delimitada, una entre el relleno, y otra más colocada sobre la cubierta de la única caja que se corresponde con la última etapa constructiva (tabla 5).

Tabla 5. Número de sepulturas por nivel de ocupación y tipo en la colección del Grupo Residencial iv. Table 5. Number of burials in the Residential Group iv collection, by occupational level and type.

CONTENEDORES DE CUERPOS EN RESIDENCIAS DE LA NOBLEZA PALENCANA

De acuerdo con la investigación realizada en las sepulturas, se considera que los grupos i/ii, B, C y Murciélagos(5) fueron residencias de la élite no real, por lo que su análisis será de importancia para interpretar la perspectiva funeraria del Grupo iv y de la nobleza de Palenque. Estos conjuntos arquitectónicos muy cercanos entre sí, se ubican en la ladera norte, bajo la planicie principal. Fueron descritos por Alfred Maudslay (1889-1902: 10, 33), Frans Blom (1991 [1923]: 170) y Heinrich Berlin (1991), quienes pensaron que esta área era “un cementerio muy grande” debido a la alta concentración de mausoleos con criptas y cuartos que contenían sarcófagos o esqueletos sobre los pisos. Blom fue el primero en excavar y documentar las sepulturas en los grupos A y B, la mayoría de las cuales se encontraban en el primer grupo ‒hoy conocido como Grupo i/ii‒. Allí, registró cinco entierros, cuatro de ellos intactos (Blom 1991 [1923]: 164-166). Con posterioridad, Ruz (1952a) se interesó por la naturaleza mortuoria de este sector, y encomendó en 1949 a Lauro Zavala la exploración de los grupos i/ii y iii (hoy Murciélagos). En los tres grupos se registraron sepulturas, nueve en el Grupo A y otra en Murciélagos, lo que reforzó la idea de la importancia de la actividad funeraria en esta zona.

La percepción de Palenque como una ciudad de marcado componente funerario perdió vigencia y en la década de 1970 se planteó que los conjuntos periféricos al sector central eran de carácter doméstico (Molina 1979: 2). Con esta nueva visión, el proyecto pap (González 1993) intervino en los grupos i/ii, B y C. La mayoría de las sepulturas referidas a continuación pertenecen a las fases Murciélagos y Balunté del período Clásico Tardío.

Sepulturas del Grupo i/ii

El Grupo A (hoy Grupo i/ii) se extiende al oeste del arroyo Otulum, desde la base del escarpe de Castañeda hasta la carretera. En los mapas de este grupo elaborados por González (1993) se consigna un conjunto de 11 edificios denominados A1-3, A5 y A11-A17. Luego, en el posterior levantamiento topográfico realizado por Barnhart (2001: 23) se registraron 51 estructuras, la mayoría ubicadas en la pendiente de la colina. Este último autor propone que este conjunto se instaló en el único acceso importante a la Plaza Principal desde el este y el norte. El grupo acoge la segunda concentración de sepulturas más grande de Palenque (N=38) después del Grupo iv (fig. 5), siendo una de sus peculiaridades la presencia de varias cámaras, algunas de ellas con sarcófagos, un rasgo poco representado en otros espacios residenciales. La calidad de sus construcciones, su cultura material y su cercanía al centro cívico-ceremonial de la ciudad, sugieren que estuvo habitado por una familia de alto estatus social (López 2000: 38-43; González 2011: 43).

Figura 5. Plano de la distribución de sepulturas en el Grupo i/ii de Palenque. La letra A indica los edificios que integran el Grupo A, hoy Grupo i/ii (modificada desde Barnhart [2001: 20, mapa 2.7]). Figure 5. Plan of the distribution of burials in Palenque Group i/ii. The letter A indicates the buildings of Group A, today Group i/ii (modified from Barnhart [2001: 20, map 2.7]).

Este sector albergó una variedad de prácticas funerarias similares a las presentes en el Grupo iv, aunque distribuidas de manera diferente, pues predominan las cistas elaboradas con bloques de piedra canteada y cubiertas con lajas alargadas, algunas de las cuales incluyen nichos y piso de lajas, aunque también se encontraron entierros en fosa. Asimismo, es frecuente la posición extendida en decúbito dorsal con el cráneo orientado al norte, aunque también se documentaron dos esqueletos flexionados laterales, otro extendido sobre el vientre ‒la primera mención de esta posición en Palenque‒ y dos sepulturas con orientación hacia el sur y el este registradas por Blom (1991 [1923]). A su vez, se recuperaron varios contextos en los rellenos de algunas estructuras, especialmente en los patios (González 1993).

