Editorial 28 1

Tras una larga espera de más de tres años producto de la pandemia del Covid-19, el cambio del Curador Jefe del Museo Chileno de Arte Precolombino y la renovación del Equipo Editorial de su Boletín, finalmente sale a la luz el número especial sobre Arte y Chamanismo. Un proyecto ambicioso que contemplaba inicialmente 19 manuscritos y que, poco a poco, fue madurando hasta tomar su forma definitiva, compuesta de 12 artículos que son resultado de investigaciones acerca de la relación entre el chamanismo y las manifestaciones artísticas de todo el continente americano y la Península Ibérica. En conjunto, los escritos publicados expresan de manera extraordinaria el estado del arte, los debates actuales y las nuevas investigaciones sobre un problema antropológico tan antiguo como vigente, ya que el chamanismo sigue presente, de una u otra manera, en las sociedades contemporáneas, sea en su expresión neo o siguiendo las tradiciones ancestrales.

Figura 1. Constantino Manuel Torres durante su estancia en el Museo Chileno de Arte Precolombino en la década de 1980 (fotografía del Archivo Audiovisual MChAP). Figure 1. Constantino Manuel Torres during his stay at the Museo Chileno de Arte Precolombino in the 1980s (photo from the MChAP Audiovisual Archive).

Este número especial nace de una iniciativa mayor: la exhibición temporal Chamanismo. Visiones fuera del tiempo / Shamanism. Visions outside of time, montada por el Museo Chileno de Arte Precolombino entre el 15 de diciembre de 2022 y el 2 de julio de 2023, gracias a la participación de Constantino Manuel Torres como curador invitado, quien estuvo a cargo de la producción del guión y los contenidos, tanto de la muestra como del catálogo de la exposición. Para el Museo es un honor su colaboración en esta instancia, dado que Constantino tiene un largo e íntimo vínculo con nuestra institución, pues llegado a Chile en el año 1982 permaneció en el Museo casi todo el año 1983, y luego en una segunda oportunidad en 1987, estudiando las colecciones relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas en América y, además, colaborando en algunas exhibiciones (Torres 1984, 1988). Un aspecto muy significativo para este Boletín es su contribución con el número inaugural mediante uno de sus trabajos más prestigiosos y leídos, “Tabletas para alucinógenos en Sudamérica: tipología, distribución y rutas de difusión” (Torres 1986). Tener ahora a Constantino coeditando este número especial junto a José Berenguer, quien fuera Curador Jefe de la institución por más de cuarenta años, y quien suscribe, el actual Editor del Boletín en representación de su Equipo Editorial, es una suerte de simbiosis temporal y generacional que condensa en un mismo cuerpo digital toda la historia de esta revista.

En las siguientes páginas, será el propio Torres, junto a Berenguer, quienes harán un repaso completo de este número especial. A partir de cada uno de los artículos que componen el volumen, ambos darán cuenta de la relevancia de este tema de investigación, sus aristas intelectuales para las humanidades, las ciencias sociales y las artes, las perspectivas contemporáneas y los desafíos para el futuro. Fueron ellos quienes concibieron, diseñaron y organizaron este número especial, pensando en quienes podrían contribuir, realizando las invitaciones y la recepción de los manuscritos. Fue en una etapa muy posterior, desde el 1 de enero de 2022 y una vez que ya habían ingresado todos los manuscritos en el proceso editorial, que el nuevo Equipo Editorial del Boletín asumió este proyecto. Un gran desafío para nosotros, pues debíamos lograr una edición satisfactoria que cumpliera con las expectativas de las autoras y los autores, de los coeditores invitados, del Museo y de la Universidad, y en especial, de nuestro círculo de lectores y lectoras, que esperan lo mejor de nuestro trabajo.

