Aves en pinturas rupestres de Roboré (Chiquitania, departamento de Santa Cruz, Bolivia)
Birds in Rock Paintings of Roboré (Chiquitania, Department of Santa Cruz, Bolivia)
En el municipio de Roboré, Chiquitania, departamento de Santa Cruz, Bolivia, existe una alta concentración de arte rupestre en más de cien sitios, con una gran diversidad de motivos que pertenecen a estilos o tradiciones de diferentes períodos prehispánicos hasta la Colonia. En el año 2020, la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (siarb) inició estudios arqueológicos y de arte rupestre en Roboré, continuando las investigaciones iniciadas en la década de 1950. En este artículo se analizan las imágenes de aves presentes en las pinturas rupestres del lugar, intentando identificar las especies representadas y una aproximación a sus posibles contextos culturales y significados, considerando la información del período Colonial y de recientes estudios etnográficos en la región. En estas representaciones se destacan varias figuras antropomorfas con rasgos de ave, respecto de las cuales planteamos el uso de plumas en los tocados dibujados en hombres y en adornos de objetos. Las conclusiones preliminares indican que las aves, otros animales y la relación de los hombres con seres no humanos formaban parte de una compleja cosmovisión indígena.
Palabras clave: animales, figuras zoomorfas, arte rupestre, período prehispánico y Colonial, Oriente Boliviano, cosmovisión indígena.
INTRODUCCIÓN
La Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (siarb) implementa desde el año 2020 un proyecto interdisciplinario sobre arqueología y arte rupestre en el municipio de Roboré (Chiquitania, departamento de Santa Cruz, Bolivia).(1) En un reciente libro (Strecker et al. 2022) presentamos una síntesis de los resultados de los primeros tres años de trabajos en esta localidad, con datos de arqueología y etnohistoria, antecedentes de la investigación y un resumen del arte rupestre registrado, incluyendo sus motivos y temas, y el estado de conservación de los sitios. Igualmente, elaboramos estudios temáticos de las pinturas rupestres que contienen escenas de guerra (Strecker et al. 2022) e incluyen imágenes de félidos (Strecker et al. 2024a), figuras antropomorfas (Strecker et al. 2023) y zoomorfas (Strecker et al. 2024b).
Nuestra base de datos preliminar incluye más de 100 sitios de arte rupestre en el municipio y cuenta con archivos fotográficos y gráficos (dibujos) desde los años 1950. En la década de 1980, Erica Pia presentó una documentación parcial de numerosos sitios (Pia 1987, 1988, 1997, 2001), sin embargo, los datos se han multiplicado con las publicaciones de nuestro proyecto, gracias al trabajo de varios socios de la siarb. En 2015, Roland Félix documentó fotográficamente 15 sitios y, en el marco del actual proyecto, Anke Drawert y Anne Mie Van Dyck han registrado numerosos asentamientos acompañadas por guías locales. En gran parte se trata de pinturas, y solo cuatro incluyen grabados. Las imágenes se ubican en pequeñas cuevas, aleros y sobre otros soportes rocosos, y la mayoría cerca de fuentes de agua. Se observan dos tendencias estilísticas: representaciones geométricas, ampliamente difundidas en el departamento de Santa Cruz, y figuras naturalistas de representaciones antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas en partes de algunas escenas.
Para el análisis del arte rupestre y su contexto cultural consideramos las prospecciones arqueológicas y excavaciones de nuestro equipo, además de estudios etnohistóricos (Strecker et al. 2022: 10-16). Estos antecedentes evidencian asentamientos humanos en la Chiquitania desde por lo menos 1500 ac, y a la llegada de los misioneros jesuitas en el siglo xvii, un panorama complejo de numerosos grupos indígenas, cada uno con su propio idioma. Durante los trabajos arqueológicos se hicieron excavaciones en varios sitios y los materiales orgánicos fueron datados en 600-1400 dc (Lima 2025). La aproximación a la secuencia cronológica de las pinturas rupestres se basa en el análisis de superposiciones que indican varias fases (Strecker et al. 2022: 38-39). En muchos sitios, los diseños abstractos son anteriores a las figuras antropomorfas y zoomorfas, sin embargo, el estado actual de las investigaciones todavía no permite ubicar temporalmente las fases de ejecución del arte rupestre, con excepción de algunas representaciones antropomorfas que, por su estilo, se asemejan a pinturas murales de la iglesia de San José, creadas aproximadamente en el año 1754, por lo cual pertenecerían a la época colonial (Strecker et al. 2023: 123-125).
Así, el presente estudio es un aporte a la interpretación del arte rupestre basado en datos arqueológicos, etnohistóricos y etnográficos, que incluyen referencias acerca de la caza de aves y la importancia simbólica de su apariencia para los pobladores nativos. Analizamos sus figuras, representaciones de adornos y tocados con plumas, además de figuras antropomorfas con características aviformes en el arte rupestre de Roboré. Intentamos identificar las especies de aves pintadas y una aproximación a sus posibles contextos culturales y significados. Nuestras conclusiones preliminares indican que las aves, otros animales, así como la relación de los hombres con seres no humanos, formaban parte de una compleja cosmovisión indígena.
DATOS GEOGRÁFICOS Y MEDIO AMBIENTE
La Gran Chiquitania (fig. 1a) se ubica en el espacio intermedio entre la Amazonía húmeda por el norte y el Gran Chaco semiárido por el sur, el río Grande o Guapay al oeste y el río Paraguay al este.(2) Abarca más de la mitad del territorio del departamento de Santa Cruz, en las provincias Guarayos, Ñuflo de Chávez, José Miguel de Velasco, Ángel Sandoval, Germán Busch y Chiquitos. Como parte del Oriente Boliviano, la Chiquitania pertenece geográficamente al Escudo Brasileño o Precámbrico, constituyendo una prolongación del Cerrado (nombre derivado de la terminología común de Brasil, donde también se encuentra la mayor parte de esta ecorregión). El lugar se caracteriza por sabanas tropicales y bosques secos sobre llanuras onduladas, y se encuentra ubicado a una altura media de 300 a 450 msnm, en la que sobresalen cadenas montañosas, como las serranías de San José, de Santiago y de Huanchaca (Ibisch et al. 2002).

