Manifestaciones rupestres en la Sierra del Portezuelo (San Luis, Argentina). Análisis y comparaciones regionales

Rock Art Displays in Sierra del Portezuelo (San Luis, Argentina). Analysis and Regional Comparisons

Resumen

En este trabajo se presentan los primeros resultados de prospecciones, relevamientos y análisis de evidencias arqueológicas en el norte de la Sierra del Portezuelo (San Luis, Argentina), y específicamente de los sitios con arte rupestre (pinturas, grabados y horadaciones) allí registrados. Se analizan las formas, técnicas, superposiciones y los emplazamientos de estas expresiones, y se propone un modelo de ocupación y uso del espacio por parte de las poblaciones que habitaron dicha localidad, a partir de la discusión de datos locales y de la comparación con otros yacimientos cercanos. Asimismo, se sugiere una cronología relativa de las evidencias identificadas correspondiente al período Holoceno Tardío Final (400-1550 dc).

Palabras clave: arte rupestre, paisaje, Sierras Pampeanas Orientales, cazadores-recolectores-horticultores, arqueoastronomía, Holoceno Tardío.

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es dar a conocer los primeros resultados de investigaciones arqueológicas desarrolladas en el sector norte de la Sierra del Portezuelo, en el departamento General Pedernera, centro-este de la provincia de San Luis, Argentina. En particular, nos concentramos en la presentación, análisis y comparaciones subregionales de las manifestaciones rupestres registradas en esta localidad (fig. 1). Dentro de la categoría manifestaciones rupestres incluimos tanto pinturas y grabados como morteros fijos y cupuliformes, estos últimos considerados en su condición de formas específicas de grabados mediante la técnica de horadación (Pastor 2010; Rocchietti 2012; Rocchietti et al. 2013; Recalde 2014, 2015a, 2015b; Ponzio 2017). Como parte del análisis de emplazamiento de los paneles rupestres exploramos algunas hipótesis arqueoastronómicas.

A la vez, acompañamos este planteamiento investigando el posible uso de los morteros para actividades de molienda y recolección de agua. La escala espacial de las comparaciones subregionales se definirá cuando se estudien las localidades con manifestaciones rupestres cercanas a estas sierras, las que pertenecen al sector más austral del sistema de Sierras Pampeanas Orientales del centro de Argentina.

Figura 1: a) área de las Sierras Pampeanas Orientales, centro de Argentina; b) localidades con arte rupestre en San Luis: 1. Sierra del Portezuelo, 2. Saladillo, 3. La Totora, 4. Cueva Los Blancos, 5. Tilisarao; en Córdoba: 6. Cerro Intihuasi, 7. India Muerta, 8. Cerro Áspero, 9. Cerro Suco; c) distribución de los sitios del Portezuelo Norte (epn) en la localidad arqueológica Sierra del Portezuelo (lasp). Figure 1: a) area of the Sierras Pampeanas Orientales, Central Argentina; b) rock art localities in San Luis: 1. Sierra del Portezuelo, 2. Saladillo, 3. La Totora, 4. Cueva Los Blancos, 5. Tilisarao; in Córdoba: 6. Cerro Intihuasi, 7. India Muerta, 8. Cerro Áspero, 9. Cerro Suco; c) distribution of the Portezuelo Norte sites (epn) within the Sierra del Portezuelo archaeological locality (lasp).

En las prospecciones se registraron sitios con pinturas y grabados rupestres, un alero rocoso con restos líticos en superficie (instrumentos, lascas y desechos de talla), una cantera-taller de cuarzo, y distintos sectores con morteros fijos y cupuliformes. Considerando estos hallazgos, los análisis realizados y los resultados obtenidos, planteamos que la Sierra del Portezuelo es una localidad arqueológica que integra distintos sitios con múltiples materialidades y ocupaciones pertenecientes, principalmente, al Holoceno Tardío Final (400-1550 dc).

CARACTERIZACIÓN AMBIENTAL

La localidad arqueológica Sierra del Portezuelo (en adelante, lasp) se ubica en la unidad geomorfológica denominada Depresión Oriental (Costa et al. 2005). Emplazada entre las sierras de San Luis y de Comechingones, está formada principalmente por una planicie de sedimentos cuaternarios de origen eólico, acumulaciones pedemontanas y, en menor medida, sedimentos fluviales. En esta unidad afloran un conjunto de elevaciones menores, de orientación aproximadamente norte-sur, entre las que se encuentran las sierras de Tilisarao, San Felipe, La Estanzuela, Portezuelo, Yulto, y del Morro, que es la de mayor envergadura de esta orografía que forma parte del área de las Sierras Pampeanas orientales, en el centro de Argentina.

lasp constituye entonces un pequeño parche serrano en un ambiente donde predominan llanuras de sección longitudinal, con una orientación aproximada nornoreste-sursuroeste, y con alturas máximas de 1024 msnm. Su extensión es de 20 km en su eje norte-sur, y considerando la orientación este-oeste, consta tan solo de 2 km en el norte y 500 m en el sur. Las rocas de base son metamórficas (micacitas gnéisicas) y presentan efectos de inyección magmática que se distinguen por su forma de venas de cuarzo. El basamento que aflora en la sierra está intensamente plegado por las fuerzas de compresión producidas durante los procesos tectónicos mencionados. Esta característica, en conjunto con la meteorización y la erosión posterior a su elevación, determinó la existencia de gran cantidad de abrigos rocosos del tipo alero.

En términos climáticos, esta sierra pertenece a una zona templada, de clima continental moderado. Se trata de un sector de transición climática entre el litoral y las provincias de Cuyo (Hijmans et al. 2005). En la localidad, las lluvias se inician en primavera y se vuelven más intensas en los meses de verano, mientras que son muy escasas durante el otoño y el invierno (Peña & D’Hiriart 2000). Por ello, los cauces son intermitentes y la disponibilidad de agua en superficie es estacional.