No es este el espacio para profundizar en torno a la relevancia o el alcance del problema del chamanismo y su relación con el arte en América. No me cabe duda que las páginas que siguen hablarán mejor que yo sobre este tema. Me gustaría aprovechar esta oportunidad, sin embargo, para homenajear en nombre de este Equipo Editorial, del Boletín y del Museo Chileno de Arte Precolombino, el largo recorrido de investigación de Constantino Manuel Torres en el campo del chamanismo amerindio, no solo por la sorprendente calidad y profundidad de sus estudios, sino especialmente por algo que hoy cuesta encontrar en la escena académica nacional e internacional: la pasión incombustible, el amor a lo que hace, la entrega ciega, el compromiso con el conocimiento, la voluntad de aportar, la búsqueda insaciable, la necesidad de contar al resto lo que sabe, la entrega desinteresada y la disposición a todo motivado por sus principios, pero en especial, la tozudez de seguir adelante sin importar lo que suceda. Es esto último lo que lo tiene aquí, aún con nosotros, compartiendo su sabiduría y experiencias, a más de cuarenta años de su primer encuentro con el Museo, con el Boletín y con Chile.

Con nuestro más sincero respeto y admiración hacia él, con cariño y humildad, en forma personal y en nombre del Equipo Editorial, dedicamos el trabajo y esfuerzo vertido en estas páginas, tras cada letra e imagen, por cada lectura y corrección, a Constantino Manuel Torres.

REFERENCIAS

Torres, C. 1984. Tabletas para alucinógenos de San Pedro de Atacama: estilo e iconografía. En Tesoros de San Pedro de Atacama, pp. 23-36. Santiago: Museo Chileno de Arte Precolombino.

Torres, C. 1986. Tabletas para alucinógenos en Sudamérica: tipología, distribución y rutas de difusión. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino 1: 37-53.

Torres, C. 1988. El arte de los Taíno. En Taíno, los descubridores de Colón, J. Berenguer & J. Martínez, eds., pp. 9-22. Santiago: Museo Chileno de Arte Precolombino.

Editorial 27 2

El segundo número del volumen 27 del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino cierra el primer año de trabajo de un nuevo Equipo Editorial en la conducción de la revista, iniciado en enero de 2022. Los desafíos fueron muchos, pero el más complejo, sin lugar a dudas, ha sido conocer y aprender a manejar una máquina por completo desconocida, cuya mecánica de acción fue heredada de nuestros antecesores. El proceso, por lo tanto, ha estado lleno de descubrimientos y sorpresas en el funcionamiento de un motor que al primer encuentro se nos presentó como una entidad misteriosa y mágica, casi indescifrable, donde solo eran visibles sus resultados (los artículos y los números), pero jamás su dinámica interna, engranajes y sistemas técnicos. Aunque difíciles, estos desafíos han sido también hermosos, pues han ayudado a pensar las fuerzas y los dispositivos que hasta entonces le daban vida al Boletín y, con ello proyectar cambios e innovaciones en su tecnología. La revista, en tanto aparato cultural e intelectual, se revela de manera novedosa, inédita, nunca antes vivida. Ahí yace, esperamos como Equipo, nuestro potencial de creación y reorientación hacia un proyecto futuro que nos sea propio y del cual seamos cómplices.

El presente número contiene ocho artículos y se caracteriza por su diversidad temática, disciplinar y de objetos de estudio. Reúne en un único cuerpo a códices mesoamericanos, pinturas en iglesias coloniales, relatos y mitos orales, cantos y bailes contemporáneos, textos manuscritos, objetos precolombinos de metal, poesías, vasijas cerámicas decoradas, grabados rupestres y cabezas cercenadas. Un surtido que despierta a la luz de la historia, la música, la etnografía, la medicina, la arqueología, la traducción y la lingüística, pero en especial, del arte en su sentido más amplio y permisivo, a veces divergente, e incluso, ecléctico. Es precisamente gracias al arte, en tanto foco principal –aunque en algunos casos más evidente que en otros–, que este enjambre polisémico y heterogéneo logra convivir, articulando en un mismo soporte material lo visual, lo literario, lo acústico y lo performativo. Si bien cada texto exhibe su riqueza propia, asociados encierran un potencial asombroso de creación y expresión, de escape a las fórmulas tradicionales de la investigación con esperanza en la innovación.