Figura 1: a) Chiquitania y otras regiones culturales en las tierras bajas de Bolivia; b) ubicación de la Chiquitania y del municipio de Roboré en el Oriente Boliviano. Figure 1: a) Chiquitania and other cultural regions in the lowlands of Bolivia; b) location of the Chiquitania and the municipality of Roboré in Eastern Bolivia.
El municipio de Roboré (fig. 1b) forma parte de la provincia Chiquitos, y tiene una superficie de 7038,34 km², dividida en dos cantones, Roboré (capital) y Santiago. Fisiográficamente, se caracteriza por las Serranías Chiquitanas, específicamente las de Santiago y cerro Chochis, cuyas montañas altas y macizas presentan escarpes fuertes al norte y laderas suaves al sur, con terrazas en el sector de Santiago que permiten actividades de ganadería extensiva y agricultura. Pierre Ibisch y colaboradores (2002) distinguen dos ecorregiones para nuestra zona de estudio en el municipio de Roboré: el Bosque Seco Chiquitano y el Cerrado. La primera es una ecorregión endémica en Bolivia, caracterizada por su ubicación transicional entre el clima húmedo de la Amazonía y el árido del Chaco. La vegetación de la zona se caracteriza por un bosque semideciduo hasta deciduo. Biogeográficamente, tiene afinidades con la ecorregión de la Caatinga, en el noroeste de Brasil, y con los bosques secos en el norte de Argentina y áreas colindantes de Paraguay y Brasil. La segunda ecorregión posee un clima semihúmedo, vegetación de pastizal con una variable densidad de leñosas adaptadas al fuego que se encuentra en suelos pocos profundos y muy pedregosos.
Según el Plan de Manejo de la Reserva Municipal de Vida Silvestre Tucabaca (Gobierno Departamental Autónomo Santa Cruz 2011: 12), donde se ubica la mayor parte de los sitios de arte rupestre del municipio de Roboré, la vegetación corresponde a las ecorregiones del Bosque Seco Chiquitano (50% de su superficie), el Cerrado Chaqueño (47%) y el Cerrado Chiquitano (3%). En dicho plan se señala (Gobierno Departamental Autónomo Santa Cruz 2011: 14):
Los inventarios florísticos realizados hasta la fecha, presentan un listado de 307 especies distribuidas en 74 familias, que incluye registros que solo se encuentran dentro de la Reserva. La familia más representativa con respecto al número de especies es la Leguminosae con 26 especies y la familia Euphorbiaceae con 20 especies, respectivamente.
De acuerdo con Mario Arrien (2008: 25), la fauna de la Chiquitania incluye numerosas especies y solo entre los mamíferos registrados en nueve lugares diferentes, se clasificaron 105 de ellas que pertenecen a 29 familias (carachupas, perezosos, armadillos, osos hormigueros, monos, murciélagos, cánidos, félidos, mustélidos, antas, chanchos de monte, venados, capibaras y otras). Por su parte, según el Gobierno Autónomo Municipal de Roboré (2015), existen 128 mamíferos diferentes, en su mayoría pertenecientes a la fauna típica de la región amazónica, y una parte pequeña a la fauna del Chaco. Además, hay una gran cantidad y variedad de aves. Ibisch y colaboradores (2002) estiman que existen alrededor de 400 especies de aves y unas 360 de peces. Según los datos de la misma entidad (2015), hay 47 especies de anfibios y 54 de reptiles. A su vez, el Plan de Manejo de la Reserva Municipal de Vida Silvestre Tucabaca (Gobierno Departamental Autónomo Santa Cruz 2011: 23) señala: “[…] en la Reserva y su área de influencia se encuentran representadas 554 especies distribuidas en: 69 especies de mamíferos, 221 de aves, 54 de reptiles, 50 especies de anfibios y 160 especies de peces”. Cabe destacar que los inventarios respectivos no coinciden, principalmente por la diferencia de límites de las áreas consideradas y por las distintas fechas de los estudios disponibles.
FIGURAS ZOOMORFAS EN LAS PINTURAS RUPESTRES DE ROBORÉ
Metodología de análisis
La identificación de una especie animal particular en pinturas rupestres no es fácil. Considerando estudios similares realizados en Argentina (Colqui et al. 2023; Recalde et al. 2023; Strecker et al. 2024b: 81-82), en nuestra metodología se consideraron los siguientes pasos: 1) diálogos entre etnozoología y arqueología sobre hallazgos en contextos arqueológicos y representaciones en arte rupestre en una región específica; 2) definición de categorías desde la zoología: aspectos formales, atributos corporales diagnósticos, características morfológicas, diferencias entre rasgos recurrentes a cada taxón y etología; 3) distribución espacial presente y pasada de las especies; 4) datos zooarqueológicos y de los restos encontrados en sitios arqueológicos; 5) aproximación a la cosmovisión de los pueblos indígenas del pasado (Colqui et al. 2023: 145), considerando la selección de animales específicos para las representaciones rupestres.
En este contexto, nos enfrentamos con serios problemas por falta de datos arqueológicos que permitan esclarecer la relación de los antiguos pobladores con los animales existentes en su entorno natural, como serían por ejemplo, restos arqueozoomorfos que podrían hallarse en sitios arqueológicos excavados que permitan determinar el tipo de fauna consumida. Además, somos conscientes de que nuestra apreciación de los animales de la Chiquitania y su representación en el arte rupestre, seguramente es muy diferente de la cosmovisión de los pobladores prehispánicos y su relación con seres no humanos. Como señalan Colqui y colaboradores (2023: 144), cualquier intento de “analizar la naturaleza y la cultura como entes separados y desligados entre sí, limita la comprensión del universo simbólico y ontológico” de los grupos originarios del pasado y del presente.
Algunos datos documentados en crónicas coloniales a partir del siglo xvii y estudios etnográficos nos han permitido aproximarnos a una visión nativa sobre los animales. Por ejemplo, las investigaciones etnográficas realizadas en los últimos 60 años entre los chiquitanos demuestran que se mantienen ciertos elementos de sus conocimientos ancestrales, como el respeto a la fauna y flora local, y el uso de plantas medicinales (Riester 1970a, 1970b, 1971b, 1976),(3) a pesar de que sus antepasados sufrieron cambios drásticos en sus tradiciones y formas de vida producto de la colonización de los misioneros jesuitas. Por lo tanto, en nuestro estudio de figuras zoomorfas en las pinturas rupestres presentamos una aproximación preliminar a una temática de alta complejidad (Strecker et al. 2024b).
Animales representados en el arte rupestre de Roboré
Luego del análisis de 42 sitios (Strecker et al. 2024b), se realizó una clasificación de las figuras zoomorfas de las pinturas rupestres de Roboré. Distinguimos mamíferos como cérvidos, pecaríes, antas o tapires, capibaras, félidos y monos, además de aves, reptiles (serpientes, lagartos), anfibios (ranas y sapos), insectos y un arácnido. También hallamos varias escenas de caza de cérvidos, pecaríes y monos. Respecto de las aves, con ayuda de biólogos y la revisión de los datos de Bárbara Gasparri (2016), Sebastián Herzog y colaboradores (2021) y Steffen Reichle y su equipo (2016), identificamos inicialmente tres especies. En esta investigación (fig. 2), hemos ampliado considerablemente este análisis.