Fitogeográficamente, la sierra se inscribe en la provincia Chaqueña, distrito Chaqueño Serrano (Cabrera 1971). Su vegetación se caracteriza por la presencia de especies arbóreas y arbustivas en el estrato superior, como el molle de beber (Lithraea molleoides), tala (Celtis ehrenbergiana), molle (Schinus fasciculatus), piquillín (Condalia microphylla), y de gramíneas y latifoliadas en su estrato inferior, en el que predominan la paja (Festuca hieronymi), pasto de vaca (Sorghastrum pellitum), pasto escoba (Schizachyrium plumigerum), poa (Poa ligularis), cebadilla chaqueña (Bromus auleticus), penacho blanco (Bothriochloa springfieldii) y pata de gallo (Chloris retusa). La fauna mamífera actual se compone mayoritariamente de especies de roedores como la vizcacha (Lagostomus maximus) y la mara (Dolichotis patagonum), aunque también se registran zorros grises y, en menor medida, pumas (Puma concolor). Las principales especies de aves son el aguilucho común (Geranoaetus polyosoma), el carancho (Caracara plancus), el tucúquere (Bubo magellanicus) y el ñandú (Rhea americana).

ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

Las Sierras Pampeanas Orientales han sido foco de numerosas investigaciones arqueológicas que han contribuido a conformar un esquema cronológico-cultural para la prehistoria de esta región (Berberián & Roldán 2001; Laguens & Bonnin 2009). Uno de los trabajos más determinantes en este sentido fue el de Alberto Rex González (1960) quien, a partir de excavaciones estratigráficas realizadas en la Gruta de Intihuasi (en el faldeo oriental de la Sierra de San Luis) y de la implementación de fechados absolutos, propone tres etapas basadas principalmente en los cambios en los cabezales de los artefactos líticos observados a lo largo de la secuencia ocupacional estratigráfica de dicho sitio: la más antigua corresponde a las puntas de proyectil lanceoladas Ayampitín (ca. 9000-6000 ap); la intermedia (ca. 6000-1900 ap) se vincula a las puntas triangulares grandes de base recta denominadas Ongamira, probablemente utilizadas en lanzas y atlatl (estólica); y la más tardía (ca. 1900 ap al contacto hispano-indígena) se caracteriza por la presencia de cerámica y puntas líticas pequeñas de forma triangular y base escotada que se plantean relacionadas con la tecnología de arco y flecha.

Este marco histórico-cultural permanece vigente en la actualidad, con algunos ajustes cronológicos mínimos y aportes novedosos. Entre estos, la propuesta de un componente cultural más antiguo, correspondiente a la transición Pleistoceno-Holoceno y al Holoceno Temprano (11.000-9000 ap), inferido a partir de hallazgos superficiales de puntas de proyectiles Cola de Pescado y El Tigre (Laguens et al. 2009; Rivero et al. 2015; Cattáneo et al. 2016), así como por fechados radiocarbónicos en los sitios El Alto 3, Gruta de Candonga y La Enramada, en la provincia de Córdoba (Rivero & Roldán 2005; Cornero et al. 2014; Rivero & Heider 2020). En esta misma provincia se definió al período Prehispánico Tardío (900-1573 dc) como una época en la que destacan la reducción de la movilidad residencial y la incorporación de la horticultura, configurándose sociedades de economía mixta, con un importante rol de la caza y la recolección (Pastor & Berberián 2007; Balena et al. 2018; Medina et al. 2019; entre otros). Esta propuesta fue retomada para la provincia de San Luis, particularmente en dos investigaciones en las que se constató la presencia de especies vegetales domésticas en ocupaciones tardías de los sitios Alero Dupuy, La Vertiente y Arroyo Saladillo, ubicados en distintos sectores del faldeo oriental de la Sierra de San Luis (Lalinde et al. 2018; Borgo et al. 2022). Sin embargo, aún restan por realizar trabajos arqueológicos que permitan definir de qué manera habrían operado esos cambios sociales en sus diversas localidades.

El estudio del arte rupestre en San Luis, por su parte, ha llamado la atención de numerosos especialistas, los que han realizado diferentes aportes en términos de identificación, registro y descripción de estos sitios. La principal contribución es de Mario Consens (1986), quien releva y analiza 120 sitios con estas manifestaciones, proponiendo, además, una secuencia estilística con una profundidad temporal de 4000 años para las pinturas y de 6000 años para los grabados. Durante las últimas dos décadas se retomó el estudio arqueológico sistemático en la provincia, incluyendo estas expresiones culturales. En términos generales, indagaciones recientes (Curtoni et al. 2017, 2021; Martínez et al. 2017, 2019) señalan que el arte rupestre presenta gran variación en su producción, tanto desde una perspectiva iconográfica como espacial (contexto de emplazamiento de los paneles). A su vez, hay una marcada tendencia hacia la segregación entre grabados y pinturas, los que, en general, no concurren en una misma localización. La excepción lo constituyen, hasta el momento, los repertorios rupestres de las sierras de Tilisarao y del Portezuelo.

Los antecedentes arqueológicos en lasp pueden reducirse fundamentalmente al estudio de Consens (1986). En una de las figuras de esta publicación se representan los motivos del arte rupestre del sitio Santa Mercedes (Consens 1986; anexo 7: 2), aun cuando no se especifica su relación con, o pertenencia a, algunos de los estilos iconográficos propuestos a escala provincial. Para los fines de nuestro trabajo, hemos renombrado este sitio como El Portezuelo Norte 1 (epn1).

MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO

Las manifestaciones rupestres pueden estar estrechamente vinculadas con distintas esferas de la vida social, como el orden simbólico, la organización social, la identidad, las relaciones intergrupales, la economía, la organización política, o la demarcación territorial. Para dar cuenta de sus características particulares, en este estudio se consideran los siguientes aspectos: sitios arqueológicos, elementos de la geomorfología, visibilidad e hidrografía, forma y tamaño de motivos, ubicación en el panel, técnicas de realización, superposiciones, presencia de pátina, ubicación y orientación de paneles, relaciones espaciales entre paneles, así como entre uno de ellos y sus componentes materiales-espaciales (Gradin 1978; Consens 1986; Aschero 1997; Troncoso 2002; Fiore 2009; Vergara 2013). Para los análisis de visibilidad se consideró no solo el terreno observable, sino también su relación con los fenómenos del cielo que se puedan apreciar desde cada sitio. Se buscó explorar la existencia de algún tipo de práctica de astronomía de horizonte en los sitios rupestres, que dé cuenta de los modos indígenas de organización del espacio-tiempo vivido y percibido (Iwaniszewski 1995, 2009, 2011; Belmonte 2005-2006; González 2016). Utilizando técnicas de registro y análisis arqueoastronómicos, se indagó si sus ejecutores usaron algún criterio de elección en el emplazamiento de los paneles rupestres, y con ello distinguir si desde estos era posible identificar momentos específicos del año, vinculando hitos del horizonte (p.e., picos y valles destacados) y ortos u ocasos astronómicos (Belmonte 1999). En esta ocasión, testeamos únicamente la probabilidad de una astronomía de horizonte en relación con los ortos y ocasos del Sol durante solsticios y equinoccios.

Las actividades de relevamiento realizadas en cada sitio incluyeron: a) registro de coordenadas mediante gps; b) recolección de materiales arqueológicos en superficie; c) descripciones en libreta de campo y registro fotográfico del entorno (acceso, visibilidad desde y hacia el sitio, distancia al curso de agua más cercano, entre otros). En los asentamientos con representaciones rupestres se registraron: a) una secuencia fotográfica de cada panel con un porcentaje de solapamiento de 60% entre las fotos, para lograr reconstituciones fotogramétricas 3d; b) los motivos rupestres en fichas de campo, considerando tamaño, técnica, color, forma, pátina y superposición con otros motivos; c) la visual obtenida desde los sitios a partir de fotografías del horizonte; d) la topografía del horizonte visible desde cada sitio. En este último, identificamos los hitos topográficos (tanto positivos como negativos) en el horizonte visible y tomamos sus medidas de azimut y altura mediante el uso de un tándem. Como se busca explorar la posibilidad de que grupos cazadores-recolectores hayan practicado algún tipo de astronomía de horizonte, se estima que estas, en caso de haber existido, habrían derivado de observaciones astronómicas realizadas a ojo desnudo. Por ello, se recogieron los datos con un margen de error de 0,5°, el cual representa el valor que se estima en este tipo de observaciones.

En laboratorio se realizaron las siguientes tareas: a) procesamiento digital de las fotografías de los paneles y paredes de aleros, utilizando el programa DStretch; b) montaje de modelos fotogramétricos 3d de los paneles rupestres; c) calcado de motivos; d) exploración de la relación entre el horizonte visible desde cada sitio con la trayectoria del Sol. Respecto de esto último, se corrigieron inicialmente los datos registrados en el campo. Al azimut magnético se le agregó la declinación local, calculada en 4,5°, obteniendo así una estimación del azimut topográfico. Para la rectificación de la altura, se calculó la diferencia entre esta y la suma de la refracción atmosférica y el paralaje. La refracción arrojó datos muy cercanos a cero, mientras que el paralaje se estimó en 0,5° para todos los puntos observados. Con las cifras ajustadas, se consideró la declinación de los hitos anteriormente identificados en el horizonte. Luego se comparó esta declinación con la del Sol en momentos destacados de su ciclo (p.e., en los equinoccios, en el solsticio de diciembre y en el solsticio de junio), evaluando la coincidencia entre estos y los datos recolectados. Dada la cronología que se estimó para estos conjuntos rupestres, correspondiente al Holoceno Tardío Final, se tuvieron en cuenta los valores de declinación del Sol en tres fechas cronológicas (1500 años ap, 1000 años ap y 500 años ap), en función de su variación en el tiempo por la oblicuidad de la eclíptica (tabla 1).

Tabla 1. Valores de declinación solar en los solsticios de junio y diciembre para cronologías pasadas (fuente, stellarium.org, planetario de código abierto). Table 1. Solar declination values at the June and December solstices for past periods (source, stellarium.org, an open-source planetarium).

RESULTADOS

El Portezuelo Norte 1 (epn1)

Se trata de un alero de aproximadamente 1,8 m de altura máxima y 3 m de ancho, con dos ingresos, el principal por el frente y el segundo por un pequeño resquicio entre las rocas del fondo. Se ubica a orillas de un cauce que permanece seco durante la mayor parte del año, en un sector bajo de la sierra, cercano a su exposición oriental (33° 5′ 57,63″ sur / 65° 10′ 29,67″ oeste). El alero presenta una serie de motivos rupestres pintados (N=17) que se disponen tanto en el techo como en la pared (fig. 2): 11 realizados en color blanco y seis en rojo. Los diseños blancos se componen casi en su totalidad de trazos rectilíneos que se entrecruzan en ángulos predominantemente rectos, formando figuras de reticulados y otras de menor complejidad, pero con la misma lógica en su constitución. La excepción corresponde a una de tipo circular con división cuatripartita interna (fig. 2a-e, i). De los 11 motivos blancos, tres se ubican en el techo del alero y tienen mejor estado de conservación. Los rojos, por su parte, se presentan en la pared del alero, y su estado de deterioro es más avanzado que el de los blancos. Se trata de figuras formadas por círculos y/o líneas rectas (fig. 2d-e, i).

Figura 2. Arriba, ubicación de las representaciones rupestres en alero epn1. Abajo, calcos de los motivos pintados (a-e, i) y fotografías de los grabados cupuliformes (f-h). En color negro, motivos blancos; en amarillo, motivos rojos (superposición m1); en rojo, motivos rojos (superposición m2). La localización de “f” se ubica fuera de la imagen del alero (todas las fotografías e ilustraciones son de los autores, excepto cuando se indica). Figure 2. Above, epn1 shelter with the location of the rock art representations. Below, reproductions of the painted motifs (a-e, i) and photos of the cupule-like engravings (f-h). White motifs in black colour, red motifs in yellow colour (superimposition m1), red motifs in red colour (superimposition m2). Location “f” lies outside the shelter image (photos and drawings by the authors unless otherwise stated).