El artículo que abre este número tiene en su autoría a Rodrigo Moulian, Carolina Lema, Pedro Araya, Jacqueline Caniguan y Pedro Mege, quienes ofrecen una investigación que se sumerge en las profundidades de la lengua en búsqueda del linaje simbólico del sol y de la luna. Una travesía lingüística y semiótica que cruza diferentes culturas, pueblos, épocas, textos y relatos. Un ejercicio que logra manifestar la proximidad humana y social a lo largo de generaciones en el Cono Sur del continente americano, a partir del estudio de ciertos patrones simbólicos y correlatos en las constelaciones semióticas de estos astros en las culturas de la familia lingüística chon.

El segundo trabajo trata sobre el saber enciclopédico y la medicina nahua a través del análisis de uno de los capítulos de la famosa obra de Bernardino de Sahagún Historia general de las cosas de Nueva España, de 1577. Sus autores, Alejandro Viveros y Julio Vera, proponen un ejercicio de reflexión acerca de la traducción cultural ocurrida en las primeras décadas de contacto entre el mundo mesoamericano y la Europa colonial, expresado, en este caso, en el conocimiento de la medicina nahua. Desde imágenes y textos, el artículo devela el cruce y la confrontación de saberes y tradiciones distintas, que gracias a ciertas negociaciones lograron ser fundidas en el cuerpo material de un libro, de la mano del cronista y sus colaboradores indígenas.

Paula Martínez es responsable de la tercera contribución de este número. La autora invita a observar el manuscrito Galvin de Fray Martín de Murúa de una manera inusual, desviando la mirada de las llamativas y coloridas imágenes que deslumbran a primera vista, para orientarla ahora hacia sus contornos, en dirección a los textos que acompañan cautelosamente los dibujos y pinturas. Martínez propone que esos versos corresponderían a un cantar histórico sobre los gobernantes incas, una poesía oral destinada a mantener la memoria dinástica en época colonial, que además posee una manera particular de ser leída. Como en el artículo anterior, el debate acerca de la continuidad de las tradiciones indígenas y la irrupción de las fórmulas europeas toma fuerza, y en casos excepcionales como estos, se revela nítidamente el impacto en el campo cultural del choque de ambos mundos.

Le sigue el artículo de Tiziana Palmiero, Alberto Díaz y Jean Franco Daponte, acerca de la presencia de arpas en ciertas representaciones rupestres de época colonial en el desierto de Atacama, específicamente del sitio arqueológico de Chillaiza ii, ubicado en la región de Tarapacá. Evidencia visual que se compara y discute con otros correlatos gráficos, tales como pinturas murales en iglesias, láminas de libros e imágenes figuradas sobre objetos, todos ellos también plasmados sobre soportes del período colonial. Complementan su análisis con información documental de la época y el registro actual de arpas de las principales iglesias altoandinas de la región. Un estudio que ejemplifica de manera elocuente la naturaleza de este número del Boletín, pues emplea múltiples fuentes para abordar un mismo problema.

El quinto trabajo de este número también versa sobre arte rupestre, aunque enfocado hacia otros referentes. Alejandro García centra su atención sobre una serie de motivos grabados en piedra que, de acuerdo a su propuesta, serían representaciones de llamas ligadas a pastores y al uso de caravanas, en la provincia de San Juan, en el Centro Oeste de Argentina. Un debate necesario, considerando la escasa evidencia de estos animales en el registro faunístico de la región. El argumento del autor se basa en la morfología de los animales y el estilo de los motivos, pero en especial, en el hecho de que algunos de estos animales aparecen montados por personas, no en su lomo como es habitual con los equinos, sino en sus ancas, tal como lo han documentado algunos cronistas en época colonial.

