Aproximaciones morfológicas e iconográficas a las aysanas de sitios funerarios tardíos del Maipo-Mapocho, Chile Central
Morphological and Iconographic Approaches to the Aysanas of Late Funerary Sites from Maipo-Mapocho Basin, Central Chile
La aysana es un tipo de cerámica inkaica de especial relevancia en las ofrendas funerarias del período Tardío/Inka (1400-1536 dc) de la cuenca del Maipo-Mapocho (Chile Central), especialmente en comparación con otras provincias del Tawantinsuyu. La información etnohistórica y las características morfológicas de estas piezas indican que se trata de pequeños contenedores asociados con el almacenamiento y manejo de líquidos en contextos rituales. En este artículo se presenta un análisis morfométrico e iconográfico de todas las aysanas registradas hasta ahora en esta cuenca hidrográfica, con el propósito de comprender su función dentro del repertorio de cerámicas estatales. Su variabilidad formal contrasta con la regularidad descrita en otras producciones alfareras cercanas al Cusco, en los Andes Centrales. Asimismo, la decoración de estas vasijas muestra una reiteración de motivos y estructuras de diseños que sugieren un lenguaje visual común que pudo ser desplegado por los inkas en el marco de sus estrategias de negociación política propuestas para esta región meridional del Collasuyu.
Palabras clave: Tawantinsuyu, cerámica imperial, ofrenda funeraria, Collasuyu.
INTRODUCCIÓN
La presencia inkaica en la cuenca hidrográfica del Maipo-Mapocho de Chile Central ha sido ampliamente documentada a partir de evidencias en sitios de altura con arquitectura (Mostny 1957; Stehberg 1976; Cabeza 1986; Cabeza & Tudela 1987; Planella et al. 1993; Pavlovic et al. 2022), en yacimientos habitacionales y, sobre todo, en numerosos contextos funerarios (Mostny 1947; Correa et al. 2007-2008; Cáceres et al. 2010; Reyes et al. 2012; Stehberg & Sotomayor 2012; Dávila et al. 2018; Pavlovic et al. 2019; entre otros). Varios estudios en los Andes postulan la existencia de estrategias diferenciales en las distintas áreas del Tawantinsuyu, según fueran los intereses del Inka, las características y respuestas de las poblaciones locales y la disponibilidad de recursos en los territorios bajo su influencia (Hayashida 2003; D’Altroy 2014; Hayashida et al. 2022). Arqueológicamente, se ha planteado que en Chile Central estas estrategias estarían relacionadas principalmente con un dominio simbólico expresado en la apropiación y transformación de los espacios cúlticos locales y la generación de otros nuevos, rearticulando las redes sociales y ceremoniales previas (Sánchez & Troncoso 2008; Pavlovic et al. 2012, 2019).
Las actividades rituales, esenciales en esta lógica, son claves y propicias para la reproducción y manipulación de las relaciones políticas y sociales (Dietler 2001). En el contexto andino, las festividades y ceremonias públicas mantienen activas las distintas alianzas, mediadas por la reciprocidad, la redistribución y el comensalismo ritual (Rostworowski 1988). Dentro de estos contextos, la liturgia asociada a la muerte también puede considerarse como un espacio de congregación, involucrando relaciones de poder y alianzas (Hayden 2009), y en el que los objetos presentes adquieren características reminiscentes, cargados de simbolismo (Cummins 2015). En el Maipo-Mapocho, el inkanato intervino estas instancias fúnebres con gran despliegue material, donde la alfarería constituyó un elemento fundamental, no solamente como ofrenda, sino también como parte del comensalismo político en los rituales asociados, participando activamente como portadora de significados, incluyendo el consumo, almacenaje y preparación de alimentos (Dávila et al. 2018; Pavlovic et al. 2019).
En este sentido, los contenedores cerámicos de estilo inkaico tienen la capacidad de intervenir en las relaciones sociales en las que participan, adquiriendo un importante rol político y simbólico en la interacción entre los distintos grupos (Bray 2003, 2004; Cummins 2015). Así, dichas vasijas expresan los efectos de la acción de sus productores/as y/o de quien encarga o demanda su manufactura (Gell 1998), y de los vínculos sociales de las que forman parte (Cummins 2015). En Chile Central se ha documentado ampliamente la mixtura de referentes inkas, locales y alóctonos –principalmente diaguita– en la morfología y decoración de la cerámica Inka (Sanhueza 2001; Cantarutti & Mera 2002; Correa et al. 2007-2008; Cornejo & Saavedra 2018; Dávila et al. 2018; Pavlovic et al. 2019; Fuenzalida 2021; Cortés & Pavlovic 2022; entre otros), evidenciando que no solo fue un medio para imponer la estética y simbología imperial, sino también un posible vehículo de las comunidades locales para manifestar tensiones y resignificaciones frente al nuevo escenario.
En el estudio de la distribución provincial de vasijas inkas, Tamara Bray (2003, 2004) menciona la aysana como parte del conjunto alfarero que se registra dentro del Tawantinsuyu, pero no correspondería a las formas más representadas, ubicándola en el cuarto lugar de recurrencia. En el Maipo-Mapocho, esta pieza es más frecuente que otras formas estatales, como la olla en pedestal, diferenciándose así de lo que ocurre en el resto de las provincias en cuanto al kit cerámico inkaico (Dávila et al. 2018). Si bien contamos con variada documentación sobre el uso del aríbalo (maka) y plato (chua) inkas para el consumo de chicha y alimentos en eventos de comensalismo, existe muy poca información acerca de la aysana en los Andes Centrales y Meridionales, incluyendo Chile Central. Esta situación, en efecto, ha invisibilizado el papel que ella cumplió en la estrategia de dominio inka en general. Tal como plantea Bray (2017: 245), estos objetos actuaron como co-creadores de la autoridad estatal en las provincias, por ende, sus características son sensibles y varían de acuerdo con el mecanismo de poder empleado.
En este trabajo se busca visibilizar y caracterizar la aysana presente en el Maipo-Mapocho en términos morfológicos e iconográficos, y contribuir a la discusión con respecto a su función política y simbólica, como expresión visual y física del arte inkaico, en las dinámicas de interacción en la frontera sur del Collasuyu. Para este propósito, se consideran en el estudio todas las aysanas completas conocidas y recuperadas hasta la fecha de contextos funerarios y rituales de esta cuenca hidrográfica.