Se identificaron cuatro casos de superposiciones, tres de los cuales constan de un motivo rojo sobre uno blanco (fig. 2d, e, i), mientras que el cuarto se compone de uno rojo (m2) sobre otro rojo (m1) y este sobre uno blanco (fig. 2d). Siendo este último el único caso en el que dos motivos del mismo color se superponen (rojo sobre rojo), la considerable diferencia en el estado de conservación de ambos sugiere que el conjunto correspondería a tres momentos de ejecución distintos.

Adicionalmente, se registraron ocho grabados cupuliformes realizados mediante técnica de horadado (fig.2) (sensu Kligman & Falchi 2021). Estos se encuentran en el piso del alero, dos aislados al interior del mismo, y los otros seis en el exterior inmediato, dispuestos en conjunto formando una “v” (fig. 2f-h). También se hallaron dos morteros fijos confeccionados en la roca base al oeste del alero, aproximadamente a 8 m de distancia (tabla 2). Por último, se recolectaron algunos materiales superficiales al interior del sitio, entre los cuales figuran lascas y otros instrumentos líticos, así como un fragmento de cerámica.

Tabla 2. Tamaño de todos los morteros fijos registrados en los sitios de lasp. Table 2. Size of all bedrock mortars documented at lasp sites.

El alero presenta fácil acceso por ambos costados y un tanto más difícil desde el cauce, ya que la pendiente que los separa tiene mayor inclinación. La visibilidad desde epn1 está limitada hacia el sur por la misma roca que constituye al alero, así como hacia el norte y el oeste por el entorno inmediato. Una visual más lejana se obtiene hacia el este, donde se registra un horizonte cortado por las cumbres sur de la Sierra de Comechingones, ubicada aproximadamente a 11 km de distancia. En el horizonte se pueden visualizar accidentes positivos y negativos que, aunque poco destacados, permitieron registrar su topografía. Los datos de azimut y altura de cada uno de los 10 hitos identificados se obtuvieron en campo y corrigieron en laboratorio, con los cuales se calcularon sus declinaciones (tabla 3). Notamos que estos últimos datos no coinciden, en ningún caso, con la declinación del Sol en las fechas consideradas; es decir, los resultados del análisis arqueoastronómico muestran que, si bien los ortos solares son visibles desde epn1 durante todo el ciclo anual, el astro no sale detrás de ningún hito de horizonte destacado para los eventos mencionados (solsticios y equinoccios). Esto indica que los hitos identificados no pudieron haber funcionado como marcadores astronómicos solares de horizonte, al menos para esas fechas (fig. 3).

Tabla 3. Valores del azimut topográfico (Az), la altura corregida según paralaje y refracción atmosférica (H) y de la declinación (Dec) para cada uno de los 10 hitos topográficos (Po) identificados en el horizonte visible desde el alero epn1. Table 3. Topographic azimuth (Az), height corrected for parallax and atmospheric refraction (H), and declination (Dec) for each of the 10 topographic landmarks (Po) identified on the visible horizon from the epn1 shelter.

Figura 3: a) horizonte desde epn1; b) hitos topográficos identificados en campo (1 al 10), y trayectoria aproximada del Sol en los equinoccios (eq). En b se ha retocado la fotografía exagerando el relieve topográfico. Figure 3: a) view of the horizon from epn1; b) topographic landmarks identified in the field (1 to 10) and approximate solar path at the equinoxes (eq). In b the photograph has been retouched exaggerating the topographic relief.

El Portezuelo Norte 2 (epn2)

Corresponde a un alero de aproximadamente 2 m de altura máxima y 4 m de ancho, ubicado en la parte más alta de un frente oriental de la sierra, a unos 100 m lineales al noreste de epn1 (33° 5′ 51,25″ sur / 65° 10′ 29,83″ oeste) (fig. 4). En la pared se reconoce un panel con tres motivos rupestres grabados: mascariforme (fig. 4c, izquierda), tipo peine (fig. 4c, centro) y aglomerado de figuras subcirculares (fig. 4c, derecha). La técnica con que fueron ejecutados corresponde raspado o abrasión superficial (Falchi et al. 2011; Fiore 2018).

Figura 4: a) alero epn2; b) detalle del panel con grabados rupestres; c) calcos de los motivos: izquierda, mascariforme; centro, tipo peine; derecha, aglomerado de círculos. Figure 4: a) epn2 shelter; b) detail of engraved rock panel; c) reproduction of motifs: left, mask-like shaped; center, comb-shaped type; right, cluster of circles.

El alero tiene un único acceso desde el frente. No presenta sedimento en su base y se estima que, por sus dimensiones y posición, no sería apto para la habitación humana. La pared en la que se encuentran los grabados mira hacia el sur, dirección en la cual la visibilidad desde el sitio está obstruida por las elevaciones de lasp, repitiéndose igual situación hacia el oeste. Al norte, la visual está ocluida por el mismo alero, mientras que hacia el sureste se abre un horizonte más lejano, el cual presenta una topografía aún menos accidentada que epn1. A pesar de ello, se identificaron hitos topográficos de horizonte y se registraron los azimut y alturas. Con estos datos se pudo dar cuenta de que, desde el interior del alero, ni los ortos ni los ocasos solares son visibles en ningún momento del año.

Paralelamente, se tomaron registros de una segunda topografía de horizonte en este sitio, correspondiente a la visual obtenida desde un piso de roca adyacente al alero, en dirección este. Desde tal punto, el horizonte lejano visible es considerablemente más amplio y accidentado, principalmente en dirección este y noreste, donde las cumbres de la Sierra de Comechingones comienzan a adquirir mayores alturas y diferencias entre rasgos negativos y positivos. A partir de este dato, se identificó que, desde allí, los ortos solares son visibles a lo largo de todo el ciclo anual. Sin embargo, estos no coinciden con ningún hito topográfico destacado en el horizonte en relación con los equinoccios y solsticios (fig. 5; tabla 4).