El siguiente artículo se concentra en la costa norte de Perú y en contextos arqueológicos de la cultura Chimú. Jakelyn Ciprian y Henry Gayoso estudian la costumbre funeraria de situar pequeños objetos de metal en determinadas partes de los difuntos. Lo hacen a partir de una cantidad importante de tumbas excavadas en el patio principal del Templo Viejo de la Huaca de la Luna. El gran tamaño de la muestra les permite generar diversas comparaciones y correlacionar algunas variables, tales como la edad y el género del difunto, con la parte del cuerpo donde se hallan las ofrendas de metal, así como el tipo específico de objeto depositado. El análisis arqueológico es acompañado de información histórica y etnográfica de esta misma costumbre en la región, lo que les ayuda a dar mayor peso y solidez a sus interpretaciones sobre este fenómeno, ligado, según Ciprian y Gayoso, a factores mágicos y simbólicos, donde estas piezas habrían cumplido el rol de artilugios propiciatorios en el proceso de la muerte.

María Alba Bovisio y María Paula Costas firman el séptimo artículo que compone el presente número del Boletín. En él, las autoras investigan el fenómeno de las cabezas trofeo en la costa sur de Perú a partir de las representaciones plasmadas en una colección de vasijas cerámicas de la cultura Nazca depositadas en el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en Argentina. El análisis de las piezas se realiza con una metodología esencialmente iconográfica, que se complementa al momento de la interpretación con antecedentes arqueológicos similares para la región, además de relatos sobre esta práctica identificados en la documentación etnohistórica de la época de contacto con los europeos. Las autoras proponen que las cabezas trofeo estarían asociadas a la renovación de los ciclos vitales de la comunidad y funcionarían como ofrendas/wakas poseedoras de camay, la fuerza vital que permite engendrar. En particular, aquellas que pertenecen a varones adultos jóvenes se identificarían con el poder o autoridad del grupo, “cabeza de linaje”, así como con el ancestro que da origen a esa comunidad, confiriendo de este modo el sentido cosmológico de las cabezas trofeo Nazca.

Cierra el número el texto de Isabel Araya, quien plantea una propuesta crítica acerca del papel de la danza y la música afrolatinoamericana en los procesos de reivindicación política e identitaria en la zona de Arica, en el norte de Chile. Mediante una etnografía comprometida e involucrada, la autora señala que el Tumbe Carnaval sería una herramienta artístico-política para la denuncia de abusos, la reparación de injusticias y la reconfiguración de los roles a nivel de género y de reconocimiento de las comunidades afrodescendientes. Un trabajo que recuerda el poder de la expresión artística más allá de la estética y la contemplación, como un insumo material consciente y eficaz en la lucha por una sociedad distinta.

Agradecemos a autoras y autores, tanto de aquellos artículos que llegaron a ser publicados en este número, como de los que quedaron en el camino y de quienes continúan mejorando sus manuscritos. Estamos en deuda con ustedes, pues editar, más que una tarea de seleccionar y publicar artículos externos, es un compromiso profundo e íntimo con la escritura de otras y otros, en el que inevitablemente generamos un vínculo y cierto nivel de cercanía, con sus investigaciones, intereses y formas de expresión. Como equipo, hemos crecido con cada manuscrito que ha pasado por la revista, con cada evaluación y corrección, con cada intercambio de correo o diálogo en pro o en contra de argumentos, posturas y soluciones durante el proceso editorial. Por eso y mucho más, gracias por seguir colaborando con el Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino. Benjamín Ballester Riesco

Editorial de prueba

En la editorial anterior del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino (volumen 26, número dos, año 2021) José Berenguer se despidió del cargo de Editor Jefe, el que ejerció durante 35 años, desde la fundación de la revista el año 1985. Al final de la presentación, Berenguer tuvo la gentileza de introducirme como el nuevo Editor del Boletín, labor que desempeño desde enero de 2022 con un Equipo Editorial extraordinario, integrado por Marcelo Alarcón (Editor 1), Alessandra Caputo (Editora 2), Alexander San Francisco (Editor 2), Víctor Jaque (Editor Gráfico) e Isabel Spoerer (Editora de Estilo). Además, contamos con la colaboración externa de Joan Donaghey y Martha Seelenberger en las traducciones al inglés, y de José Alarcón en la marcación de DOI y SciELO. Es verdaderamente un honor poder trabajar en una revista con el alcance internacional, la calidad de contenido, el prestigio académico y el equipo humano como el del Boletín.