Figura 2. Distribución de sitios de pinturas rupestres con figuras zoomorfas en el municipio de Roboré. La línea señala el área del municipio (vista satelital, sas Planet). Figure 2. Distribution of rock painting sites with zoomorphic figures in the municipality of Roboré. The line indicates the municipal area (satellite image, sas Planet).
A continuación, presentamos el análisis preliminar de las diversas especies identificadas en las pinturas rupestres de la zona en estudio (fig. 3). La muestra contempla 161 figuras, las que pueden constar de un solo animal o un grupo de animales de la misma especie. La mayor cantidad corresponde a mamíferos (N=104 conjuntos, 65%), seguida de aves (N=28 representaciones, 17%).

Figura 3. Representaciones zoomorfas en número y frecuencia por grupos de animales, registradas en las pinturas rupestres del municipio de Roboré. Figure 3. Zoomorphic depictions in number and frequency per animal group, recorded in the rock paintings of the Municipality of Roboré.
REPRESENTACIÓN DE AVES EN LAS PINTURAS RUPESTRES DE ROBORÉ
Steffen Reichle y colaboradores (2016: 1) constatan la existencia de alrededor de 400 especies de aves en el Bosque Chiquitano y la región vecina del Pantanal Boliviano. De estas hemos identificado cinco en las pinturas rupestres de 25 sitios: ñandú, tucán, tapacaré, una especie de loro y una de ibis, aunque existen otras no especificadas. Además, encontramos representaciones de huellas de patas de ave.
Ñandú
El ñandú (Rhea americana) (fig. 4a), conocido localmente como piyo, pertenece a la familia Rheidae. Con más de 20 kg es el ave corredora más grande y pesada de Sudamérica. El macho alcanza una altura de 1,5 m y la hembra 1,2 m. Posee un cuello largo y alas que no le permiten volar, pero le sirven para mantener el equilibro en giros durante la carrera, así como proveer sombra a sus huevos y crías. Las patas terminan en tres dedos dirigidos hacia adelante, el del medio notablemente más largo, con uñas robustas y comprimidas lateralmente. La pequeña cabeza, de color gris ceniciento, posee un pico fuerte. Es un ave que vive solitario, en parejas o grupos pequeños, y se le encuentra dentro de la región de estudio en todo tipo de área abierta (Gasparri 2016; Reichle et al. 2016: 9, 107; Herzog et al. 2021: lám. 5,1).
En el estudio registramos representaciones de ñandúes en seis sitios. Son aves inconfundibles por sus características, tales como la forma de su cuerpo, su cuello largo, cabeza pequeña y piernas largas, a veces con sus alas extendidas en posición de correr, como se observa en La Torta (fig. 4b) y en Yororobá (fig. 4c), o en forma más estilizada, en Manantial (fig. 4d y e).