Tabla 4. Valores del azimut topográfico (Az), la altura corregida según paralaje y refracción atmosférica (H) y de la declinación (Dec) para cada uno de los hitos topográficos (Po), identificados en el horizonte visible desde el exterior del alero epn2. Table 4. Topographic azimuth (Az), height corrected for parallax and atmospheric refraction (H), and declination (Dec) for each of the topographic landmarks (Po) identified on the visible horizon from outside the epn2 shelter.

Figura 5: a) horizonte desde epn2; b) y c) hitos topográficos identificados en campo (1 al 16) y trayectoria aproximada del Sol en los equinoccios (eq) y solsticios de diciembre (sd) y junio (sj). Las fotografías b y c fueron retocadas para exagerar el relieve topográfico. Figure 5: a) view of the horizon from epn2; b) and c) topographic landmarks identified in the field (1 to 16), and approximate solar path at the equinoxes (eq) and December (sd) and June (sj) solstices. Photographs b and c were modified to emphasise the topographic relief.

El Portezuelo Norte 3 (epn3)

Se ubica entre epn1 y epn2 (33° 5′ 55,44″ sur / 65° 10′ 31,39″ oeste), sobre un pequeño cauce y consta de un conjunto de nueve morteros fijos ejecutados en la roca base y agrupados en tres afloramientos diferenciados (cinco en una roca, tres en otra y el restante aislado). A su vez, estos se distribuyen en una gradiente de altura, acompañando el recorrido del arroyo (fig. 6a y b; tabla 2). Desde este sitio es visible el alero epn2.

Figura 6: a) sitio epn3 con morteros fijos. Desde este lugar se destaca la visibilidad del alero epn2; b) detalle de los soportes rocosos con morteros. Figure 6: a) epn3 site with bedrock mortars. The epn2 shelter is clearly visible from this location; b) detail of bedrock surfaces with mortars.

El Portezuelo Norte 4 (epn4)

Es un alero de aproximadamente 3 m de altura máxima y 8 m de ancho, que se encuentra en un frente de la sierra (33° 6′ 5,71″ sur / 65° 10′ 34,66″ oeste), a orillas de un cauce que recorre un pequeño valle que va en dirección oeste-este (fig. 7a). A sus pies se reconoce una disposición de rocas que fueron acomodadas para obtener una superficie horizontal y un posible pircado que delimita el exterior del alero, formando un espacio interno de casi 8 m². Próximo a la pirca y en superficie yacía un mortero mueble. Mediante fotografías con aplicación DStretch se logró identificar en la pared interior del alero un conjunto de pinturas rupestres rojas que no son visibles a ojo desnudo (fig. 7b). El único motivo reconocible es un círculo aislado, sumado a dos trazos que parecen haber correspondido a diseños perdidos por deterioro (fig. 7c). Sobre estos se observan una serie de grafitis grabados subactuales.

Figura 7: a) alero epn4; b) detalle del panel con pinturas rupestres (imagen modificada mediante DStretch); c) calco de los motivos identificados. Figure 7: a) epn4 shelter; b) detagvil of the panel with rock paintings (image enhanced with DStretch); c) reproduction of identified motifs.

El alero se emplaza en un sector bajo y el terreno que le rodea presenta una pendiente de escasa inclinación, por lo que el acceso al mismo es sencillo, tanto desde el frente como por los lados. La visibilidad está acotada al entorno intraserrano, siendo la principal conexión visual con el valle formado por el cauce mencionado y la extensión de la sierra que se encuentra hacia el este. Únicamente en esta dirección, en la que el arroyo desemboca en la llanura, se abre un panorama con un horizonte más lejano, aunque de poca amplitud. Por esta razón, no se registró la topografía de horizonte.

El sitio incluye también un conjunto de tres morteros fijos (tabla 2) y 21 grabados cupuliformes, realizados en la roca base a través de la cual escurre el cauce, ubicados aproximadamente a 12 m del alero (fig. 8). Tanto al pie del mismo como en el trayecto entre este y los morteros y cupuliformes, se identificaron y recolectaron en superficie instrumentos, lascas y desechos de talla lítica.

Figura 8. Arriba, sector de epn4 con morteros fijos y cupu-liformes. Abajo, calcos de la superficie de los bloques rocosos con morteros en color negro y cupuliformes en azul. Figure 8. Above, sector of epn4 with bedrock mortars and cupule-like engravings. Below, repro-ductions of the rock block surface, with mortars in black colour and cupule-like in blue colour.

El Portezuelo Norte 5 (epn5)

Se localiza a 40 m de epn4, y a orillas del mismo arroyo (33° 6′ 6,00″ sur; 65° 10′ 33,62″ oeste). Tiene aproximadamente 4,5 m de altura máxima y 5 m de ancho. En su base existe un bloque de roca suelto dispuesto a modo de “mesa” que presenta en superficie un conjunto de cinco morteros (tabla 2) y 14 grabados cupuliformes (fig. 9). Las condiciones de acceso y visibilidad son muy similares a las de epn4. Como en el caso anterior, no realizamos el registro de la topografía de horizonte.

Figura 9: a) alero epn5; b) detalle del bloque rocoso con morteros fijos y cupuliformes; c) calco de la superficie del bloque, con morteros en color negro y cupuliformes en azul. Figure 9: a) epn5 shelter; b) detail of the rock block with bedrock mortars and cupule-like engravings; c) reproduction of the block surface, with mortars in black colour and cupule-like in blue colour.

El Portezuelo Norte 6 (epn6)

El último de los sitios registrados es una cantera-taller de cuarzo ubicada a unos 80 m al suroeste de epn4 (33° 6′ 7,10″ sur / 65° 10′ 37,74″ oeste). En dicho lugar afloran venas de este material que fueron aprovechadas como fuente de materia prima lítica para la confección de artefactos. Correlato de esta actividad son los desechos de talla recolectados en la base de dichos afloramientos.