El sepulcro 1, descubierto por Blom dentro de una cripta a la que se descendía desde el piso de la estructura A3, consistía en un sarcófago que no pudo explorar. El sepulcro 2, a poca distancia del anterior (quizás en A17), estaba parcialmente saqueado, pero Blom (1991 [1923]: 172) informa de otro sarcófago en su interior con un esqueleto colocado sobre la cubierta. Los sepulcros 3 y 4, situados unos metros al este, consistían en dos cistas dispuestas dentro de una terraza de nivelación, y tenían por cubiertas dos capas de piedra, separadas entre sí por una mezcla de cal (Blom 1991 [1923]: 174). También registró una cámara de mayores dimensiones, el sepulcro 5, a la que se accedía por un pasillo orientado al este que desembocaba en dos cubículos dispuestos de norte a sur. Cada uno de ellos acogía dos sarcófagos: el par del lado norte había sido vaciado, pero los dos del lado sur estaban bajo el material de derrumbe y fueron excavados años más tarde por Ruz (1952a). Por último, la sepultura de la excavación iv, identificada en la parte oeste del Grupo i, era una cripta que descendía por una escalinata a una pequeña antecámara seguida de un cuarto abovedado. En el piso, había una gran laja rectangular superpuesta a otras a manera de soporte. Sobre esta plataforma estaban los restos degradados de un esqueleto y algunos objetos asociados (Blom 1991 [1923]: 176). Años después se excavó otra cista de cubierta colapsada (tumba 3), cerca de los sepulcros 3 y 4, sellada con siete lajas y con el piso o lecho parcialmente enlajado (Berlin 1991: 370; Ceballos 1991: 333) (tabla 6).

Tabla 6. Características de las sepulturas del Grupo i/ii de Palenque, registradas en los proyectos FB-23 (Blom 1991 [1923]) y RC-40 (Ceballos 1991) (fig.5). Table 6. Characteristics of Palenque Group i/ii burials, by the projects FB-23 (Blom 1991 [1923]) and RC-40 (Ceballos 1991) (fig.5).

En las excavaciones dirigidas por Ruz (1952a) en el Grupo i/ii se detectaron varias inhumaciones, confirmando el uso mortuorio intensivo de este sector (tabla 7). La evidencia recuperada procede mayormente de la estructura A3, un basamento de 3 m de altura con cuatro escalinatas clausuradas y reutilizadas como criptas. Una de ellas corresponde al sepulcro 1 de Blom (1991 [1923]), el que Ruz describe como un sarcófago sellado, pero con un contenido esquelético muy reducido, acompañado de dos vasos de cerámica y una figurilla. A un lado de este ataúd, encontraron restos secundarios de otro individuo (entierro 1), sobre un piso que luego quedó cubierto por una renivelación. En las otras escalinatas reconvertidas en criptas se documentaron dos inhumaciones secundarias (entierro 2), consistentes en unos cuantos huesos largos, fragmentos de cráneos y escasos restos concentrados sobre el piso de los descansos de las escalinatas del sector sureste del basamento, y, otro más (entierro 3), en la escalinata del sector noroeste (Ruz 1952a: 54). El siguiente conjunto de sepulturas recuperado por Ruz se ubica dentro de la cripta descrita por Blom (1991 [1923]) como sepulcro 5, al que se accede por un pasillo que entra a una cámara doble por debajo de la estructura A15. Dos de los cuatro sarcófagos allí encontrados estaban intactos dentro de la cámara sur, de los que se extrajeron escasos fragmentos óseos humanos y varios objetos culturales (Ruz 1952a: lám. xxiii, fig. 5).

Tabla 7. Características de las sepulturas del Grupo i/ii de Palenque registradas por Alberto Ruz (1952a) en 1949 (fig. 5). Table 7. Characteristics of Palenque Group i/ii burials recorded by Alberto Ruz (1952a) in 1949 (fig.5).