LINEAMIENTOS TEÓRICOS
El estilo cerámico responde a decisiones técnicas condicionadas por el contexto sociocultural de sus productores (Dietler & Herbich 1998), las que se apreciarían tanto en los atributos decorativos como en las variaciones formales del objeto (Sacket 1990). Los/as alfareros/as, inmersos/as en un entorno de referentes naturales y culturales, se apropian de aquellos a los que puedan otorgarles contenido. El artefacto resultante contiene una visualización e interpretación de estos esquemas, por lo que su estilo sería reactivo, dialogante y sensible al contexto, construyéndose en relación con otros modos de hacer e ideas y, por tanto, con su ambiente circundante (de Boer 1990). Por esto, es importante identificar las influencias que entran en diálogo en un determinado estilo cerámico, especialmente en contextos amplios de comunicación, como los propiciados con la expansión inka. Las ideas, conceptos e imágenes, y con ellas referentes plasmados en diferentes soportes, circularon a gran escala. Así, determinados diseños y motivos fueron potenciados por el Tawantinsuyu e incorporados en la cerámica, alcanzando amplios territorios (Williams 2008). El estudio morfológico e iconográfico de la alfarería permite reconocer estas alusiones, entendiendo que el/la alfarero/a debe manejar, conocer y/o tener acceso a los estilos de estos nuevos contenedores (Dávila et al. 2018). Esta distinción analítica entre forma e iconografía no refleja una diferenciación en su elaboración, ya que lo material y visual de cada objeto están unificados en su producción (Cummins 2015). Desde una perspectiva más amplia, toda producción de arte, entendida como creación de una imagen mueble o inmueble, es internamente ideológica, política y económica, tanto en su realización como en su exhibición y/o uso (Fiore 2014).
En esta lógica de expansión del Tawantinsuyu e intensificación de la circulación de bienes y personas, el bagaje de iconografías potenciales a realizar fue bastante amplio (Williams 2008). No obstante, dentro de cada estilo es posible apreciar un número más restringido de motivos utilizados. Esto responde a la existencia de cánones estéticos y estandarizaciones visuales particulares que se requieren para que determinados íconos sean aceptados o correctamente codificados por el grupo (Fiore 2020). En el caso inkaico, existe un conjunto de diseños que reflejan un orden social, político, espiritual e incluso genealógico propio del Tawantinsuyu el que, a partir de expresiones visuales principalmente geométricas, le permite insertarse en los patrones de pensamiento del mundo andino (Bray 2017). A pesar de la amplia diversidad de motivos disponibles o imitables dentro del área de expansión e influencia inkaica, las condiciones socioculturales y el ejercicio del poder por parte del Estado y de los líderes locales o regionales, se potenciaron ciertas formas e iconografías en la cerámica logrando una mayor frecuencia y distribución espacial dentro del territorio imperial (Cummins 2015). Finalmente, es preciso considerar que las vasijas pueden actuar como intermediarias de relaciones sociales, donde algunas adquieren mayor preponderancia que otras. Tal es el caso de las piezas entregadas como regalo por los inkas a los curacas locales, las que operaban como acto fundante y luego como refuerzo de vínculos, reflejando una manifestación tangible y replicable de la interacción social y de la memoria política activa (Cummins 2015).
LA AYSANA
La aysana o botella de cuello estrecho, ha sido comúnmente descrita como una vasija de tamaño pequeño a mediano (15 cm de alto), de cuerpo globular a semiesférico, ligeramente más ancho en su sección inferior, y con un cuello cilíndrico que varía entre alto y angosto, o bajo y ancho. Lleva un asa-cinta larga adherida al cuerpo, generalmente dispuesta en posición horizontal u horizontal oblicua, y rara vez vertical. La mayoría de estos contenedores presenta decoración pintada polícroma, reconociendo en ellos principalmente motivos geométricos y, en menor medida, antropomorfos (Fernández 1971; Meyers 1975, 1998; Matos 1999).
En las clasificaciones de las cerámicas inkas, estas vasijas han sido denominadas de diversas maneras según la forma del cuello y la disposición del asa (Pardo 1957; Fernández 1971; Meyers 1975, 1998; Bray 2003). En el estudio de esta clase de material en Machu Picchu, Hiram Bingham (1915: 267-268) incluye a las aysanas en el grupo de las “jarras” (jugs), subdividiéndolas por estilos de acuerdo a la ubicación del asa, la forma del borde y del cuello (p.e., jarra 13A, 13C y 13H), destacando que no superan los 15 cm de altura y 11,5 cm de ancho máximo. Posteriormente, John Rowe (1944: 48) identifica en la alfarería de Sacsayhuamán una pequeña pieza con un asa y cuello angosto y largo, a la que llama vasija tipo D. Por su parte, fue Luis Pardo (1957: 567, 569-573) quien, utilizando nombres quechuas obtenidos de datos etnográficos, primero menciona la palabra aisana para referirse a este tipo de forma cerámica, distinguiéndola de las “puchuelas”, por su asa horizontal u oblicua. Las define como vasijas de golletes poco elevados y bocas anchas, y las clasifica en función de su decoración geométrica o fitomorfa.(1) Pardo destaca los motivos de cruces y líneas en el asa, la delimitación de campos geométricos horizontales o verticales, y ocasionales representaciones zoomorfas pintadas o antropomorfas modeladas. Con respecto a su función, el autor las asocia al reparto de chicha en reuniones, en libaciones y al uso por parte de niños debido a su pequeño tamaño.
Más tarde, Jenaro Fernández (1971: 20) profundiza en las descripciones de las distintas formas de la alfarería cusqueña, considerando también sus acepciones en lengua quechua. El investigador utiliza la palabra aysana señalando que corresponde al nombre quechua para estas vasijas pequeñas, de aproximadamente 13,5 cm de alto, con un cuerpo semiesférico que tiende a prolongarse hacia arriba. Albert Meyers (1975: 11-12), a su vez, indica en su tipología cerámica que las formas 4 y 5 representan a botellas de cuello largo o corto, respectivamente. Por último, Catherine Julien (1987: 8-9), en su estudio de las vasijas de Sacsayhuamán y de otras áreas del Cusco, menciona tres formas cerámicas semejantes (3a-c), cuyas variaciones estarían dadas por los tipos de cuello (largo y estrecho, corto y estrecho, largo y ancho).
La referencia más temprana del concepto aysana se encuentra en un vocabulario quechua de época colonial que señala que los sinónimos ayçana y hapina refieren a tenazas o garfios, y el verbo ayçani a “llevar por fuerza” o “arrastrar” (de Santo Tomás 1560: 107). Posteriores menciones del siglo xvii traducen ayçana al español como balança (balanza), y al verbo ayçani añaden los significados de “estirar” y “pesar con la balanza” (de Torres 1586, 1603: 52, 1619: 83; Martínez 1604: 25; González de Holguín 1608: 31). En una edición revisada del Vocabulario de Diego González de Holguín, de principios del siglo xx, se agrega a la voz aysana el significado de “un cántaro” (Lobato 1901: 12). Más recientemente, en un diccionario de la nación quechua también se traduce aysana como “Balanza de platillos”, y aysay como “Pesar” o “Llevar colgando en las manos (p ej. Agua en balde)” (cenaq 2015: 22). La Academia Mayor de la Lengua Quechua (2005: 39) incorpora, además, la traducción de aysana como “Asa”.