DISCUSIÓN

La materialidad arqueológica del sector norte de lasp

Las evidencias arqueológicas identificadas refieren a la ocupación de aleros, extracción de materias primas líticas, confección de artefactos y diversas manifestaciones de arte rupestre, entre las que se incluyen los morteros y cupuliformes. El centro de la discusión se concentra en las expresiones rupestres y sus diversas dimensiones. Un primer análisis contempla el emplazamiento de los paneles. Aquellos que registran pinturas (epn1 y epn4) se ubican en sectores bajos y en cercanía a cauces o arroyos. El único panel con grabados (epn2) se encuentra en altura, con un dominio visual más amplio desde su entorno inmediato. Los sitios registrados se ubican en la vertiente oriental de la sierra, por lo que la visibilidad desde estos comprende sectores intraserranos en conjunción con áreas más alejadas, incluyendo las llanuras que se extienden hacia la parte sur de la Sierra de Comechingones. Los análisis arqueoastronómicos permitieron comprobar que la elección del emplazamiento de los paneles rupestres no estuvo vinculada con marcadores astronómicos solares, al menos para los eventos considerados en el análisis (equinoccios y solsticios). Sin embargo, se puede mencionar que, como la visibilidad desde los sitios se dirige aproximadamente hacia el este, es posible observar los amaneceres desde estos durante todo el ciclo anual. Más adelante retomaremos en este punto, puesto que la elección del emplazamiento del arte rupestre pudo haber estado basada en otros criterios, en cuyo caso la coincidencia con la visibilización de los ortos solares sería un efecto derivado.

Luego, las superposiciones de pinturas dan cuenta de momentos sucesivos en el uso de este espacio. La tendencia general muestra que las pinturas blancas fueron ejecutadas primero que las rojas. A su vez, el caso de doble superposición en epn1 indica que hubo más de un evento de realización de las figuras rojas. La diferencia en el estado de conservación de los motivos rojos yuxtapuestos señala que habría entre ellos cierta distancia en el tiempo de ejecución. Otro aspecto interesante es el tipo de solapamiento observado. En todos los casos se identifica una figura que cubre parcialmente otra preexistente, de manera tal que la nueva no tiene vinculación formal con la anterior, ni la recoge como parte integrante de un nuevo motivo. Estas características coincidirían con la categoría de superposición simple (sensu Kaiser & Keyser 2008; Re 2016). Es claro que el acto de pintar un motivo sobre otro en epn1 fue intencional o al menos consciente, puesto que las pinturas subyacentes (en su mayoría blancas) son aún visibles. Esto no debió producirse por falta de espacio para ejecutar nuevas representaciones, ya que gran parte de la superficie de las paredes y techo del alero se encuentra libre de pinturas y mayormente no registra características menos aptas para su realización.

Otras de las evidencias registradas comprenden los cupuliformes y morteros fijos, dos tipos de manifestaciones de arte rupestre realizadas mediante una técnica similar y que confluyen en el espacio en varios casos en esta localidad arqueológica. La división que utilizamos entre ambas categorías responde a un criterio de tamaño, aunque Maarten van Hoek (2003) asocia dicha distinción también a uno funcional. Según su propuesta, aquellas de menor dimensión (hasta 10 cm de diámetro y profundidad) serían las cúpulas (o cupuliformes), expresiones simbólicas y no utilitarias, mientras que las de mayor tamaño (más de 10 cm de diámetro y profundidad) corresponderían al tipo mortero, y tendrían una función destinada a la molienda. Esta diferenciación puede presentar ciertas limitaciones, puesto que, cuando se considera el fenómeno desde una perspectiva más amplia (p.e., a nivel macrorregional), nos encontramos ante una gran variedad de tamaños, en un contínuum que puede dificultar la aplicación de una separación arbitraria en dos grupos discretos (Ponzio 2018). Sin embargo, en nuestro caso de estudio esta distinción tipológica resultó operativa para los fines del relevamiento y análisis.

En relación con la funcionalidad de los morteros fijos, tomamos la propuesta de Milcíades Vignati (1936), quien, basándose en la forma, ubicación y disposición espacial de diversos conjuntos en la provincia de San Luis, argumenta que su uso principal estaba vinculado al almacenamiento de agua de lluvia o de rocío. En una publicación reciente, Guillermo Heider (2020) propone algo similar para los rasgos conocidos como hornillos de tierra cocida, identificados en el sitio Las Travesías, al oeste de San Luis. El autor considera que, en zonas donde la disponibilidad de agua se reduce a abundantes lluvias concentradas en cortos períodos del ciclo anual (como es el caso de lasp), los grupos humanos debieron haber desarrollado estrategias para la cosecha de este recurso crítico.

Esta posible función de los morteros en lasp se correlaciona con su ubicación en el espacio. Al respecto, notamos que todos ellos se disponen sobre algunos de los cauces efímeros de la sierra. La excepción la constituyen los morteros de epn5, los cuales se presentan en un bloque ubicado por debajo de la línea de goteo de un alero con frente escarpado (fig. 9). Cabe mencionar como dato adicional que, durante la realización del registro de campo en el mes de marzo, es decir, inmediatamente después de la época de lluvia, todos estos rasgos se encontraban llenos de agua (nótese en los morteros de las figuras 6, 8 y 9). Basándonos en esta información, retomamos la hipótesis de Vignati (1936), aunque no por ello descartamos su uso en actividades de molienda. Asimismo, la concurrencia en algunos de los sitios bajo estudio de morteros con cupuliformes y pinturas (como en epn4), podría estar indicando la conformación conjunta de expresiones rupestres de probables connotaciones simbólicas.

Comparaciones subregionales

El escaso número de motivos pintados registrados en lasp dificulta su comparación en términos estadísticos con otras locaciones rupestres (p.e., frecuencias de diseños según categorías tipológicas). Por ello, se optó por realizar una caracterización general de los lugares más cercanos con estas manifestaciones para establecer puntos comunes y diferencias. A partir de ello, proponemos dar cuenta del arte rupestre de lasp bajo un marco espacial más amplio.