Arnoldo González (1993) dirigió la tercera etapa de investigación en este grupo arquitectónico, recuperando 24 entierros ubicados principalmente en las estructuras, aunque también halló una numerosa concentración de cistas en espacio abierto. Parte de la muestra provenía del basamento A3, donde Blom y Ruz habían identificado antes las criptas; en el sector sureste se localizaron cuatro sepulturas, dos de ellas en cistas y otras dos en fosas (tabla 8).

El conjunto de cistas, integrado por seis unidades, se encuentra sobre una terraza elevada, a tres metros al norte de la estructura A1 y constituye la mayor concentración de esta clase de inhumación en espacio abierto, después de las mencionadas para el Grupo iv. Al sur de A1, en otra terraza elevada, apareció una sepultura en fosa (entierro 14). Otros tres entierros se hallaron asociados a la estructura A14, de los cuales dos son cistas (tumbas 6 y 8), ubicadas en el relleno del edificio, junto a dos enterramientos en fosa (que en realidad es una), registradas como 11 y 12, emplazadas a espaldas de este recinto. A pocos metros al oeste, en el interior de A17, se localizó una cripta que contenía dos cistas bajo su piso, además de una urna de cerámica con los restos óseos de un infante (elemento 19). Suponemos que esta cripta es la misma que Blom (1991 [1923]: 177, 183) denomina “Cámara al oeste del Grupo i”, en la que encontró un esqueleto humano sobre una enorme placa de caliza.

El otro grupo de entierros se ubica en la esquina noroeste de las estructuras A15 y A16. El recinto A15 es un mausoleo con una cripta que contenía los cuatro sarcófagos registrados por Blom y luego excavados por Ruz. En esta ocasión se recuperó una cista bajo el piso de la cripta. Por su parte, A16 es una plataforma piramidal coronada con una estructura abovedada bajo cuyo piso se encontraban tres cistas alineadas y contiguas, una de ellas más abajo de la entrecalle de la fachada norte y, muy cerca de esta, un entierro en fosa. La elevada concentración de sepulturas permite considerar este edificio como un mausoleo (González 1993).

Tabla 8. Características de las sepulturas del Grupo i/ii de Palenque, consignadas por el proyecto pap el año 1993 (González 1993) (fig. 5). Table 8. Characteristics of Palenque Group i/ii burials, recorded by the pap project in 1993 (González 1993) (fig. 5).

Sepulturas del Grupo B y Murciélagos

Ambos espacios funerarios se encuentran muy próximos sobre terrazas que modifican la topografía natural, ubicados entre los ríos Otulum y Murciélagos, al noreste de la Plaza Principal de Palenque. Las estructuras más grandes del Grupo B se asocian a varias plazas con amplias escalinatas que descienden hacia la estructura MC1 del Grupo Murciélagos. El conjunto no ha sido investigado en su totalidad, pues el interés se ha centrado en su patio principal, donde B1 a B5 ocupan su límite oeste, y B6 a B9, el este (fig. 6). La estructura B2, con 1 m de alto y una puerta y bóveda muy bajas, ha sido interpretada como un baño de vapor (González 1993; Child 2007). Frente a esta se encuentra B8, un recinto de alto rango con dos galerías paralelas que transcurren de norte a sur y una galería simple orientada de este a oeste. La galería oeste, con vista a la plaza, se divide en cuatro cuartos, de los cuales los dos centrales contienen los restos de un pequeño santuario similar a los que se han detectado en los edificios del Grupo de la Cruz y de los templos xiv y xvii, definidos como baños de vapor simbólicos (Child 2007). El mismo propósito ritual tuvo el interior de B7, un edificio similar en planta. En ambos casos, se recuperaron incensarios decorados con individuos sentados con las piernas cruzadas y manos sobre las rodillas portando ornamentos y atributos relacionados con Tláloc o con el Dios GIII de Palenque (López 1995, 2004: 256).

Figura 6. Distribución de las sepulturas en el Grupo B de Palenque. La letra B indica los edificios que integran dicho grupo (modificada desde Barnhart [2001: 20, mapa 2.7]). Figure 6. Distribution of burials in Palenque Group B. The letter B indicates the buildings in this group (modified from Barnhart [2001: 20, map 2.7]).