Otras denominaciones parecidas vinculan el término aysana a contenedores cerámicos para el consumo de chicha (Muelle 1945; Lehnert 1988). En el distrito de San Sebastián, Perú, la palabra akha-aisa refiere a jarritas ventrudas con un asa para el servicio de chicha, mencionándose que la medida de un aisa es de un litro y que, durante la pre-Colonia, el asa se prolongaba sobre la apertura de la vasija, permitiendo que no se mojaran los dedos al introducirla en el contenido del hraki (cántaro de tamaño mediano, de boca abierta) (Muelle 1945: 150). En general, la palabra aysana puede asociarse a un contenedor que presenta una medida o balanza y a una forma cerámica establecida que permite el servicio “personal” de chicha desde una vasija más grande. En ese sentido, es razonable que Fernández (1971) afirme que el término quechua da cuenta que el significado es transportar en la mano, apuntando a la morfología del objeto. Su forma se ha vinculado con actividades domésticas de servicio y consumo de pequeñas cantidades de líquido, como chicha o agua (Fernández 1971; Matos 1999; Bray 2003).
La notoria presencia de la aysana en el kit cerámico inkaico en la cuenca del Maipo-Mapocho evidencia su rol preponderante en los rituales públicos funerarios que involucraron actos de negociación y redistribución estatal (Dávila et al. 2018; Pavlovic et al. 2019). Es esperable, por tanto, reconocer patrones en sus tamaños y morfologías si se relaciona con una medida o el servicio acotado de líquidos.
MUESTRA Y METODOLOGÍA DE ANÁLISIS
La muestra de aysanas se seleccionó de un universo de 26 sitios funerarios de la cuenca del Maipo-Mapocho atribuibles a los períodos Tardío/Inka (1400-1536 dc) y Colonial Temprano (1541-ca. 1600 dc). Un 70% de los yacimientos (N=18) (fig. 1) presentaron estos objetos entre sus ofrendas, totalizando 49 vasijas completas y semicompletas, con información relevante que permite adscribirlas a este territorio. El conjunto se desglosa en 31 piezas estudiadas en sus morfologías e iconografías, 25 de ellas entre los años 2014 y 2017 y seis durante el año 2024, y 18 aysanas registradas en la bibliografía especializada para los análisis decorativos (Cantarutti & Mera 2002; Hermosilla et al. 2002-2005; Reyes & Contreras 2017; Fuentes 2018; Cornejo 2020). La información contextual, morfológica e iconográfica de la muestra no es homogénea debido a las diferentes condiciones y épocas de los hallazgos, las metodologías de recuperación empleadas y porque de algunas piezas solamente se cuenta con registros visuales o datos muy generales de sus procedencias (tabla 1).
Si bien los sitios funerarios se han asociado tradicionalmente al período Tardío/Inka −principalmente debido a su materialidad cerámica−, algunos de sus contextos de características prehispánicas han sido adscritos al período Colonial Temprano o de contacto hispano-indígena, considerando la presencia de elementos europeos y fechados radiocarbónicos (Cornejo 2020; Cortés & Pavlovic 2022; Cortés et al. 2024). Como herramienta analítica se utilizó la ubicación de los yacimientos en cuatro sectores geográficos definidos para la cuenca del Maipo-Mapocho (Pavlovic et al. 2019): Chacabuco, Mapocho, Maipo y Costa (fig. 1).

Figura 1. Mapa del área de estudio de los sitios funerarios con aysanas en sus contextos: a) Quintay; b) Carmen Alto 9; c) Peldehue; d) Pablo Carvajal; e) Casas de Hacienda; f) Las Tinajas de Quilicura; g) Talleres y Cocheras; h) Parcela 24; i) Quilicura 1; j) Puente Carrascal 1; k) Estación Quinta Normal; l) Marcoleta; m) La Reina; n) Cementerio El Canelo; o) Sector Chena; p) Nos; q) Los Jazmines; r) Fundo del Señor Pacheco. Figure 1. Map of the study area indicating funerary sites where aysanas were recorded: a) Quintay; b) Carmen Alto 9; c) Peldehue; d) Pablo Carvajal; e) Casas de Hacienda; f) Las Tinajas de Quilicura; g) Talleres y Cocheras; h) Parcela 24; i) Quilicura 1; j) Puente Carrascal 1; k) Estación Quinta Normal; l) Marcoleta; m) La Reina; n) Cementerio El Canelo; o) Sector Chena; p) Nos; q) Los Jazmines; r) Fundo del Señor Pacheco.

Tabla 1. Frecuencia de aysanas y otros tipos de vasija según sector geográfico y sitio de procedencia. (pt) período Tardío (1400-1536 dc); (pct) período Colonial Temprano (1541-ca. 1600 dc); (*) revisadas en bibliografía y (**) analizadas directamente (fondecyt N° 1140803). Table 1. Frequency of aysanas and other vessels types by geographic sector and site of origin. (pt) Late Period (ad 1400-1536); (pct) Early Colonial Period (ad 1541-c. 1600); (*) reviewed in bibliography and (**) analyzed directly (fondecyt N° 1140803).
El análisis morfológico se realizó a partir de la información recopilada de las 31 aysanas estudiadas sistemáticamente. La forma general y de sus secciones se describieron siguiendo las propuestas de Anna Shepard (1976) y se consignaron las medidas de volumen, peso, espesor, diámetro y longitud total. Para discutir las tipologías formales existentes (Bingham 1915; Fernández 1971; Meyers 1975; Bray 2003), se utilizó un índice de relación de las medidas del diámetro de la unión cuello-cuerpo y de la altura del cuello de las vasijas.
Para el estudio iconográfico se utilizó el conjunto completo de aysanas (N=49) de la cuenca del Maipo-Mapocho, tanto las revisadas por nosotros como las identificadas en la bibliografía. Se registró la aplicación de color y su disposición en las piezas, así como las tonalidades y combinaciones cromáticas utilizadas. De esta manera, se reconocieron los elementos o unidades mínimas y los motivos decorativos que configuran, siguiendo las denominaciones propuestas para las cerámicas de estilos Inka (Fernández 1971; González 2013), Diaguita (González 2013), La Paya (Calderari 1991) y Copiapó (Garrido 2007). Por último, se utilizaron los conceptos del análisis de simetría de Dorothy Washburn (1977) que considera movimientos de rotación, traslación, reflexión (especular y desplazada) de las unidades mínimas del diseño, pudiéndose registrar la combinación de dichos movimientos para configurar los motivos y diseños.