Los logros obtenidos por la revista en sus décadas de vida son extensos y la editorial de Berenguer es elocuente al respecto. Pensar en desafíos futuros es, en consecuencia, un tanto difícil, considerando su historia y la actual posición que ocupa en el campo de estudio del arte precolombino. Como Equipo Editorial nos hemos propuesto, sin embargo, varios proyectos relativos a la revista que esperamos poder concretar en el corto y mediano plazo. Proyectos surgidos de una retrospectiva a la trayectoria del Boletín y de una evaluación de su presente en relación con otras publicaciones de este mismo ámbito disciplinario. Uno de los desafíos más importantes es consolidar la senda del arte precolombino como eje principal de los artículos que divulgamos, con la intención de poner el arte –en tanto manifestación simbólica, materialización social, expresión cultural y testimonio histórico de la humanidad– en el centro del debate, sea cual sea la disciplina en cuestión. La tentativa es enfocar la atención en el arte para todo lo que se publique en la revista, con el fin de encauzarnos más que diversificarnos, concentrarnos más que ampliarnos.

Esta senda temática nos exige evitar, en la medida de lo posible, las fugas hacia otros campos ajenos al arte propiamente tal, en aras de consolidar la identidad que hace único y distintivo al Boletín en el escenario académico nacional e internacional. Proteger y potenciar esta línea de expresión propia es nuestro principal capital en la espesa jungla de revistas que hoy colma el ambiente del conocimiento científico y humanista, lo que sin duda alguna nos convierte en un atractivo destino de publicación entre quienes se especializan, trabajan o se interesan en este particular campo del saber. La idea es que el Boletín devenga, aún con más fuerza que en la actualidad, en un referente mundial en la discusión sobre el arte precolombino y sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, no solo en Chile y el Cono Sur, sino también en el resto del planeta y entre distintas disciplinas afines a las humanidades, la cultura visual y las ciencias sociales. Es un proyecto ambicioso, no cabe duda, pues, por un lado, precisa un diálogo transdisciplinario que haga convivir conceptos, metodologías y herramientas de diversas disciplinas y escuelas de pensamiento, y por otro, nos exige ser capaces de seleccionar muy bien los textos que se editan y publican, en función de la línea temática que buscamos resguardar, privilegiando la calidad, la pertinencia y la vanguardia, ante la cantidad.

Otro de los aspectos que esperamos fomentar es la internacionalización de la revista, dado que hasta ahora, si bien constituye un espacio en el que colaboran personas de varios países, lo cierto es que se restringe principalmente al Cono Sur americano, en específico a Chile y Argentina. Nuestro proyecto pretende convocar a especialistas del resto del continente y de otras latitudes, para enriquecer así su labor, equilibrando la balanza territorial hacia otros pueblos, expresiones y culturas. Se trata de una apertura fundamental si queremos exponer el arte precolombino del continente sin considerar las fronteras que en la actualidad lo dividen, como lo fue el arte panamericano que sirvió de estímulo y guía a Sergio Larrain García-Moreno para fundar, hace cuatro décadas, el Museo Chileno de Arte Precolombino. Un proyecto de expansión así, implica tomar ciertas decisiones editoriales, entre estas, hacer crecer y diversificar nuestros Comité y Consejo Editoriales, tanto en la cantidad de personas que los componen como en su procedencia, raíces, escuelas y disciplinas que representan. También exige seguir abriéndonos a recibir contribuciones escritas íntegramente en otros idiomas, comenzando con el inglés, seguido en el corto y mediano plazo por otras lenguas. Todos estos esfuerzos tienen como finalidad última expandir la escena y la red en la que se desenvuelve el Boletín.