Figura 4: a) ñandú (todas las fotografías son de los autores, excepto cuando se indica); b) ñandú adulto con sus crías, sitio La Torta (fotografía de Roland Félix); c) ñandú, sitio Yororobá 7 (fotografía de Roland Félix); d) conjunto de ñandúes, sitio Manantial (fotografía de Lilo Methfessel); e) calco de figura “d” (modificado desde Erica Pia [1988: 45]). Figure 4: a) rhea (all photos by the authors, except where indicated); b) adult rhea with its young, La Torta site (photo by Roland Félix); c) rhea, Yororobá 7 site (photo by Roland Félix); d) group of rheas, Manantial site (photo by Lilo Methfessel); e) tracing of figure “d” (modified from Erica Pia [1988: 45]).
Tucán
El tucán o tucán grande (Ramphastos toco) es la especie más común en la zona, además de los tucanillos, aunque podría haber otras especies menos visibles (fig. 5a y b). Su atributo principal es su desarrollado y colorido pico. De tamaño grande (hasta 56 cm de largo), puede pesar entre 540 y 700 g. Reichle y colaboradores (2016: 70) destacan que esta ave es “inconfundible por su gran pico anaranjado y amarillo, con la punta de la maxila negra”. Su hábitat son las pampas arboladas, bosques, palmares, potreros y huertas. Es posible verla en muchos lugares dentro de la región chiquitana. Registramos una figura suya en el sitio Malvinas 4, donde domina un panel que muestra un tucán en vista lateral, en el que se observan su pico característico y sus alas (fig. 5b y c).

Figura 5: a) tucán; b) y c) pintura de tucán en el sitio Malvinas 4. Figure 5: a) toucan; b) and c) painting of a toucan at the Malvinas 4 site.
Tapacaré
El tapacaré o chajá (Chauna torquata) es conocido localmente como tucabaca. De gran tamaño, mide unos 0,75 m de pico a cola, alcanza entre 0,85 y 0,95 m de altura, y puede pesar hasta 4,4 kg. Su cuerpo es parecido al de un pavo, de color gris, con el área periocular roja, un anillo blanco y otro negro en el cuello, y una cresta fina en su cabeza (fig. 6a, d). Su hábitat son áreas acuáticas abiertas, pantanos, lagunas u orillas de ríos. “Se los encuentra mayormente en parejas. Sus gritos son típicos y se escuchan hasta muy lejos.” (Reichle et al. 2016: 11; ver también Herzog y colaboradores [2021: lám. 5.3]). Encontramos la representación de dos grupos del ave tapacaré en el sitio Fortuna 2 (fig. 6b-d), y considerando sus tamaños, suponemos que se trata de adultos y crías.

Figura 6: a) tapacarés en su hábitat; b) arriba, aves tapacaré, abajo y a la izquierda, ñandú, sitio Fortuna 2; c) aves tapacaré, sitio Fortuna 2; d) aves tapacaré mostrando la cresta fina en sus cabezas, sitio Fortuna 2. Figure 6: a) tapacaré birds in their natural habitat; b) above, tapa-caré birds; below and to the left, rhea, Fortuna 2 site; c) tapacaré birds, Fortuna 2 site; d) tapa-caré birds, showing the fine crest on their heads, Fortuna 2 site.
Loro
En tres sitios hallamos escenas de aves con sus picos notables en curva, los que identificamos como una especie de loro de la familia Psittacidae (fig. 7a), y dentro de esta, tal vez podrían corresponder a parabas o guacamayos (Herzog et al. 2021: lám. 92) por la cola larga que se aprecia en las figuras del sitio Paraíso (fig. 7c y d). En la actualidad, la paraba más común en la región de Roboré es la roja y verde (Ara chloroptera), pero también hay parabachis más pequeñas, como la de frente castaña (Ara severus) y la de cuello amarillo (Primolius auricollis), esta última con una longitud aproximada de 38 cm.