El Grupo B fue excavado por González (1993), quien documentó nueve sepulturas con características poco comunes en las unidades domésticas. No intervino en los espacios abiertos, por lo que desconocemos si también se utilizaron para actividades mortuorias (tabla 9). Blom (1991 [1923]: 177), por su parte, menciona el único antecedente de entierros en este lugar, y describe una cripta de doble cámara saqueada (sepulcro 6), ubicada bajo la parte sur de la estructura B8, a la que se accedía por el este a través de un pasillo abovedado. Esta fue excavada nuevamente por González (1993: 29), encontrando en ella un sarcófago con restos humanos, fragmentos cerámicos e incensarios. Los espacios que ocupan las inhumaciones se integran en la arquitectura de cuatro de las cinco estructuras que cierran la plaza del grupo por sus costados este y oeste, mientras que los lados norte y sur están abiertos y parecen ser parte de una ruta de circulación que atraviesa el Grupo B, hasta llegar al puente de piedra que da acceso al centro de la ciudad (Barnhart 2005: 48).

La estructura B2 es la única del grupo sin entierros. Debajo de los pisos de las habitaciones centrales de B7 y B8 con vistas al patio, consideradas como santuarios, se hallaron diversos objetos de uso ceremonial. En B8 apareció una caja de lajas que contenía un recipiente tallado en piedra con un cajete en su interior sobre el que colocaron restos óseos de fauna y una espina de mantarraya. Frente a la entrada a este cuarto, debajo del piso de la banqueta de acceso, se localizó una cista (tumba 4) (González 1993: 30). En la parte sur de B8, donde Blom había registrado el sepulcro 6, se identificó un sarcófago. Debajo del santuario de B7 estaba la tumba 1, una cripta a la que se accedía por una escalera que conduce a una cámara alargada con una banqueta pegada al muro oeste, de la que se recuperaron dos esqueletos extendidos, uno a los pies del otro.

Tabla 9. Características de las sepulturas del Grupo B de Palenque consignadas por los proyectos FB el año 1923 (Blom 1991 [1923]) y pap el año 1993 (González 1993) (fig. 6). Table 9. Characteristics of Palenque Group B burials recorded by the projects FB in 1923 (Blom 1991 [1923]) and pap in 1993 (González 1993) (fig. 6).

Sepulturas del Grupo C

Este grupo, ubicado al este del Palacio, también fue excavado por González (1993; Marken & González 2007), quien además analizó las estructuras C1 a C6 emplazadas alrededor de su patio principal (fig. 7). Una pequeña escalinata conduce al sur desde este espacio, y deriva en una plataforma aterrazada ocupada por varios edificios no excavados. La Plaza Principal de Palenque se comunicaba con el Grupo C por un puente de piedra sobre el río Murciélagos, lo que sugiere la prominencia de sus residentes.

Figura 7. Plano de la distribución de las sepulturas en el Grupo C de Palenque. Solo se presenta la sección de los posibles mausoleos. La letra C indica los edificios que integran dicho grupo (modificada desde Barnhart [2001: 20, mapa 2.7]). Figure 7. Plan of the distribution of burials in Palenque Group C, possible mausoleum sector only. The letter C indicates the buildings in this group (modified from Barnhart [2001: 20, map 2.7]).

El edificio C1, en la esquina suroeste del patio principal y orientado al norte, es una subestructura escalonada compuesta por tres terrazas, coronadas por un recinto perecedero al que se accede por una amplia escalera de piedra. Delinea la esquina sur de este patio una terraza de 2,15 m de altura construida sobre el lecho de roca. En la plataforma elevada creada por la escalera y la terraza se levantó C2 al sur, y C3, C4 y C5 al este. Las estructuras C3 y C5 son pirámides de mampostería que alcanzan 4,70 m y 6,20 m de altura, respectivamente, con forma idéntica a J6 y J7 del Grupo iv, mientras que C4, en tanto, está coronada por un recinto perecedero con una escalinata en su lado oeste, construida sobre las dos anteriores. Al igual que en J6 y J7, estas estructuras puedan haber servido como santuarios de linaje, conformando un arreglo regional del Plano de Plaza 2 (Becker 2003).