Lograr este propósito es para nosotros prioritario y requiere potenciar y formalizar el Acceso Abierto de la revista. En esta línea, y tras un arduo trabajo, hemos logrado ingresar desde este año al Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino en el DOAJ (Directory of Open Access Journals), el directorio de revistas de acceso abierto más importante del mundo. Nuestro objetivo es que el Boletín devenga, aún con más fuerza y protagonismo, en un aparato y en un capital público del conocimiento sobre el arte precolombino, abierto a quien lo desee, sin límites ni fronteras, pero también, y casi tan importante como lo anterior, sin fines de lucro ni intereses políticos cruzados, que perturben su compromiso con los pueblos, los procesos actuales, las identidades y la historia del mundo americano.

La mayor parte de estos proyectos no se han materializado de manera íntegra al publicar el presente número. Se trata de un volumen de transición, incluso podría decirse que de herencia o legado, pues la mayor parte de los artículos que contiene llegaron e ingresaron al proceso de publicación en el anterior ciclo editorial, presidido aún por José Berenguer. Por eso, aunque haya renunciado hace algunos meses, este número sigue teniendo su impronta y es resultado del enorme trabajo que realizó por décadas y hasta el último minuto en que ocupó el cargo en la revista. De ahí, nuestro más sincero reconocimiento a su labor y esfuerzo, del cual somos herederos. Esperamos que, con otros aires y desafíos en mente, con proyectos vivos y calientes, sepamos guiar las transformaciones futuras de la revista en el marco de los nuevos tiempos que vivimos, los que, poca duda cabe, se mueven al ritmo de otras utopías y se estremecen sedientos de nuevas miradas.

Sin más preámbulos, dejamos a ustedes ocho artículos que hemos preparado para dar cuerpo a este primer número del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino del año 2022. Todos tienen en común el arte en tanto campo disciplinar, aunque cada cual lo aborda desde su propio estilo, tradición autoral y escuela de investigación. Algunos, como el de Vivian Scheinsohn y colaboradores/as, tienen una aproximación más bien metodológica. Otros se caracterizan por ser analíticos y descriptivos en torno a sus respectivos objetos de estudio, tal como ocurre en los textos de Salvador Arano y colabroradores/as, de Liliana Manzi y su equipo o el de Flavia Ottalagano y Daniel Loponte. Ciertos textos se distinguen por su acercamiento al campo del arte a través de la conjugación de distintas materialidades o expresiones. Es el caso de las contribuciones de Ángelo Alé y sus colegas, así como la del grupo liderado por Gisela Sario. Finalmente, presentamos también un par de publicaciones de carácter más interpretativo, como el que suscriben María Victoria Isasmendi y Sara López, o el escrito íntegramente en inglés por Zoltán Paulinyi. En conjunto, se trata de textos que, en su gran mayoría, refieren a realidades y casos de estudio de Argentina, además de algunos exponentes de Bolivia, Chile y México. El arte rupestre es protagonista, aunque destacan igualmente manifestaciones en cerámica, murales, metales y arquitectura.

Nuestro más sincero reconocimiento a las autoras y a los autores del presente número por su trabajo, confianza, tiempo y paciencia. También a aquellos y aquellas que por distintas razones no pudieron avanzar en el proceso editorial de la revista, a quienes instamos a continuar trabajando en sus propuestas, pues el Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, que nos pertenece a todos y todas, seguirá disponible para recibir nuevas versiones de sus textos en el futuro, con el objetivo de contribuir en el debate transdisciplinario sobre el arte precolombino en su larga duración y en toda la extensión del continente americano, considerando sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, entre tantas otras facetas de un campo fascinante y difícil de encasillar.