Figura 7: a) loro Primolius auricollis en su hábitat; b) sitio Cántaros 1; c) sitio Paraíso; d) detalle de pinturas, sitio Paraíso; e) detalle de pinturas, sitio San Luis 2 (b, d y e, imágenes procesadas con DStretch lds). Figure 7: a) Primolius auricollis parrot in its natural habitat; b) Cántaros 1 site; c) Paraíso site; d) detail of paintings, Paraíso site; e) detail of paintings, San Luis 2 site (b, d and e: images processed with DStretch lds).
Ibis
En la región de estudio habitan varias aves pertenecientes a la familia Threskiornithidae, tales como el ibis cara pelada (Phimosus infuscatus) (fig. 8a). Mide 35 a 40 cm de largo, y posee un plumaje de un tono oscuro apagado, piel facial rosada a naranja y pico amarillo pálido (Herzog et al. 2021: lám. 17.3). Identificamos la figura de uno de estos animales como ibis en el sitio La Torta 2 (fig. 8b), considerando su largo pico curvo, aunque no se pudo especificar su especie.

Figura 8: a) ibis cara pelada en su hábitat; b) detalle de pinturas, sitio La Torta 2 (imagen procesada con DStretch ybk). Figure 8: a) bare-faced ibis in its natural habitat; b) detail of paintings, La Torta 2 site (image processed with DStretch ybk).
Aves no identificadas
La gama de especies de aves representadas en las pinturas rupestres de Roboré es aún más amplia, como muestran los ejemplos tomados en seis sitios (fig. 9a-f). Estas difieren en la forma de su cuerpo y en otros detalles. La representación de Quitunuquiña 5 (fig. 9e y f) ilustra a un animal estilizado con cuerpo ovaloide. Aunque no es posible identificar su cabeza, sus alas extendidas indican, sin embargo, que se trataría de un ave.

Figura 9. Aves indeterminadas: a) sitio Santa Elena 3; b) sitio Manantial (fotografía de Lilo Methfessel, imagen procesada con DStretch lds); c) sitio Malvinas 3; d) sitio Cerro Banquete (ilustración de Renán Cordero); e) sitio Quitunuquiña 5 (imagen procesada con DStrech lre); f) sitio Quitunuquiña 5 (ilustración de Renán Cordero). Figure 9. Undetermined birds: a) Santa Elena 3 site; b) Manantial site (photo by Lilo Methfessel, image processed with DStretch lds); c) Malvinas 3 site; d) Cerro Banquete site (drawing by Renán Cordero); e) Quitunuquiña 5 site (image processed with DStretch lre); f) Quitunuquiña 5 site (drawing by Renán Cordero).
Huellas de aves
Hemos registrado huellas de aves en tres sitios: Motacú, Abra del Puente y Arroyito. En el último se encuentran tres de estas representaciones organizadas como si hicieran un recorrido de arriba hacia abajo. Considerando las características de las patas del ñandú mencionadas anteriormente, podrían ser las huellas de esta ave (fig. 10).

Figura 10: a) en el centro se observa una fila de tres huellas de ave, sitio Arroyito (imagen procesada con DStretch lre); b) impronta de pata de ñandú (fotografía de César Pizarro). Figure 10: a) with a row of three bird tracks in the centre, Arroyito site (image processed with DStretch lre); b) rhea footprint (photo by César Pizarro).
LA CAZA DE AVES EN LA CHIQUITANIA Y OTRAS REGIONES
Según Riester (1970a: 301, nota 115), hasta los años 1970 los chiquitanos cazaron 32 diferentes especies de aves para su consumo, y en el siglo pasado utilizaron un arco y una bola de arcilla para la captura de estos animales (1971a: 151-152). Al respecto, Carla Jaimes (2015: 25) señala:
La mayoría de las poblaciones amazónicas contaban con flechas especiales para las aves, cuya terminación tiene forma de cono truncado y sirven para aturdir al ave, lo que les permite sacarles algunas plumas coberteras, que no son las que necesita para volar y sobrevivir. De esta manera, pueden dejarlas nuevamente en libertad y se evita manchar con sangre las preciadas plumas.
En tiempos incaicos se usaba en los Andes una red para la caza de aves, como lo muestra un dibujo de Guamán Poma de Ayala (fig. 11) (1980 [ca. 1615]: 180). Proponemos que había una práctica parecida en las tierras bajas, considerando una escena en pinturas rupestres del sitio Toca da Entrada do Pajaú, Serra da Capivara, Piauí (Brasil) (fig. 12) (Monzon 1982: 404). Un ejemplo que hallamos dentro de nuestra área de estudio, en el sitio Cántaros 3, se añade a esas evidencias, pues muestra una red en las pinturas rupestres (fig. 13a-c). En ambas pinturas (Piauí y Roboré), se puede ver a la izquierda y a la derecha un palo, probablemente utilizado para sostener la red en el suelo. En la ilustración de Cántaros 3, a la izquierda de la red aparece una figura humana esquematizada que no fue reproducida correctamente en el dibujo (fig. 13c).
Como hemos señalado, en el siglo pasado los habitantes de Chiquitania utilizaron un arco y una bola para la caza de aves (Riester 1971a: 151-152). Actualmente, indígenas del lugar usan la trampa de “chapapa” (de golpe) y la “rompe pescuezo” (de presión) para la captura de aves grandes. Entre las más capturadas se encuentran la pava coto colorado (Penelope spp.), la pava pintada (Crax fasciolata), la perdiz fonfón (Crypturellus undulatus), la paloma silvestre cuquisa (Leptotila verreauxi) y la torcaza (Columba picazuro) (Arrien 2008: 61).