Emplazadas en un contexto geomorfológico similar a lasp, y a poco más de 30 km al norte, se ubican las sierras de Tilisarao. En una publicación reciente (Curtoni et al. 2021) nos enfocamos en el análisis del arte rupestre de los sectores norte y sur de estas elevaciones. Allí registramos 34 paneles con 437 motivos de pinturas y grabados realizados con la técnica de raspado, algunos de los cuales se encontraban acompañados de morteros fijos y, en un caso, de una serie de cupuliformes. A nivel comparativo, destacamos que todos los motivos identificados en lasp pueden ser incluidos en alguno de los grupos tipológicos formulados para Tilisarao. Yendo al detalle, la figura mascariforme de epn2 (fig. 10a) tiene similitudes formales con el conjunto de motivos similares grabados y dos pintados de Tilisarao (fig. 10b y c). En esta última localidad se evidenciaron, además, numerosas superposiciones de motivos pintados, predominando los de color blanco por sobre los rojos, una situación inversa a lo que ocurre en lasp.

Figura 10. Mascariformes: a) grabado de epn2; b) grabados de Tilisarao; c) pintados en Tilisarao, en colores amarillo y rojo y en rojo, respectivamente (b y c, modificadas desde Curtoni y colaboradores [2021: fig. 5]). Figure 10: Mask-like shaped figures: a) engraving from epn2; b) engravings from Tilisarao; c) painted in Tilisarao, in yellow and red and in red colours, respectively (b and c, modified from Curtoni and collaborators [2021: fig. 5]).

En el sector sur de la Sierra de Comechingones se ha estudiado una variedad de sitios con pinturas y grabados rupestres. En un trabajo de síntesis, Ana María Rocchietti (1991) propone la existencia de tres modalidades de estilos rupestres, segregadas espacialmente. La modalidad meridional, Suco, está representada por los grabados presentes en el cerro homónimo, a 40 km al sureste de lasp. La segunda es Achiras-Cuatro Vientos, la que concentra un conjunto de sitios con arte rupestre en el faldeo suroriental de esta sierra. La localidad más representativa, así como la que reúne la mayor cantidad de pinturas, corresponde a Cerro Intihuasi, en Córdoba, a 30 km al este de lasp. La tercera modalidad, India Muerta, se circunscribe al sector más occidental del sur de la Sierra de Comechingones, a 13 km al este de lasp. Esta última sería la de mayor cercanía geográfica, así como la que tiene algunas correspondencias estilísticas con las evidencias aquí presentadas. Se trata en su totalidad de pinturas realizadas en plena sierra granítica, con un repertorio dominado por motivos del tipo poligonales abiertas y cerradas (Rocchietti 2011). En muchos de ellos se observan significativas semejanzas con las representaciones en pintura blanca de epn1.

El distrito geológico Cerro Áspero (en la cuenca superior del río Cuarto), ubicado al norte de los lugares anteriormente descritos, fue estudiado igualmente por Rocchietti (2012) y Rocchietti y colaboradoras (2013), además de otros investigadores (Ponzio & Reinoso 2013; Ponzio 2017, 2018). El registro arqueológico realizado en dicha localidad consta exclusivamente de bloques rocosos con morteros fijos y cupuliformes. Estas expresiones son entendidas solo como obras rupestres, puesto que no se asocian a otras evidencias que permitan interpretarlas como parte de un sistema de uso en molienda u otros fines (Rocchietti et al. 2013). En términos de su vinculación, destacamos que en lasp también se encuentran bloques rocosos que presentan únicamente morteros y cupuliformes (epn4 y epn5).

En trabajos de campo recientes identificamos cuatro sitios con pinturas rupestres al oeste de lasp. El primero es Los Bancos 1 (Curtoni et al. 2023), una cueva emplazada en la Sierra del Morro, a 25 km de lasp. La mayoría de las pinturas allí presentes se encuentran en un estado de deterioro muy avanzado, lo que probablemente se deba a la fricción de animales de pastoreo (vacas y ovejas) ocasionalmente alojados allí durante las últimas décadas. En las zonas más altas de la cueva pueden identificarse algunos trazos de pintura, siendo el motivo más claro un círculo formado por cuatro tridígitos dispuestos de manera radial. El segundo y tercer sitio corresponden a La Totora 1 y 2, dos aleros inéditos ubicados en el límite suroriental del faldeo de la Sierra de San Luis y a unos 52 km de lasp. Estos presentan motivos pintados en rojo, entre los cuales destacan líneas quebradas, clepsidras, tridígitos, círculos y círculos con punto interno. Un poco más alejada, a 65 km al suroeste de lasp y en estos mismos faldeos surorientales, se encuentra la localidad arqueológica Arroyo Saladillo. Aquí se identificó el cuarto sitio que corresponde a un extenso asentamiento con múltiples evidencias arqueológicas, entre estas un afloramiento rocoso con grabados rupestres (Arroyo Saladillo), una locación con morteros fijos a la orilla del arroyo homónimo, y una roca con dos cupuliformes en la parte superior de una serranía baja (Borgo et al. 2022). Arroyo Saladillo consta de tres paneles con grabados realizados mediante técnica de piqueteo, entre cuyos motivos predominan el círculo y las líneas paralelas; sin embargo, este no presenta coincidencias significativas con los sitios de lasp.

Realizadas estas breves comparaciones, podemos decir que el arte rupestre de lasp tiene sus mayores semejanzas con el de las sierras de Tilisarao, salvando la diferencia cuantitativa. En relación con esto, se destaca lo siguiente: a) todos los motivos de lasp pueden ser incluidos en la tipología previamente establecida para Tilisarao; b) hasta el momento, los grabados con técnica de raspado en la provincia de San Luis han sido identificados solo en estas dos localidades arqueológicas; c) son también los dos únicos lugares en la provincia en los que convergen grabados y pinturas rupestres, aunque en lasp no se presentan en un mismo panel, como sí ocurre en algunos casos de Tilisarao; d) uno de los tipos de diseño, el mascariforme, registra gran consistencia formal; e) la presencia de morteros y cupuliformes en vinculación con grabados y pinturas. En un trabajo previo (Curtoni et al. 2021) proponíamos que las manifestaciones rupestres de Tilisarao correspondían a ocupaciones del Holoceno Tardío Final, enmarcadas en el lapso definido como período Prehispánico Tardío para la provincia de Córdoba. Dichas ocupaciones habrían sido estacionales y durante la época estival, que es el único momento del año con presencia de agua en este ambiente. Las excavaciones realizadas por Mariano Gambier (1998) al pie de las sierras de Tilisarao, dan cuenta de asentamientos tardíos, así como de la realización de actividades vinculadas a la horticultura, posiblemente de pequeña escala.