Editorial 27 1

En la editorial anterior del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino (volumen 26, número dos, año 2021) José Berenguer se despidió del cargo de Editor Jefe, el que ejerció durante 35 años, desde la fundación de la revista el año 1985. Al final de la presentación, Berenguer tuvo la gentileza de introducirme como el nuevo Editor del Boletín, labor que desempeño desde enero de 2022 con un Equipo Editorial extraordinario, integrado por Marcelo Alarcón (Editor 1), Alessandra Caputo (Editora 2), Alexander San Francisco (Editor 2), Víctor Jaque (Editor Gráfico) e Isabel Spoerer (Editora de Estilo). Además, contamos con la colaboración externa de Joan Donaghey y Martha Seelenberger en las traducciones al inglés, y de José Alarcón en la marcación de DOI y SciELO. Es verdaderamente un honor poder trabajar en una revista con el alcance internacional, la calidad de contenido, el prestigio académico y el equipo humano como el del Boletín.

Los logros obtenidos por la revista en sus décadas de vida son extensos y la editorial de Berenguer es elocuente al respecto. Pensar en desafíos futuros es, en consecuencia, un tanto difícil, considerando su historia y la actual posición que ocupa en el campo de estudio del arte precolombino. Como Equipo Editorial nos hemos propuesto, sin embargo, varios proyectos relativos a la revista que esperamos poder concretar en el corto y mediano plazo. Proyectos surgidos de una retrospectiva a la trayectoria del Boletín y de una evaluación de su presente en relación con otras publicaciones de este mismo ámbito disciplinario. Uno de los desafíos más importantes es consolidar la senda del arte precolombino como eje principal de los artículos que divulgamos, con la intención de poner el arte –en tanto manifestación simbólica, materialización social, expresión cultural y testimonio histórico de la humanidad– en el centro del debate, sea cual sea la disciplina en cuestión. La tentativa es enfocar la atención en el arte para todo lo que se publique en la revista, con el fin de encauzarnos más que diversificarnos, concentrarnos más que ampliarnos.

Esta senda temática nos exige evitar, en la medida de lo posible, las fugas hacia otros campos ajenos al arte propiamente tal, en aras de consolidar la identidad que hace único y distintivo al Boletín en el escenario académico nacional e internacional. Proteger y potenciar esta línea de expresión propia es nuestro principal capital en la espesa jungla de revistas que hoy colma el ambiente del conocimiento científico y humanista, lo que sin duda alguna nos convierte en un atractivo destino de publicación entre quienes se especializan, trabajan o se interesan en este particular campo del saber. La idea es que el Boletín devenga, aún con más fuerza que en la actualidad, en un referente mundial en la discusión sobre el arte precolombino y sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, no solo en Chile y el Cono Sur, sino también en el resto del planeta y entre distintas disciplinas afines a las humanidades, la cultura visual y las ciencias sociales. Es un proyecto ambicioso, no cabe duda, pues, por un lado, precisa un diálogo transdisciplinario que haga convivir conceptos, metodologías y herramientas de diversas disciplinas y escuelas de pensamiento, y por otro, nos exige ser capaces de seleccionar muy bien los textos que se editan y publican, en función de la línea temática que buscamos resguardar, privilegiando la calidad, la pertinencia y la vanguardia, ante la cantidad.

Otro de los aspectos que esperamos fomentar es la internacionalización de la revista, dado que hasta ahora, si bien constituye un espacio en el que colaboran personas de varios países, lo cierto es que se restringe principalmente al Cono Sur americano, en específico a Chile y Argentina. Nuestro proyecto pretende convocar a especialistas del resto del continente y de otras latitudes, para enriquecer así su labor, equilibrando la balanza territorial hacia otros pueblos, expresiones y culturas. Se trata de una apertura fundamental si queremos exponer el arte precolombino del continente sin considerar las fronteras que en la actualidad lo dividen, como lo fue el arte panamericano que sirvió de estímulo y guía a Sergio Larrain García-Moreno para fundar, hace cuatro décadas, el Museo Chileno de Arte Precolombino. Un proyecto de expansión así, implica tomar ciertas decisiones editoriales, entre estas, hacer crecer y diversificar nuestros Comité y Consejo Editoriales, tanto en la cantidad de personas que los componen como en su procedencia, raíces, escuelas y disciplinas que representan. También exige seguir abriéndonos a recibir contribuciones escritas íntegramente en otros idiomas, comenzando con el inglés, seguido en el corto y mediano plazo por otras lenguas. Todos estos esfuerzos tienen como finalidad última expandir la escena y la red en la que se desenvuelve el Boletín.