Si bien más sencilla que J1 del Grupo iv, la estructura C2 es un recinto de rango cuyo piso inferior alberga dos galerías paralelas con techumbre abovedada que se dividen en cuatro unidades interiores conectadas con el patio mediante otros tantos accesos. Sendos pasajes abovedados y escalinatas ascienden al piso superior de techumbre perecedera. Por su parte, C6 tiene dos galerías abovedadas paralelas dispuestas de este a oeste, y su fachada sur está atravesada por cuatro puertas. Una gran banca de roca se localiza en la esquina noroeste de su galería posterior y una escalera abovedada asciende a un piso superior, mal conservado, que consta de dos galerías paralelas divididas en pequeños cuartos privados, algunos con pequeñas bancas de piedra.

En la excavación de este grupo de estructuras se recuperaron tres sepulturas en cista próximas a los mausoleos C3, C4 y C5, y similares a las del Grupo iv, aunque algo más grandes (tabla 10). Las cistas estaban orientadas al norte y alineadas con el eje central de C4, la de menores dimensiones del conjunto del este: la tumba 2 se encuentra al nivel de la plaza, frente a la cara este, y la tumba 1, al pie de la misma fachada, a ras con la plataforma sobre la que se asientan los edificios, y la tumba 3 a la espalda de C4, a la altura de una plataforma baja (González 1993: 54-56). Aunque la información sobre estas inhumaciones es limitada, el tamaño del patio y de los supuestos mausoleos sugieren una abundancia y concentración de sepulturas similares a las del Grupo iv.

Tabla 10. Características de las sepulturas de Grupo C de Palenque consignadas por el proyecto pap en 1992 (González 1993) (fig. 7). Table 10. Characteristics of Palenque Group C burials, recorded by the pap project in 1992 (González 1993) (fig. 7).

DISCUSIÓN

Las sepulturas documentadas en los grupos residenciales de élite no real de Palenque se distribuyen en 13 tipos (tabla 11), reuniendo el Grupo iv la mayor variedad de ellos (N=11), seguido por el Grupo i/ii (N=7), el Grupo B (N=4) y el Grupo C (N=1). Estos conjuntos comparten rasgos comunes relativos a su comportamiento funerario, como el uso de mausoleos, la incorporación secuencial de sepulturas en su interior, los agrupamientos de inhumaciones en los espacios abiertos en torno a los mausoleos ‒grupos i/ii, iv y quizás C‒, y el predominio de la cista como tipo de entierro, manteniendo en la mayoría de los casos una orientación de sur a norte.

Por otra parte, se han detectado particularidades idiosincrásicas en estos espacios: 1) el Grupo iv presenta un patrón de conjuntos de sepulturas concentrados principalmente en el patio, evidenciando un modelo inclusivo. Se observa, además, una estrecha relación entre los entierros depositados en el patio y aquellos ubicados en los mausoleos; 2) el Grupo i/ii testimonia un patrón disperso de tumbas y una agrupación en exteriores e interiores. Destaca la presencia de criptas con cámaras que incorporan sarcófagos o depósitos sobre los pisos; 3) el Grupo B manifiesta un patrón aglutinado, especialmente en estructuras y un espacio sepulcral más restringido que en el resto de los grupos comparados. Sobresale el uso de banquetas para colocar los cadáveres en el interior de las cámaras y una preferencia por los entierros en los espacios construidos, al igual que en el Grupo i/ii. A diferencia de otros grupos arquitectónicos, existe aquí poca variedad de inhumaciones; 4) el Grupo C presenta un patrón de conjuntos de sepulturas circunscritas principalmente en el patio central. Podría parecerse más a la distribución del Grupo iv, donde se prefiere enterrar en los espacios abiertos, aunque las inferencias son problemáticas por lo reducido de la muestra.

También se han identificado diferencias en la ubicación de las sepulturas en los grupos arquitectónicos analizados, las que describimos a continuación.

Entierros depositados en mausoleos

Un número importante de inhumaciones se alojaron en mausoleos, siendo el Grupo i/ii el que presenta mayor cantidad de casos. Varios de ellos incluyen criptas: cuatro son todavía observables, y al menos dos más son mencionadas por Blom (1991 [1923]), las que se distribuyen hacia los extremos norte, oeste y este, y al centro de la estructura A3. En el interior de los mausoleos A15 y A17 se registraron varios sarcófagos, uno de ellos con un esqueleto humano encima de la cubierta. En la década de 1990 se identificó un rasgo funerario importante consistente en entierros en cistas bajo los pisos de esas mismas cámaras, lo que sugiere que estas fueron el evento fundacional del uso de este espacio como receptor de restos humanos (González 1994). Sobre las cistas se dispusieron sarcófagos y, como último evento, se colocaron cadáveres sobre sus cubiertas. En la parte superior del mausoleo A16 se dispusieron cuatro cistas y un entierro en fosa. En las criptas de A3, además de un sarcófago, se documentaron restos óseos secundarios encima de los pisos, además de dos sepulturas en fosa excavadas en sus inmediaciones.