RESULTADOS DEL ANÁLISIS
Morfología de la aysana
En términos generales, la forma de aysana que se registra en la cuenca del Maipo-Mapocho corresponde a una vasija restricta y simétrica con cuello y gollete, de tamaño pequeño (< 20 cm de alto promedio), observándose variedad en cuanto a su perfil complejo o inflectado. Respecto de su tratamiento de superficie, predomina el uso exclusivo de pulido en la cara exterior y principalmente alisado por la interior, aunque hay algunos casos de escobillado (N=8; 25,8%). En cuanto a su diámetro máximo, este se encuentra más cercano a la base, coincidiendo a veces con el punto de quiebre entre el cuerpo y la base, cuestión que en ocasiones le genera a la vasija un aspecto achatado (fig. 2).

Figura 2. Variabilidad morfométrica de las aysanas del Maipo-Mapocho: a–e) formas más comunes; f) de doble cuerpo; g) de cuerpo fitomorfo (a y b, Las Tinajas de Quilicura, mnhn 2014.1.1038 y mnhn 2014.1.1003, respectivamente, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago, Chile; c, Marcoleta, mnhn Ch.C.28.1, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago, Chile; d, Talleres y Cocheras, vasija 2, proyecto fondecyt N° 1140803; e y f, San Agustín de Tango, N° 10515 y N° 10401, respectivamente, Museo de Colchagua, Santa Cruz, Chile; g, Pablo Carvajal, N° LM.II.299, Museo Arqueológico Valle de Chicauma, Lampa, Chile) (todas las fotografías e ilustraciones son de los autores, excepto cuando se indica). Figure 2. Morphometric variability of aysanas from the Maipo-Mapocho Basin: a–e) most common forms; f) double-bodied; g) phytomorphic-bodied. (a and b, Las Tinajas de Quilicura, mnhn 2014.1.1038 and mnhn 2014.1.1003, respectively, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago, Chile; c, Marcoleta, mnhn Ch.C.28.1, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago, Chile; d, Talleres y Cocheras, vessel 2, fondecyt N° 1140803 project; e and f, San Agustín de Tango, N° 10515 and N° 10401, respectively, Museo de Colchagua, Santa Cruz, Chile; g, Pablo Carvajal, N° LM.II.299, Museo Arqueológico Valle de Chicauma, Lampa, Chile) (all photos and illustrations by the authors, unless otherwise indicated).

Tabla 2. Morfologías de las secciones de las 31 aysanas analizadas y sus frecuencias absolutas y relativas. Table 2. Morphologies of the sections of the 31 aysanas analysed and their absolute and relative frequencies.
Al examinar las secciones de la vasija, se evidencia una importante variabilidad en la forma específica de sus partes (tabla 2). Son comunes los cuellos levemente hiperboloides, los bordes evertidos con labio redondeado y plano y los cuerpos de formas variables, entre ellos, subesférico, subelipsoidal y ovoide (fig. 2a-g). Destacan en el conjunto dos vasijas gemelas de cuerpo globular fitomorfo (fig. 2g), ambas recuperadas de la misma tumba del sitio Pablo Carvajal. Se encuentran mayores diferencias en los tipos de base, predominando las plano-convexas, convexas o planas. Entre estas últimas, hay dos piezas del sitio Las Tinajas de Quilicura que tienen la base plana con una concavidad o hendidura en el centro o “falso torno” (fig. 2a), rasgo frecuente en la alfarería del norte semiárido (Becker et al. 1994). Finalmente, la mayoría de las piezas poseen una sola asa-cinta de emplazamiento horizontal oblicuo (fig. 2c-e) o vertical (fig. 2a y b); existen dos casos en que esta es horizontal, uno corresponde al asa-puente del único ejemplar de doble cuerpo de la muestra (fig. 2f), y el otro al de las aysanas gemelas de cuerpo fitomorfo (fig. 2g).
Las vasijas son de pequeño tamaño, de promedio 12 cm de altura y ancho máximo. La extensión del cuello varía entre 1,3 cm (corto) y 5,4 cm (largo), con una media de 3,4 cm. El diámetro de la base del cuello fluctúa entre 3,3 cm (estrecho) y 8,8 cm (amplio), de 5,7 cm promedio (fig. 3). No se observó agrupamiento que los diferencie por altura o diámetro de la base del cuello. Su capacidad volumétrica refuerza la idea de que son contenedores pequeños, registrándose valores en el cuerpo que oscilan entre 150 ml y 1800 ml, con una media de 688 ml. Al considerar la capacidad de la vasija completa (incluyendo el cuello), los valores son similares, entre 225 ml y 1850 ml y promedio de 699 ml (fig. 3).

Figura 3. Índices centimétricos y volumétricos de las aysanas analizadas. (°) dispersión de la muestra; (*) outlier o valor atípico o extremo. Figure 3. Centimetric and volumetric indices of the analysed aysanas. (°) sample dispersion; (*) outlier/atypical or extreme value.
Iconografía de la aysana
A nivel decorativo, estas vasijas presentan una ejecución de motivos mediante aplicación de color. Solo un ejemplar está completamente engobado de rojo y no tiene diseños. En este sentido, predomina la policromía (N=41) por sobre la bicromía (N=4) o monocromía de engobe rojo.(2) Los colores utilizados corresponden a negro, rojo y blanco, y en diferentes combinaciones, siendo el más típico negro y rojo sobre fondo blanco. El rojo se incorpora comúnmente en el diseño, a diferencia de lo que se aprecia en la cerámica de estilo Cusco-Inka que describe Julien (1987) para los Andes Centrales, donde esta tonalidad es poco frecuente.
En el conjunto se reconocen tendencias relacionadas con la aplicación de colores en determinadas secciones de la aysana. La mayoría de las piezas están engobadas de blanco (N=43), a excepción de la base.(3) Sobre esta superficie blanca se pinta la iconografía en el cuerpo y el asa, predominantemente en negro y rojo que potencian la visibilidad de los motivos. Además, tanto el borde y/o el labio del gollete como el límite entre el cuerpo y la base llevan una línea perimetral negra que enmarca o delimita estas partes de la vasija. Es en el cuerpo donde se aprecia un abanico más amplio de motivos, identificándose principalmente cinco modalidades de diseños (md) que configuran la iconografía, independientemente del tamaño del objeto y/o de las formas específicas de sus secciones (fig. 4).