Si en Tilisarao y lasp concurre una misma forma de hacer arte rupestre, podemos pensar que ambos espacios, dadas sus similitudes geográficas, geomorfológicas e hidrológicas, cumplieron funciones similares en el sistema de asentamiento de los grupos tardíos. Es decir, que las sierras de Tilisarao y del Portezuelo fueron sucesivamente habitadas a lo largo de los ciclos anuales, y mayormente durante las épocas de lluvia. Con relación a la cronología, el hallazgo superficial de un tiesto cerámico en epn1 da indicios de ocupaciones tardías en lasp, aunque no se descarta la existencia de grupos humanos en momentos anteriores. Del mismo modo que en Tilisarao, al pie de la Sierra del Portezuelo se identificaron lugares aptos para el desarrollo de horticultura. En este sentido, mencionamos que el agua de la sierra escurre mayormente hacia el este, por lo que sería esperable reconocer dichas actividades en ese sector. Esto podría vincularse al hecho de que todos los sitios identificados se encuentran en la vertiente oriental de esta elevación, con visibilidad hacia las llanuras adyacentes, lo que denotaría la importancia del control visual desde el lugar de habitación (la sierra), hacia los espacios de siembra. La elección del emplazamiento de los paneles rupestres pudo haber estado principalmente relacionada con este aspecto, y no con marcadores astronómicos.

COMENTARIOS FINALES

Basados en el análisis y las comparaciones realizadas, proponemos que lasp, en momentos del Holoceno Tardío Final o período Prehispánico Tardío, fue parte de un sistema de asentamiento en el cual los parches serranos al interior de la Depresión Oriental de la provincia de San Luis funcionaron como pequeños oasis, ocupados por grupos indígenas durante las épocas de lluvia, cuando había disponibilidad de agua. La presencia de morteros y su asociación con la recolección de este vital líquido refuerza esta interpretación. Durante estas ocupaciones estacionales se habrían desarrollado diversas actividades, como la realización de arte rupestre, la confección de artefactos líticos y, posiblemente, una horticultura en pequeña escala, idea que podría confirmarse con futuras excavaciones arqueológicas en la sierra y llanuras adyacentes.

Junto con una forma similar de ocupar el espacio, habría persistido una misma modalidad de hacer arte rupestre, entre cuyas características principales mencionamos: la convergencia de pinturas y grabados con técnica de raspado, el predominio en las primeras de los colores blanco y rojo y las sucesivas superposiciones en las representaciones. Respecto de los tipos de motivos pintados, destacan los mascariformes con cierta regularidad en su constitución formal y aquellos realizados con trazos rectos entrecruzados, los que resultan significativos en lasp por su popularidad y ubicación en sectores diferenciados (p.e., techo del alero en epn1). Figuras semejantes se encuentran en Tilisarao, aunque la gran cantidad y diversidad de arte rupestre de estas sierras es causa que motivos como estos pierdan importancia en términos de su frecuencia relativa.

En contraposición, las relaciones identificadas entre lasp y otras localidades arqueológicas incluidas en las comparaciones no son tan claras. Sin embargo, se reconocen ciertas afinidades con el sur de Comechingones, principalmente con las pinturas de las modalidades India Vieja y algunos componentes de Achiras-Cuatro Vientos, y con los conjuntos rupestres de morteros fijos y cupuliformes de Cerro Áspero. Pero estas semejanzas resultan menos evidentes que las identificadas al interior de la Depresión Oriental (es decir, entre lasp y Tilisarao). Para explicar estas relaciones, planteamos que el sur de Comechingones y la Depresión Oriental de San Luis fueron espacios que formaron parte de los ciclos de movilidad de una misma unidad sociocultural, pero con funcionalidad diferenciada, por lo que la simbología expresada a través del arte rupestre tiene algunos vínculos, pero también otras divergencias significativas. Sin descartar esta posibilidad, nos inclinamos a pensar que se trató de grupos humanos distintos, pero que, al tener contactos probablemente por haber habitado espacios aledaños, compartieron cierta parte de su acervo iconográfico.

Agradecimientos Dedicamos esta contribución a la memoria de Peñaflor Domínguez, quien durante su vida fue propietario del establecimiento donde se concentra la mayor parte de los sitios aquí mencionados. Agradecemos al equipo de trabajo de la Municipalidad de La Punilla y al Gobierno de San Luis. El trabajo fue realizado con el apoyo económico de la Beca Interna Doctoral de conicet, pict 2019 03515 de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica-Ministerio de Ciencia y Tecnología “Investigaciones arqueológicas en sierras y llanuras de la provincia de San Luis”, cuyo investigador principal es el Dr. Rafael P. Curtoni, y del proyecto pip 11220200100770CO de conicet “Movilidad, rangos de acción y redes regionales prehispánicas en las Sierras Pampeanas de Argentina y planicies adyacentes: circulación de materias primas y comunicación visual”, dirigido por el Dr. Sebastián Pastor. También se contó con el apoyo de la Unidad Ejecutora Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, conicet.

REFERENCIAS

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Balena, I., G. Heider & M. Medina 2018. Tecnología lítica entre las sociedades del período Prehispánico Tardío (Sierras de Córdoba, Argentina). Mundo de Antes 12 (1): 81-105.

Belmonte, J. 1999. Las leyes del cielo. Madrid: Temas de Hoy.

Belmonte, J. 2005-2006. De la arqueoastronomía a la astronomía cultural. Boletín de la Sociedad Española de Astronomía 15: 23-40.

Berberián, E. & F. Roldán 2001. Arqueología de las Sierras Centrales. En Historia argentina prehispánica, E. Berberián & A. Nielsen, eds., vol. 2, pp. 635-692. Córdoba: Brujas.