Los cuatro mausoleos del Grupo B, muy cercanos entre sí, son los más elaborados. Con excepción del Grupo C, este espacio residencial es el que tiene menor variedad de tipos de sepulturas. En el interior de tres cámaras había igual número de depósitos funerarios sobre banquetas, y en dos de ellas, restos óseos en el piso. La cámara de B8 tenía, al menos, un sarcófago. Las restantes sepulturas excavadas en el conjunto eran cistas construidas (salvo una) en el interior de las estructuras que albergan también las cámaras.

Los mausoleos del Grupo iv se localizan muy cerca uno del otro y, al igual que en los grupos anteriores, contienen varios tipos de tumbas en su interior. Destaca el hecho de que la estructura J7 es el primer mausoleo macizo registrado en los grupos domésticos, ya que este tipo de sepultura solo se conocía en el área central de la ciudad.

Los recintos que conformarían los mausoleos en el Grupo C presentan un arreglo arquitectónico similar a los documentados en las acrópolis del área central de Palenque.

Entierros depositados en espacios abiertos

El Grupo iv denota una mayor concentración de sepulturas que el resto de los conjuntos residenciales, la mayoría de las cuales están aglutinadas al frente y a los lados de las estructuras J6 y J7. En ese reducido espacio también se observa una variedad superior de inhumaciones, incluyendo depósitos sobre la cubierta de una cista, una urna con restos óseos humanos y, además, sobre el piso y al interior de rellenos. Estos tipos de depósitos funerarios se intercalan entre las cistas y forman conjuntos mezclados y cercanos entre sí.

En el Grupo i/ii las sepulturas también se dispo-nen en conjuntos, pero tienen un patrón más disperso que el de los otros grupos residenciales, donde se hallan reunidas en el interior de las construcciones. Hay varias fosas aisladas, pero destaca una importante aglomeración de cistas al norte de A1, estructura cuya función no es clara, y están acomodadas una al lado de la otra, de una manera que recuerda a las del Grupo iv.

Finalmente, hemos de destacar que algunos conjuntos residenciales compartieron rasgos relativos al tipo de sepultura y su ubicación, mientras que otros presentan diferencias. Cada grupo habitacional diseñó de manera particular e independiente la conformación de las agrupaciones de enterramientos y su distribución dentro de estructuras y áreas abiertas. También se obser-va variabilidad en cuanto a la calidad de cada mausoleo y sepultura, sugiriendo diversidad en los criterios selectivos de las personas que se incorporaban en el ámbito mortuorio. En el Grupo B, se infiere un espacio más excluyente, incluso, es el grupo de menores dimensiones de los estudiados, por lo cual su aforo sería limitado en comparación con los otros) y, tal vez, con la inhumación de individuos con linajes más encumbrados. El Grupo iv incorpora más sepulturas en torno a los mausoleos, insinuando que el número de personas que mantuvo una filiación con los personajes homenajeados en los mausoleos fue mayor, hecho que tal vez se deba a las funciones castrenses de sus dirigentes.

En el Grupo i/ii también hay una cantidad considerable de sepulturas de distintos tipos, pero estas no se concentran en un solo lugar, como ocurre en el Grupo iv, sino que, por el contrario, se distribuyen en distintas aglomeraciones organizadas hacia los puntos cardinales y el centro del conjunto de las estructuras. Tal vez, este espacio corresponde o representa a más de una familia o grupo corporativo y cada agrupación de mausoleos con sus sepulturas asociadas pertenecería a una de ellas. Los grupos i/ii y iv tienen en común una amplia variedad de clases de sepulturas, intercaladas con las cistas, así como algunos tipos poco conocidos, como la presencia de una urna con restos humanos en cada caso.

Es difícil precisar alguna tendencia sobre el Grupo C, pero debido a su gran dimensión podría contener numerosas inhumaciones de diferente carácter.