Lograr este propósito es para nosotros prioritario y requiere potenciar y formalizar el Acceso Abierto de la revista. En esta línea, y tras un arduo trabajo, hemos logrado ingresar desde este año al Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino en el DOAJ (Directory of Open Access Journals), el directorio de revistas de acceso abierto más importante del mundo. Nuestro objetivo es que el Boletín devenga, aún con más fuerza y protagonismo, en un aparato y en un capital público del conocimiento sobre el arte precolombino, abierto a quien lo desee, sin límites ni fronteras, pero también, y casi tan importante como lo anterior, sin fines de lucro ni intereses políticos cruzados, que perturben su compromiso con los pueblos, los procesos actuales, las identidades y la historia del mundo americano.

La mayor parte de estos proyectos no se han materializado de manera íntegra al publicar el presente número. Se trata de un volumen de transición, incluso podría decirse que de herencia o legado, pues la mayor parte de los artículos que contiene llegaron e ingresaron al proceso de publicación en el anterior ciclo editorial, presidido aún por José Berenguer. Por eso, aunque haya renunciado hace algunos meses, este número sigue teniendo su impronta y es resultado del enorme trabajo que realizó por décadas y hasta el último minuto en que ocupó el cargo en la revista. De ahí, nuestro más sincero reconocimiento a su labor y esfuerzo, del cual somos herederos. Esperamos que, con otros aires y desafíos en mente, con proyectos vivos y calientes, sepamos guiar las transformaciones futuras de la revista en el marco de los nuevos tiempos que vivimos, los que, poca duda cabe, se mueven al ritmo de otras utopías y se estremecen sedientos de nuevas miradas.

Sin más preámbulos, dejamos a ustedes ocho artículos que hemos preparado para dar cuerpo a este primer número del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino del año 2022. Todos tienen en común el arte en tanto campo disciplinar, aunque cada cual lo aborda desde su propio estilo, tradición autoral y escuela de investigación. Algunos, como el de Vivian Scheinsohn y colaboradores/as, tienen una aproximación más bien metodológica. Otros se caracterizan por ser analíticos y descriptivos en torno a sus respectivos objetos de estudio, tal como ocurre en los textos de Salvador Arano y colabroradores/as, de Liliana Manzi y su equipo o el de Flavia Ottalagano y Daniel Loponte. Ciertos textos se distinguen por su acercamiento al campo del arte a través de la conjugación de distintas materialidades o expresiones. Es el caso de las contribuciones de Ángelo Alé y sus colegas, así como la del grupo liderado por Gisela Sario. Finalmente, presentamos también un par de publicaciones de carácter más interpretativo, como el que suscriben María Victoria Isasmendi y Sara López, o el escrito íntegramente en inglés por Zoltán Paulinyi. En conjunto, se trata de textos que, en su gran mayoría, refieren a realidades y casos de estudio de Argentina, además de algunos exponentes de Bolivia, Chile y México. El arte rupestre es protagonista, aunque destacan igualmente manifestaciones en cerámica, murales, metales y arquitectura.

Nuestro más sincero reconocimiento a las autoras y a los autores del presente número por su trabajo, confianza, tiempo y paciencia. También a aquellos y aquellas que por distintas razones no pudieron avanzar en el proceso editorial de la revista, a quienes instamos a continuar trabajando en sus propuestas, pues el Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, que nos pertenece a todos y todas, seguirá disponible para recibir nuevas versiones de sus textos en el futuro, con el objetivo de contribuir en el debate transdisciplinario sobre el arte precolombino en su larga duración y en toda la extensión del continente americano, considerando sus dimensiones simbólicas, sociales, culturales e históricas, entre tantas otras facetas de un campo fascinante y difícil de encasillar.