Figura 4. Esquema de las modalidades de diseño (md) en el cuerpo de las aysanas. La perspectiva frontal en la que se exponen en la figura es la más común de cada modalidad: a) md-A; b) md-B; c) md-C; d) md-D; e) md-E. Figure 4. Diagram of design modalities (dm) on the bodies of the aysanas. The frontal view shown in the figure is the most common for each modality: a) dm-A; b) dm-B; c) dm-C; d) dm-D; e) dm-E.
El caso md-A (fig. 4a) es el más común en la muestra. Comprende una banda horizontal ubicada en la mitad superior del cuerpo con motivos geométricos de estilo inkaico, tales como rombos en hilera, escalonados y dentados (fig. 5a, b y d) y grecas de referente diaguita (fig. 5c). Pocos ejemplares poseen únicamente la banda superior (fig. 5a-c), ya que en la mayoría esta lleva en su borde inferior elementos de tipo fitomorfo de origen inka (fig. 5d-g). El diseño superior juega con la simetría y la oposición de sus motivos por medio de reflexión especular, incorporando la combinación del color negro y rojo en su composición (fig. 5).

Figura 5. Diseños y motivos de md-A: a–c) variedades de banda superior; d–g) variedades de banda superior con elemento inferior fitomorfo. Figure 5. Designs and motifs of db-A: a–c) upper-band variants; d–g) upper-band variants with a lower phytomorphic element.
En md-B (fig. 4b) las bandas verticales enmarcan a otras horizontales. Las primeras presentan principalmente motivos inkaicos de aspas (Fernández 1971) o clepsidras (González 2013), y en algunos casos, zigzags múltiples u opuestos que generan rombos en hilera. En las bandas horizontales se distinguen elementos inkas, como dentados, volutas y/o el campo completamente decorado (fig. 6a y b).

Figura 6. Diseños y motivos de md-B: a) dentados y volutas; b) campos decorativos. Figure 6. Designs and motifs of dm-B: a) dentate and volutes; b) decorative fields.
En la variedad md-C (fig. 4c) el campo decorativo se divide en dos bandas horizontales compuestas por motivos cuadrados o trapezoidales y reticulados oblicuos en su interior. La oposición de colores ocurre en las líneas que demarcan a estos últimos (fig. 7a). Un ejemplar presenta división cuatripartita en sus campos cuadrangulares, generando triángulos opuestos por el vértice a partir del principio de reflexión especular del elemento mínimo (triángulo escalonado) (fig. 7b). En la banda superior también se da este tipo de reflexión en un motivo de ave esquemática de cuerpo triangular de estilo La Paya (Calderari 1991), donde se incluye la idea de oposición cromática de rojo y negro.

Figura 7. Campos cuadrangulares en los diseños de md-C: a) reticulados; b) cuatripartitos. Figure 7. Quadrangular fields in dm-C designs: a) reticulates; b) quadripartites.
En md-D (fig. 4d) las bandas verticales cubren la totalidad del cuerpo de la vasija. En su interior lleva el motivo inkaico de clepsidras (González 2013), separado entre sí por líneas paralelas. La oposición cromática negro y rojo se da a nivel de la unidad mínima que compone el diseño y/o en las líneas verticales que lo separan (fig. 8a).
Por último, md-E comprende bandas verticales con campos que se encuentran divididos geométricamente formando trapezoides y triángulos, y enmarcadas en la vertical por listas lisas o con puntos en hilera en su interior (fig. 8b).

Figura 8. Diseños y motivos en: a) md-D; b) md-E. Figure 8. Designs and motifs in: a) dm-D; b) dm-E.
En los diseños del asa predominan el motivo geométrico y la policromía negro y rojo sobre blanco. Estos comprenden segmentos de líneas paralelas y opuestas (fig. 9a), clepsidras (fig. 9b y c) o rombos en hileras (fig. 9d). La figura más común es la clepsidra, dispuesta a lo largo del asa y enmarcada en una banda utilizando la oposición y simetría de colores negro y rojo. El motivo de líneas paralelas en fajas horizontales y verticales (fig. 9e) y una línea recta a lo largo del asa solo se aparece en el sitio Las Tinajas de Quilicura.

Figura 9. Diseños y motivos en el asa de las aysanas: a) líneas paralelas en sentido opuesto; b) clepsidras sin pintura interior; c) variantes en las clepsidras; d) rombos en hileras y clepsidras; e) líneas paralelas en fajas horizontales y verticales. Figure 9. Designs and motifs on the handles of the aysanas: a) parallel lines in opposing directions; b) unpainted clepsydras-shaped; c) clepsydras-shaped variants; d) rhombuses and clepsydras-shaped arranged in rows; e) parallel lines in horizontal and vertical bands.
Distribución de las aysanas en el Maipo-Mapocho
A pesar de lo acotado de la muestra, es posible distinguir algunas tendencias que pueden ser evaluadas a futuro. Se observa una distribución similar de las aysanas entre los distintos sectores de la cuenca del Maipo-Mapocho, con cierta heterogeneidad interna donde hay sitios que no las poseen y otros que concentran mayor frecuencia relativa, tal como en Peldehue y Pablo Carvajal (Chacabuco), Talleres y Cocheras (Mapocho), así como en Cementerio El Canelo y Los Jazmines (Maipo).
En cuanto a la distribución de las modalidades de diseño identificadas, esta también es diversa en la cuenca (fig. 10). La md-A es la más frecuente (N=26), encontrándose en Mapocho, Chacabuco y Maipo, predominando en este último sector, donde las otras md son más escasas. En el caso de md-B, esta solo se presenta en Mapocho (N=8), todas asociadas al sitio Las Tinajas de Quilicura. Por su parte, md-C, aunque es menos usual, se registra en piezas de Maipo, Mapocho y Chacabuco, mientras que md-D solo se reconoce en proporciones bajas en Mapocho y Maipo. Además, Mapocho concentra la mayor heterogeneidad en las modalidades de diseño, en cambio, en Maipo estas son mucho más homogéneas.

Figura 10. Frecuencia de las md en los cuerpos de las aysanas, según sectores de procedencia: md-A, en amarillo; md-B, en celeste; md-C, en naranja; md-D, en verde; md-E, en púrpura; md-Otras, en gris; engobe rojo, en rojo; no identificado, en blanco. Figure 10. Frequency of dm on aysana bodies by sectors of provenance. dm-A, in yellow colour; dm-B, in light blue colour; dm-C, in orange colour; dm-D, in green colour; dm-E, in purple colour; dm–Other, in grey colour; red slip, in red colour; unidentified, in white colour.