Tabla 11. Tipos y cantidad de sepulturas por grupo arquitectónico en Palenque. Table 11. Type and quantity of burials at Palenque, by architectural group.

CONCLUSIÓN

La evidencia arqueológica sostiene que las prácticas funerarias mayas fueron muy variables a lo largo del período Clásico, en lo que se refiere a la inhumación y número de cadáveres, posición del cuerpo, tipo y ubicación de la tumba y su ofrenda funeraria. Asimismo, documenta la predilección por enterrar a los muertos dentro de estructuras, con frecuencia en el lado oriental de los patios arquitectónicos, pero también dentro de los templos y bajo las plazas y los pisos de las habitaciones.

La élite maya dedicó un esfuerzo intelectual y energético en su comportamiento ante la muerte y, desde la cúspide a la base, diseñó prácticas que fueron reproducidas según la jerarquía que imponía la posición social y la riqueza de cada uno de sus protagonistas. En el caso preciso de la realeza, sus restos se depositaron en el interior de grandes templos o en plataformas ceremoniales construidas para tal efecto, acompañados de sirvientes e individuos sacrificados, y con ricas ofrendas. Las familias prominentes de las ciudades mayas ajenas al linaje real intentaron imitar estos comportamientos funerarios con la intención de hacer explícitos sus privilegios y, quizás, en un intento de acercarse al devenir de sus gobernantes después de la muerte. En Palenque, una consecuencia de esta estrategia de emulación fue la construcción extensiva de mausoleos en diferentes conjuntos residenciales de la nobleza, los cuales fueron utilizados para sepultar y, posteriormente, conmemorar a sus fundadores y a los personajes más relevantes de su grupo social.

La distribución de mausoleos en los otros sectores habitacionales considerados de la élite también muestra diferencias con el patrón del Plano de Plaza 2, que contempla que la edificación funeraria se encuentra ubicada, por lo general, al este del conjunto (Becker 2003). Esta organización está confirmada en sitios como Tikal, en el Petén guatemalteco y Caracol, en Belice (Scherer 2020: 132-133). El Grupo iv presenta un diseño arquitectónico original que cumple con dicha norma, pues la estructura J7 respeta los requisitos de ubicación al este, y aloja una sepultura excavada en la roca madre sobre la que se levantó el mausoleo en dos etapas constructivas, en las que se incorporaron también otras inhumaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, se fueron agregando más mausoleos al noreste (J6) y potencialmente al norte (J4). La naturaleza de estos edificios sugiere una necesidad de sepultar a personajes relevantes en los diferentes momentos de ocupación del conjunto residencial, erigiendo estructuras piramidales para focalizar la actividad ritual en torno a ellas.

En el Grupo i/ii, este tipo de construcción funeraria se distribuye hacia los diferentes rumbos cardinales. El conjunto de cámaras descrito por Blom (1991 [1923]) se ubica al este del grupo, pero otros ocupan la parte oeste, destacando las estructuras A15 y A16 que cierran el sector noroeste del patio (fig. 5). En lo que respecta al Grupo B, si bien la cripta principal (tumba 1) y la mayoría de las cistas se localizan hacia el oriente, hay otros dos importantes mausoleos emplazados al norte del patio central (fig. 6). Finalmente, de confirmarse la función de mausoleo de C3, C4 y C5 del Grupo C, estos serían el ejemplo más claro de un Plano de Plaza 2 (Becker 2003).

Abundando en esa estrategia de acercamiento a las costumbres de la realeza, podemos plantear que la nobleza palencana reprodujo las formas de enterramiento de la élite dirigente en aquellos mausoleos que contenían una cripta en su interior. Allí colocaron a los difuntos recostados sobre el piso de la cámara, tal y como se habían depositado en los templos xviii-A, xx y xii. También los acomodaron en el interior de un sarcófago ‒si bien de menor calidad y con diferencias en su fabricación‒, como se hizo con los restos del gobernante K’inich Janaab’ Pakal ii y de su esposa Tz’akb’u Ajaw en el Templo de las Inscripciones y en el Templo xiii, los dos únicos sarcófagos monolíticos conocidos hasta el momento en Palenque.