Figura 11. Caza de aves con red, según Guamán Poma de Ayala (1980 [ca. 1615]: 180). Figure 11. Bird hunting with a net, after Guamán Poma de Ayala (1980 [ca. 1615]: 180).

Figura 12. Pintura de red en Toca da Entrada do Pajaú, Serra da Capivara, Piauí (Brasil) (tomada de Monzon 1982: 404). Figure 12. Painting of a net at Toca da Entrada do Pajaú, Serra da Capivara, Piauí (Brazil) (from Monzon 1982: 404).

Figura 13: a) pintura de red, sitio Cántaros 3, Roboré; b) imagen procesada con DStretch lds; c) ilustración modificada desde Erica Pia (1997: 100). Figure 13: a) net painting, Cántaros 3 site, Roboré; b) image processed with DStretch lds; c) drawing modified from Erica Pia (1997: 100).
FIGURAS ANTROPOMORFAS CON RASGOS DE AVE
En los años 1980 y 1990, Erica Pia postuló la representación de un “hombre avestruz” en las pinturas rupestres de Roboré, suponiendo que se trataría de un primer período de confección de este tipo de arte. Dice Pia (1988: 40): “la iconografía más corriente es la con cabeza redonda, cuello alargado, cuerpo ovalado y posición en perfil”. La autora se refiere a figuras de ñandúes esquemáticas (fig. 4d y e), que nosotros, sin embargo, identificamos como aves, no como hombres o una mezcla humana y animal. Además, Pia (1988: 41) describió ciertas figuras antropomorfas como “hombre con grandes patas de ánade”, criterio que tampoco compartimos.
En los sitios Cántaros 1, 5 y 6 encontramos cuatro casos de figuras antropomorfas con características aviformes. En Cántaros 1, una de ellas presenta un brazo en forma de ala de ave (fig. 14a y b). En el mismo panel, más a la derecha, existe un conjunto pictórico singular con imágenes en forma de aves que parecen estar colgadas de una línea horizontal; y podrían tratarse de una alusión a aves cazadas. En Cántaros 5, otra figura tiene un ala en vez de brazo (fig. 15). En el mismo sitio, un antropomorfo, con sus dos brazos claramente representados, sostiene un elemento que parece ser el ala de un ave (fig. 16a y b). En Quitunuquiña 6 (Copaibo) observamos una figura antropomorfa con brazos extendidos, de los cuales cuelgan apéndices paralelos que podrían indicar plumas de ave; también presenta una larga línea desde su cabeza, que puede interpretarse como el pico de un ave (fig. 17a y b).

Figura 14: a) pinturas de “hombre-ave” y posibles aves, sitio Cántaros 1; b) ilustración modificada desde Erica Pia (2001: 80, fig. 42). Figure 14: a) paintings of “bird-men” and possible birds, Cántaros 1 site; b) drawing modified from Erica Pia (2001: 80, fig. 42).

Figura 15. Representación de “hombre-ave”, sitio Cántaros 5. Figure 15. Depiction of a “bird-man”, Cántaros 5 site.

Figura 16: a) destaca la imagen de un “hombre-ave”, sitio Cántaros 5; b) ilustración modificada desde Erica Pia (1987: 64). Figure 16: a) depiction of a “bird-man” stands out, Cántaros 5 site; b) drawing modified from Erica Pia (1987: 64).

Figura 17: a) representación de un “hombre-ave”, sitio Quitunuquiña 6; b) dibujo de Renán Cordero. Figure 17: a) depiction of a “bird-man”, Quitunuquiña 6 site; b) drawing by Renán Cordero.
USO DE PLUMAS PARA TOCADOS Y DECORACIÓN DE OBJETOS
Sabemos que las aves eran importantes para la cultura y la economía de los pobladores originarios de la Chiquitania, como en todas las demás regiones de las tierras bajas donde se aprovecharon plumas de más de 30 especies de aves para la confección de arte plumario (Jaimes 2015: 63). En la zona de estudio se usaba una gran variedad de este material para los tocados de los hombres, como adornos corporales y decoración de objetos, probablemente para eventos especiales como actividades de guerra, fiestas y ceremonias. Francisco Burgés, en su Memorial al Rey sobre las misiones de los Chiquitos de 1703 (Tomichá 2008: 91), dice: “A las espaldas traen pendientes, un mazo grande de colas de monos y las plumas de las aves, que han cazado, para ostentar su destreza en la flecha […] Usan coronas de plumas vistosas por la variedad de colores” […].
A continuación, se muestran algunos casos, comenzando con los tocados. De la tipología de figuras antropomorfas en las pinturas rupestres del municipio de Roboré (Strecker et al. 2023), seleccionamos ejemplos de dos tipos: figuras antropomorfas con cabeza en forma de media luna (fig. 18a-g), parecidas a las representaciones del estilo Seridó en Brasil,(4) y otras con cabeza redonda (fig. 18h-i). En ocasiones, la figura humana presenta dos diferentes tipos de tocado (fig. 18e, derecha).