También hay diseños que no se agrupan en patrones y que hemos definido como md-Otras. Solo se cuenta con dos casos: uno corresponde a motivos de triángulos con volutas al interior de dos bandas horizontales en la única vasija bícroma negro sobre rojo del conjunto proveniente del sector Costa (fig. 11a); y el otro, en un ejemplar de Mapocho, con cuerpo y cuello dividido en bandas horizontales que exhibe una variante del motivo “patrón cadenas” (González 2013) de referente diaguita (fig. 11b).

Figura 11. Diseños y motivos poco recurrentes de md-Otras: a) triángulo con volutas; b) “patrón cadenas” (González 2013). Figure 11. Less recurrent designs and motifs of dm-Other: a) triangle with volutes; b) “chain pattern” (González 2013).
DISCUSIÓN
A partir del trabajo realizado podemos examinar la aysana desde tres perspectivas vinculadas entre sí: forma, iconografía y función. Respecto de la primera, se confirma su pequeño tamaño en relación con el resto de las piezas del kit cerámico inkaico. Se observa cierta variabilidad en la morfología específica de cada sección de la vasija: cuerpo, base, borde, alto y ancho del cuello y la posición del asa. Por tanto, se aprecia menor regularidad en comparación con lo que se registra en la cerámica cusqueña (Pardo 1957; Fernández 1971; Meyers 1975, 1998). Sin embargo, el tamaño, la relación entre sus partes, la existencia de solo un asa, la elección de ciertos motivos y la configuración del diseño permiten asociar estos objetos cerámicos a la tipología aysana.
La iconografía se caracteriza por el uso de la policromía negro y rojo sobre blanco, con su campo principal pintado previamente de blanco y enmarcado con líneas negras. Esta delimitación refuerza un quiebre visual entre el cuerpo y la base de la pieza, entrelazando así lo formal con lo decorativo, aunque no siempre está presente. De este modo, se distingue la intención de delimitar y resaltar el telón de fondo sobre el cual se plasmarán los diseños.
La selección de determinados motivos (clepsidras, escalerados, triángulos, volutas, rombos y fitomorfos) y la repetición en la disposición de los campos decorativos (md-A, md-B, md-C y md-D), sugieren un manejo de códigos compartidos por parte de los alfareros en relación al uso de esta vasija como soporte iconográfico, donde en ocasiones prima la combinación de colores, motivos y la estructuración del diseño por sobre la uniformidad en la morfología de la aysana. En este sentido, la configuración md-A es la que más se comparte, tanto en distintos sitios como sectores de la cuenca del Maipo-Mapocho.
En el caso de md-B, si bien los ocho ejemplares identificados pertenecen al sitio Las Tinajas de Quilicura (Mapocho), un patrón similar de diseño se aprecia en aríbalos de los cementerios Nos y La Reina (Castillo 2025), sugiriendo que estos códigos visuales intervienen igualmente en otros tipos de vasijas de estilo inkaico como soporte y abarcando distintos sectores de la cuenca. Asimismo, la configuración md-E, registrada en las dos aysanas gemelas procedentes de una única tumba en Pablo Carvajal, también exhibe una delimitación del campo decorativo. No obstante, los motivos representados en estas piezas no han sido identificados en la alfarería de otras áreas o sitios, lo que dificulta su inclusión en estos códigos compartidos.
La aplicación de iconografía en las aysanas aprovecha las potencialidades que ofrece la técnica de pintado ocupando diferentes colores para destacar ciertos diseños por sobre otros, o por el fondo blanco, especialmente los motivos en negro y rojo. Estas combinaciones cromáticas en las composiciones refuerzan la idea de oposición complementaria tan característica del mundo andino (Cummins 2015). Por ejemplo, el uso de color en determinadas unidades mínimas (como en rombos o triángulos) dentro de un mismo esquema, puede generar dos motivos diferentes: 1) bandas de clepsidras o 2) rombos en hilera, ambos característicos del repertorio inkaico (González 2013). La diferencia visual depende de qué unidad mínima se destaque (o pinte) sobre el fondo blanco (fig. 9d). Tanto la composición general como particular del diseño juegan con la oposición cromática, permitiendo resaltar motivos y elementos opuestos en dos niveles: 1) en la relación entre los elementos que los integran, donde la reflexión especular refuerza la oposición, tal como en los triángulos opuestos por el vértice en negro y rojo que forman clepsidras; 2) en la composición completa de la iconografía, por ejemplo, el borde/labio con banda negra en contraste con el rojo de la superficie de la vasija.
Así, la composición del diseño de las aysanas comprende un cuerpo visual complejo basado en formas geométricas abstractas, ordenadas y sistemáticas, con énfasis en la configuración de las partes en relación con el todo. La importancia no radica en la unidad mínima que integra el motivo (triángulo negro o rojo), ni en este en sí mismo (clepsidras), sino en la oposición constante de sus partes constitutivas y colores. Esto puede relacionarse con el concepto andino de yanantin, que refiere a la interdependencia de dos cosas simétricas cuyo propósito se alcanza en su oposición complementaria (Platt 1978; Cummins 2015: 180, 186-188). Dicho principio se expresaría visualmente en el diseño de estas vasijas a través de la representación de pares, donde elementos menores configuran una estructura general. En el arreglo estético de su iconografía se plasman reiterativamente conceptos de la cosmovisión andina, al mismo tiempo que se inserta en un lenguaje visual compartido que es posible apreciar también en la alfarería de otras regiones del Collasuyo (González 1998).
Este lenguaje visual se encuentra expresado en las modalidades de diseño en varios grados de recurrencia, distribución y con más o menos regularidad dentro de la cuenca del Maipo-Mapocho. En este sentido, md-A es la que presenta mayor uniformidad en la estructura del diseño y en la selección de motivos, y la de más alta frecuencia y representación a través de los distintos sectores y sitios. Otro rasgo singular en la aysana es la existencia del motivo clepsidra en el diseño del asa, el cual es el más ubicuo en toda la cuenca y se encuentra en casi todas las modalidades identificadas. A pesar de la variabilidad formal de las secciones de la vasija, las regularidades en su iconografía la configuran como un tipo de pieza cerámica de fácil identificación, asociada a un orden y una autorrepresentación inkaica(4) (Cummins 2015). De este modo, el Tawantinsuyu crea un lenguaje visual que lo distingue como un todo unificado y ordenado.
En este contexto, la alfarería inkaica ‒y en particular la aysana‒ materializaría lazos de pertenencia y diferenciación, tornándose en un objeto recordatorio partícipe de las relaciones establecidas y aceptadas entre las poblaciones locales y el Inka. El objeto trasciende su función netamente utilitaria, operando como “ayudamemoria” de los vínculos de reciprocidad establecidos, reactivando su carácter reminiscente en cada evento social en el que participe (Cummins 2015: 182-183).