Los viajeros y exploradores que visitaron la ciudad en el siglo xix mencionaron la práctica de colocar un cadáver sobre la cubierta de los sarcófagos. Esto ha sido corroborado por testimonios históricos y por la evidencia arqueológica que han documentado esta costumbre en el interior de varias criptas del sector central de Palenque. Por contraparte, en los patios de los grupos habitacionales se dispusieron cuerpos humanos sobre las tapaderas de cistas, los que luego fueron cubiertos, hecho que sugiere la posibilidad de que se trate de una adaptación doméstica de dicha práctica.

El uso extendido de cistas orientadas al norte por los diferentes sectores poblacionales de la ciudad indica que este fue el principal tipo de contenedor de restos humanos. Tanto en el área central como en los conjuntos domésticos de la nobleza, se recuperaron cistas bajo los pisos de las cámaras (en las criptas del Templo xv del Grupo de las Cruces y en A15 del Grupo i/ii), en los aposentos superiores de los edificios (en los templos xviii y xviii-A, entre otros, en el área central y en A16 del Grupo i/ii) y sobre plataformas bajas (en el norte del Templo xv y en A20 del Grupo i/ii). Sin embargo, la alta frecuencia de este tipo de sepulturas en los patios domésticos no ocurre en los espacios del área central, sino en la Plaza de las Cruces donde figuran con la mayor concentración.

La baja frecuencia de los otros tipos identificados, como son las tres clases de fosa, cajas y cajones, las dos variantes de relleno y las urnas, dificultan su estudio. No obstante, el que estén presentes en relación con las cistas y otras formas de sepultación más recurrentes, tanto en los patios como en los mausoleos, sugiere que fueron colocados de manera subordinada a las primeras. Esto podría correlacionarse con actividades rituales en un sentido no funerario, es decir, simbólicamente complementario, destinadas a generar un ambiente con diferentes elementos mortuorios en los grupos habitacionales.

Por último, la colocación de inhumaciones sobre banquetas dentro de mausoleos en el Grupo B, que se distingue por la buena calidad constructiva de sus edificios y de las criptas contenidas en sus interiores, se agrega con la presencia de sarcófagos y cistas que contienen gran cantidad de objetos de ofrenda de elaborada fabricación. Estas características permiten suponer que se trata de un grupo social de elevado estatus, instalado fuera del sector céntrico de la ciudad.

La evidencia discutida nos muestra una estrategia de las élites de Palenque consistente en el diseño de prácticas funerarias que intentaban replicar los comportamientos de la realeza, pero que insiste en que cada grupo social representado en los espacios analizados optara por una configuración propia dentro de las normas generales establecidas en la ciudad, manifestando así una interesante autonomía. El Grupo iv es un fiel reflejo de este diseño cultural, y a la vez, la variedad de contenedores de cuerpos humanos depositados en él y su ubicación, testimonian una amplia diversidad de jerarquías sociales que estuvieron subordinadas a los nobles que dirigieron este sector de la ciudad. Sobre esta diversidad podremos profundizar más adelante a partir de los análisis bioarqueológicos y de la cultura material que están siendo actualmente estudiados.

Agradecimientos En especial, a Arnoldo González Cruz, director del Proyecto Arqueológico Palenque (pap). Esta investigación se llevó a cabo en el marco del proyecto “Estructura y dinámica de la élite intermedia de la ciudad maya clásica de Palenque: los conjuntos secundarios del Grupo iv (har 2016-77170-R)”, realizado entre los años 2017 y 2020.

REFERENCIAS

Barnhart, E. 2001. The Palenque Mapping Project: Settlement and Urbanism at an Ancient Maya City. Disertación en Filosofía, The University of Texas at Austin, Austin.

Barnhart, E. 2005. Palenque’s Settlement Pattern and Social Organization Model. Maya Exploration Center.
<https://www.mayaexploration.org/pdf/PalenqueSocialOrganization_Nov2005.pdf> [consultado: 18-01-2023].

Becker, M. 2003. Plaza Plans at Tikal: A Research Strategy for Inferring Social Organization and Processes of Culture Change. En Tikal: Dynasties, Foreigners & Affairs of State, J. Sabloff, ed., pp. 253-280. Santa Fe: School of American Research.

Berlin, H. 1991. Informe sobre trabajos realizados durante la temporada de 1940 en Palenque. En Palenque 1926-1945, R. García, ed., pp. 359-382. México df: Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Bernal, G. 2020 Ms. Registros históricos en inscripciones glíficas del Grupo iv.