Figura 18. Figuras humanas que presentan tocados de plumas: a) panel 13, grupo 2, cueva Juan Miserendino; b) guerrero con tocado y lanza decorada con plumas, Cerro Banquete; c) Yororobá; d) guerrero con tocado y lanza decorada con plumas, San Lorencito; e) sitio Quitunuquiña 1; f) sitio Quitunuquiña 4; g) guerrero con tocado, objeto y lanza decorados con plumas, sitio Quitunuquiña 4; h) sitio Cántaros 5; i) sitio Cántaros 3 (a, h-i, tomados de Erica Pia [1997: 18, 76, 34]; b-g, dibujos de Renán Cordero). Figure 18. Human figures with feather headdresses: a) Panel 13, group 2, Juan Miserendino Cave; b) warrior with headdress and spear decorated with feathers, Cerro Banquete; c) Yororobá; d) warrior with headdress and spear decorated with feathers, San Lorencito; e) Quitunuquiña 1 site; f) Quitunuquiña 4 site; g) warrior with headdress, object and spear decorated with feathers, Quitunuquiña 4 site; h) Cántaros 5 site; i) Cántaros 3 site (a, h-i, from Erica Pia [1997: 18, 76, 34]; b-g, drawings by Renán Cordero).
DISCUSIÓN
Para la interpretación de las imágenes zoomorfas en las pinturas rupestres de Roboré consideramos los informes de cronistas jesuitas, además de recientes estudios etnológicos referidos a la relación entre los indígenas chiquitanos y otros grupos vecinos de las tierras bajas con los seres no humanos de su entorno. La cosmovisión de estas comunidades de la Chiquitania y de las tierras bajas en general, era totalmente diferente a la de los europeos. Por ejemplo, para los primeros los animales tenían profundos significados mitológicos. Francisco Burgés (en Tomichá 2008: 94) informa que los indígenas escuchaban atentamente el canto de los pájaros y que lo interpretaban según sus “creencias supersticiosas”. Concepciones parecidas existían también en la región de Moxos (Limpias 2011: 293).
Tenemos datos detallados de diferentes aves que para los ayoréode o ayoreos eran “animales anunciadores” de eventos especiales (Fischermann 2022: 302-310). Los ayoreos eran pobladores del Chaco que llegaron también a la Chiquitania. Mantenían una vida nómade y continuas guerras con grupos vecinos y, al parecer, su cosmovisión fue compartida por diversas etnias de la Chiquitania. Según ellos, los animales anunciadores tienen facultades especiales y antes habían sido chamanes. Es el caso del ave de rapiña “quiquirai”, la cual habría dicho cuando era una persona: “Ustedes me matan, pero me voy a transformar en pájaro […] poderoso” (Fischermann 2022: 304). Según esta visión, un animal anunciador puede iniciar eventos diferentes, según su comportamiento o sus manifestaciones particulares. Algunas aves sobrevuelan el campamento del grupo indígena anunciando la muerte de una persona. El ave “totite” (Cyclarhis gujanensis) avisa con su canto “la llegada de una enfermedad o que alguien va a ser matado por un jaguar. Pero el mismo canto puede indicar la llegada de foráneos […]” (Fischermann 2022: 307); y con el sonido “tokoté” predice el cambio de tiempo seco a lluvioso. La mayoría de los anunciadores avisan a todos los ayoréode, pero algunos se dirigen a grupos específicos (Fischermann 2022: 307-308, 649).
Asimismo, el pueblo guaraní considera el comportamiento de animales, entre ellos ciertas aves, como indicación de eventos. La investigación de Jorge Paredes y colaboradores (2024) en siete comunidades guaraníes de los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, recogió testimonios sobre once aves que advierten sobre cambios climáticos o comunican otros mensajes. Por ejemplo, se dice del “chonchito” (Hemitriccus margaritaceiventer) que “ve” las cosas que van a pasar. Este pájaro canta de formas diversas y cada tonada tiene su significado específico (Paredes et al. 2024: 171). La presencia de un colibrí (Colibri serrirostris) “lleva un mensaje de júbilo o esperanza, nos visitarán las personas que amamos, pero que ya no están en el mundo. Su presencia en los chacos augura buena producción” (Paredes et al. 2024: 170). Igualmente, el ñandú juega un rol importante en la cosmovisión de los guaraní-izoceños del sur del departamento de Santa Cruz (Riester & Zarzycki 1986: 104-105, 108) y de otros grupos indígenas del Chaco (Mudrik 2017), quienes lo ven en una constelación de manchas oscuras y estrellas del cielo. No hemos encontrado datos etnográficos comprobando este fenómeno en la Chiquitania, sin embargo, nos parece probable que sus diversas etnias hayan compartido elementos de la misma cosmovisión.
En nuestro estudio anterior acerca de escenas de guerreros y figuras zoomorfas en las pinturas rupestres de Roboré, analizamos imágenes antropomorfas con rasgos félidos (Strecker et al. 2024a: 471-473). En este caso, también existen representaciones de hombres con un ala de ave, que podría significar que, en ocasiones, estos actuaron como tales en ritos especiales. El antropólogo Tristan Platt (2010: 297) afirma que las transformaciones animales-humanas han sido investigadas principalmente en estudios de la Amazonía, aunque también tienen resonancias en la región andina. Según la tradición de los chiquitanos, no hay una distinción rígida entre hombres y animales, ya que los primeros, en particular el brujo o hechicero (cheserux), pueden convertirse temporalmente en animal (Arrien & Viana 2007: 69). Además, los chiquitanos creen que en tiempos pasados los animales hablaban y conversaban con los hombres (Arrien & Viana 2007: 83, 115). Mario Arrien (2008: 33) sostiene:
Según la mitología chiquitana en los tiempos originarios todos los elementos cósmicos eran seres humanos, quienes por diversas razones se convirtieron en animales, plantas, fenómenos naturales y cuerpos celestes. Por lo tanto, no existe una distinción esencial entre los humanos y los demás seres y cosas del universo. Al provenir estos últimos de los humanos y poseer alma, comparten con el hombre una esencia espiritual antropomorfa común.
CONCLUSIONES
Las pinturas rupestres de figuras zoomorfas y fitomorfas en el municipio de Roboré evidencian una relación íntima de los pueblos indígenas con su medio ambiente y con seres no humanos. En nuestro análisis preliminar de las imágenes de animales (Strecker et al. 2024b: 107) constatamos que estas no son necesariamente representativas de la fauna existente en la Chiquitania. Se trata más bien de una selección basada en criterios culturales, debido a su importancia para las actividades socioeconómicas y rituales. Registramos imágenes de aves en 25 sitios e identificamos inicialmente cinco especies: ñandú, tapacaré, tucán, loro e ibis, aunque existen otras figuras y huellas de aves. De las reconocidas, la más común es el ñandú (Rhea americana), una forma frecuente en el arte rupestre, que también representa al choique o suri (R. pennata) en otras regiones de Sudamérica, como en el Perú (Franke 2017), ya desde el período Arcaico (Hostnig 2011), y en Argentina (Podestá et al. 2013: fig. 5d; Podestá & Falchi 2015) y Chile (Valenzuela et al. 2018). Las aves se ilustran individualmente o en grupos de hasta 12 animales.
Se constata el uso de las plumas en las figuras de hombres con tocados y objetos decorados, y hasta ahora no hemos hallado representaciones de la caza de aves con arco y flecha. Además, se registra la figura de una red que comparamos con imágenes semejantes en el arte rupestre de Piauí (Brasil) y en la obra de Guamán Poma de Ayala, quien explica su uso para la caza de aves en el incario. También consideramos casos de figuras antropomorfas con características de aves, suponiendo que se vinculan con creencias y costumbres rituales de los pobladores indígenas de la Chiquitania. Relacionamos las pinturas rupestres con testimonios etnohistóricos y etnográficos de dicha zona y de la región vecina del Gran Chaco.
El desarrollo actual de nuestro proyecto en Roboré nos permite sustentar la interpretación de las figuras zoomorfas en las pinturas rupestres en un amplio análisis de las imágenes, así como de fuentes etnohistóricas y etnográficas. Esperamos que en el futuro también contemos con mayores datos arqueológicos, en particular restos arqueofaunísticos que puedan existir en sitios arqueológicos excavados, que permitan comprobar en dichos sitios el procesamiento y consumo de animales. Actualmente, no contamos con una indicación de la antigüedad de las figuras zoomorfas, aunque su estudio exploratorio, basado en las superposiciones de imágenes, revela que pertenecen a varias fases pictóricas. De esta manera, consideramos que nuestros datos son preliminares y que deben ser revisados y corregidos en futuras investigaciones.
Agradecimientos Este trabajo fue posible gracias a la autorización de la Reserva Municipal de Vida Silvestre Valle de Tucabaca y al apoyo de más de 30 guías locales que nos acompañaron a identificar los sitios en la serranía. A William Castellón por la elaboración de las figuras 1 y 2. A Mercedes Podestá, Marcelo Alarcón y dos evaluadores anónimos por la revisión de versiones preliminares de este artículo y sus sugerencias constructivas. Igualmente, a la Fundación Gerda Henkel por su apoyo económico a nuestro proyecto en Roboré.
Arrien, M. 2008. Sistemas de subsistencia y cosmovisión de los chiquitanos. Santa Cruz de la Sierra: Canadian Lutheran World Relief.
Arrien, M. & A. Viana 2007. Saberes y conocimientos del pueblo Monkox. Santa Cruz de la Sierra: Ministerio de Educación y Culturas-Programa de Educación Intercultural Bilingüe Unidad Descentrada.
Colqui, E., D. Tamburini & A. Recalde 2023. Construyendo nexos entre el presente etnográfico y el pasado prehispánico: análisis preliminar de una propuesta metodológica para un estudio local. Mundo de Antes 17 (1): 141-168.
Fischermann, B. 2022. La cosmovisión de los ayoréode del Chaco boreal. La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.
Franke, I. 2017. Aves en el arte rupestre peruano. Aves, ecología y medio ambiente. <https://avesecologaymedioambiente.blogspot.com/2017/05/aves-ecologia-y-medio-ambiente.html> [consultado: 07-01-2025].