La muestra analizada es exhaustiva en términos de las aysanas registradas en el área de estudio. No obstante, su representatividad es limitada con respecto a su frecuencia, puesto que gran parte de ella proviene de investigaciones poco sistemáticas. Esto dificulta la realización de análisis estadísticos de alcance significativo. Pese a ello y con la información disponible, es posible observar que la proporción de aysanas dentro del conjunto total de vasijas identificadas es similar en todos los sectores de la cuenca (entre 5,84% y 8,33%). En cambio, a escala de sitio, se aprecian variaciones importantes tanto en sus frecuencias absolutas como relativas (tabla 1).
Esta variabilidad es más evidente en el Mapocho, donde la proporción de aysanas por sitio es particularmente heterogénea, lo que puede deberse a la mayor cantidad de contextos mortuorios reconocidos en este sector. En otro aspecto, la presencia o ausencia de estas vasijas parece no guardar directa relación con la cantidad de piezas ofrendadas por sitio, registrándose estas tanto en contextos con pocas ofrendas cerámicas (Carmen Alto, Fundo del Señor Pacheco, Parcela 24 y Talleres y Cocheras) como en aquellos en que son abundantes (Las Tinajas de Quilicura, Nos, La Reina y Pablo Carvajal).
La distribución de las distintas md da cuenta asimismo de diferencias entre los sectores Maipo y Mapocho. Se observa mayor heterogeneidad en el Mapocho (fig. 10), a pesar de ser el área con la menor representación de aysanas respecto del total de vasijas completas documentadas (5,84%) (tabla 1). En estudios sobre conjuntos completos de ofrendas cerámicas del período Tardío/Inka se advierte también heterogeneidad entre ambos sectores (Dávila et al. 2018). Más allá de las particularidades que se han planteado para el Mapocho en términos de su importancia política en este período (Stehberg & Sotomayor 2012; Cornejo & Saavedra 2018), estas distinciones podrían relacionarse, por un lado, con el rol que cumplen las prácticas y ritos mortuorios en el área, y por otro, con el hecho de que en el Maipo es donde se encuentran los espacios sacralizados en cerros que potencian las instancias de negociación política y congregación social entre el Inka y las poblaciones locales (Pavlovic et al. 2019). En este sentido, es interesante notar que la mayor homogeneidad visual de las aysanas ocurre en los contextos mortuorios del Maipo, en el que predomina md-A (fig. 10).
Los sitios con mayor representación de aysanas por cada sector son: Peldehue (N=2; 14,29%) y Pablo Carvajal (N=4; 9,3%) en Chacabuco; Talleres y Cocheras (N=2; 22,2%) en Mapocho; Cementerio El Canelo (N=8; 11,59%) y Los Jazmines (N=2; 10%), ambos en el Maipo (tabla 1). Salvo Peldehue, todos corresponden a contextos funerarios con evidencias y fechados de los períodos Tardío/Inka y Colonial Temprano (Cornejo 2020; Latorre & de Rosa 2021; Cortés & Pavlovic 2022; Cortés et al. 2024). Se han identificado seis piezas que, por dataciones absolutas y/o presencia de elementos hispanos en sus contextos mortuorios, se adscriben a momentos de contacto hispano-indígena, lo que indica la continuidad de esta forma cerámica en esa época. En general, sus formas e iconografías no varían con respecto al período Tardío/Inka, con excepción de las aysanas gemelas de cuerpo fitomorfo (probablemente calabaza) provenientes de una misma tumba del sitio Pablo Carvajal, las únicas con decoración md-E (figs. 2g y 8b). Esta modificación podría responder a cambios durante la Colonia Temprana o a la variabilidad en la forma del cuerpo ya visible durante el período Tardío/Inka en la cuenca del Maipo-Mapocho. Asimismo, en la colección de cerámicas de Cementerio El Canelo se registra una aysana con boca tipo gollete o con “reborde exterior” (Cornejo 2020: figs. 4 y 59), un rasgo que puede asociarse a transformaciones morfológicas producto del contacto hispano-indígena. Este tipo de modificación, posiblemente imitativo del gollete de las botijas españolas, se ha observado también en otros contenedores de estilos Inka y local (Cortés et al. 2024).
En términos funcionales, la aysana no puede contener grandes cantidades de líquido dada su reducida capacidad volumétrica, por lo que su rol en los eventos funerarios públicos debió estar asociado al servicio. Su pequeño tamaño y el asa dispuesta en el cuerpo permiten un fácil agarre, traslado y manipulación, lo que refuerza la idea de su uso como “medida”, “porcionador” o “servicio” desde una vasija mayor (Bray 2003), cuestión que, por lo demás, es coherente con la polisemia quechua del término. Esta hipótesis debiera corroborarse a futuro con análisis de residuos en estas piezas cerámicas.
De esta manera, la importancia de la aysana radicaría en dos dimensiones interconectadas: 1) en lo funcional, como contenedor “reducido” de líquidos, principalmente de chicha, diferenciándose del repertorio cerámico local conocido en momentos previos; 2) en su rol simbólico dentro del discurso inkaico, tanto a nivel morfológico como iconográfico, actuando como objeto reminiscente en los distintos ritos.
La selección de motivos y patrones decorativos dentro del lenguaje visual de estos objetos en las provincias inkaicas pudo constituirse en una plataforma material propicia para la activación del discurso imperial en la negociación con comunidades locales. Bajo esta lógica, sería relevante analizar si estas recurrencias se aprecian en otras vasijas del kit cerámico estatal, o en las aysanas registradas en el resto de las del Collasuyu, más todavía considerando que el Tawantinsuyu potenció determinados diseños formales e iconografías en amplios territorios (Williams 2008).
A pesar de lo limitado de la muestra, es posible notar que las aysanas del Maipo-Mapocho evidencian algunas diferencias formales entre sí, pero con regularidades a nivel de diseño, particularmente en la configuración de la simetría y en las unidades mínimas y motivos decorativos generados. Esto fortalece su papel político y simbólico como intermediarias tangibles en las relaciones sociales vinculadas al consumo de la chicha, indispensable en los ritos andinos propiciados por el Tawantinsuyu, que son la base de su sustento y de la integración de la población local (Dillehay 2003).
Por último, más allá de la caracterización morfológica e iconográfica de estas piezas, es necesario profundizar en la producción de este tipo de arte mobiliar. Ello implica explorar diversas dimensiones del problema, como su cadena operativa, desde el acceso a la materia prima hasta la identificación de sus creadores/as y usuarios/as, así como el grado de especialización en la producción e, incluso, aquellos relacionados con los significados ligados a su fabricación y uso. De hecho, la selección recurrente de ciertos motivos decorativos dentro de un amplio espectro de posibilidades disponibles en el período Tardío/Inka, abre la discusión sobre otros aspectos de su elaboración. Si bien en la cuenca del Maipo-Mapocho no se han identificado evidencias de centros alfareros que indiquen un mayor dominio inkaico y/o especialización productiva, algunos estudios tecnológicos recientes en la cuenca vecina del río Aconcagua han propuesto cierto control en las etapas finales de la producción cerámica, especialmente en la decoración (Martínez-Carrasco et al. 2024). Esto concuerda con el predominio de motivos y patrones particulares en la composición del diseño de las aysanas y con la diferencia entre decoraciones más homogéneas y formas alfareras de mayor heterogeneidad.
CONCLUSIONES
El análisis morfológico e iconográfico de las aysanas de la cuenca del Maipo-Mapocho reconocidas hasta ahora, junto con datos etnohistóricos y etnográficos del área andina, ofrecen elementos importantes para pensar su función práctica y político/simbólica dentro del kit cerámico estatal en la frontera sur del Collasuyu.
Como resultado principal, se puede afirmar que la disposición de los diseños iconográficos ‒descritos en este estudio como md-A, md-B, md-C, md-D y posiblemente md-E‒, así como la oposición constante de elementos, motivos y colores, responderían a un lenguaje visual compartido propio de la cosmovisión andina ligado al concepto de yanantin, reconocido en diversos soportes materiales a lo largo del Tawantinsuyu.
En particular, md-A destaca por su mayor frecuencia y por la regularidad en la estructura del diseño y en la selección de motivos. Estas características permiten identificar a esta modalidad de diseño como parte del discurso inkaico que pudo funcionar como “ayuda-memoria” dentro de las negociaciones entre el Estado y las comunidades locales. Aunque en menor medida, algo similar se aprecia en md-B, ya que este no solo se encuentra en las aysanas de Las Tinajas de Quilicura, sino también en aríbalos de la cuenca del Maipo-Mapocho. Esto apuntaría a la idea de códigos visuales compartidos y emblemáticos circulando durante este período.
Las modalidades de diseño de baja representación y otros motivos que no se agrupan en patrones podrían corresponder a variedades menos difundidas en los distintos sectores de la cuenca (p.e., md-C), o a manifestaciones locales particulares que figuran solo en algunas áreas geográficas o sitios (p.e., md-B, md-D, md-E y md-Otras). Cabe destacar la existencia de aysanas en contextos funerarios del período Colonial Temprano que, si bien no presentan grandes cambios, podrían evidenciar pequeñas modificaciones a nivel de diseño o en la preferencia por una u otra modalidad decorativa. Un ejemplo de esto es md-E, identificada únicamente en un contexto de esa época. Las nuevas dinámicas provocadas por la instalación hispana en el valle central, así como el debilitamiento o desaparición de la política inkaica con la desestructuración del Tawantinsuyu, podrían explicar la innovación en los códigos visuales.
A su vez, la reiteración de estas iconografías compartidas contrasta con una mayor heterogeneidad en la forma de la vasija, expresada en la variación de las proporciones de sus cuerpos y cuellos. Esto sería coherente con una producción local y descentralizada de la vajilla inka, que aportaría mayor diversidad formal y tecnológica, para luego enfatizar en el cumplimiento de los códigos visuales dados por la estructura del diseño decorativo.
En cuanto a la variabilidad dentro de la cuenca, se puede plantear que la más alta frecuencia de aysanas en el Maipo y la mayor heterogeneidad de sus modalidades decorativas en el Mapocho y Chacabuco, son consistentes con diferencias en las estrategias inkaicas de negociación política con las poblaciones locales, que en este caso se expresan en la distribución de códigos visuales inkas asociados a ritos mortuorios (Dávila et al. 2018). En el sector Maipo, donde a los espacios de interacción vinculados a la funebria se suman otros contextos de agregación social en las cumbres de los cerros, como en Cerro Chena, Ruinas de Chada y Cerro Collipeumo (Pavlovic et al. 2019), se aprecia una predilección por la decoración md-A, lo que refleja un mensaje uniforme en los códigos visuales de este tipo de objeto que se comparte parcialmente con otras áreas. La mayor heterogeneidad a nivel decorativo que se advierte en general en las aysanas del Mapocho y Chacabuco, ambos en el norte de la cuenca, evidencia particularidades de algunos sitios (p.e., Las Tinajas de Quilicura, La Reina o Pablo Carvajal), que sugieren un despliegue político más flexible en la representación visual.
Con todo, planteamos que la aysana, al igual que otras piezas cerámicas como makas (aríbalos) y chuas (platos bajos), tendría una funcionalidad simbólica a modo de objeto reminiscente, dada en parte por su forma, pero especialmente por su decoración en términos de composición e iconografía. En cuanto a su función como contenedor y de acuerdo a sus características formales, habría sido empleada para pequeñas cantidades de líquido, posiblemente en los ritos mortuorios. La información etnohistórica y etnográfica en los Andes Centrales sugiere que el uso de la aysana esta-ría vinculado al consumo de chicha, una propuesta que podría contrastarse a futuro con análisis de residuos de su contenido, el que aportaría nuevos datos sobre su funcionalidad en Chile Central.
Finalmente, cabe señalar que la totalidad de las aysanas de la cuenca del Maipo-Mapocho incluidas en este estudio provienen de contextos funerarios. Su identificación en otros ámbitos de carácter ceremonial o doméstico sigue siendo un desafío, debido a la dificultad de reconocer rasgos diagnósticos en sus fragmentos o en piezas muy incompletas. Esta investigación, sin embargo, contribuye con algunos elementos morfológicos e iconográficos que podrían ser de utilidad para reconocer la aysana a nivel fragmentario, aportando a una discusión más enriquecedora de sus contextos de producción y uso en la compleja dinámica de los períodos Tardío/Inka y Colonial Temprano en la frontera austral del Tawantinsuyu.
Agradecimientos A Daniela Fuentes (2018) por facilitar las imágenes de su memoria de título; a Isabella Quiroz, Josefa Ramos y Nicole Fuenzalida por participar en el registro de algunas de las piezas estudiadas. Una versión preliminar de una parte de este trabajo se presentó en el xxi Congreso Nacional de Arqueología Argentina, celebrado en Corrientes (Argentina), en 2023. Los análisis se realizaron en el marco del proyecto fondecyt N° 1140803, años 2014-2017 “El Tawantinsuyu y la cultura Aconcagua: interacción sociocultural e ideológica durante el período Tardío en la cuenca del Maipo-Mapocho”, cuyo investigador responsable es Daniel Pavlovic. A los evaluadores por sus sugerencias y comentarios.
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